¿Por qué la OMS cree que el Gobierno debería financiar elementos como las gafas?
En su primer informe global sobre “tecnologías de asistencia”, la Organización Mundial de la Salud pide a los gobiernos que den prioridad a este tipo de elementos. Hoy hay mil millones de personas que no pueden acceder a ellos.
Neena Bhandari and Aleida Rueda - Scidev.Net
Casi mil millones de niños y adultos con discapacidades, así como personas mayores, no pueden acceder a las tecnologías de asistencia que necesitan, según un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que plantea la necesidad de mayor inversión para el acceso a estos productos vitales. (Lea Secuencian el 100 % del genoma del virus de la viruela del mono, ¿para qué sirve?)
El acceso a tecnologías de apoyo como gafas, audífonos, dispositivos de movilidad o comunicación no supera el 3 por ciento de la población que lo requiere en algunos países de ingresos bajos y medios, según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presentado hace poco. (Lea El 13% de las colombianas no puede comprar elementos para atender su menstruación)
Más de 3.500 millones de personas necesitarán uno o más productos de asistencia desde ahora hasta 2050 debido al envejecimiento de la población y al aumento en la incidencia de las enfermedades no transmisibles, advierte el informe. En la actualidad, la cifra es de 2.500 millones.
Este es el primer reporte mundial sobre la necesidad y el acceso a tecnologías de asistencia y pide a los gobiernos, la industria y la sociedad civil que financien y den prioridad al acceso a estos productos.
Diagnosticado con retinosis pigmentaria, Juventino Jiménez, indígena Ayuujk con discapacidad visual, dijo a SciDev.Net que durante toda su vida fue un reto acceder a las tecnologías de asistencia.
“Los maestros no estaban capacitados y mucho menos conocían el manejo de las herramientas tecnológicas de aquel entonces” (década de los 90), relata.
Con el tiempo y el desarrollo de nuevas tecnologías, tampoco le resultó sencillo acceder a dispositivos como “computadoras con software parlante, lupas electrónicas de mano o escritorio, que son pantallas que magnifican el texto para poder ser leído por personas con baja visión”.
La psicóloga, terapeuta y tanatóloga Gabriela Magallanes, quien trabaja en la Secretaría de Salud del Gobierno de México y quien también tiene discapacidad visual, explica que no son aparatos fáciles de conseguir.
“Al no ser tantos los usuarios que los consumimos son pocos los productos en el país y los precios aumentan; son aparatos [para asistir a personas con discapacidad visual] que te cuestan en dólares al tipo de cambio del día, con precios que varían de US$ 2.000 a 5.000″, refirió a SciDev.Net.
“No cualquiera tiene acceso. No cualquiera que tenga capacidad visual diferente. La situación de discriminación y de poco trabajo bien remunerado dificulta la posibilidad de vivir y abastecernos de estos implementos tecnológicos que nos sirvan de apoyo para ser más autónomos y autosuficientes”, aseveró Magallanes.
En el mundo hay 240 millones de niños que viven con una o más discapacidades, según UNICEF. En América Latina la cifra supera los 19 millones.
“Una de las mayores barreras para los niños con discapacidades es el estigma entre sus compañeros y los entornos escolares no inclusivos que les impiden acceder o utilizar tecnologías de asistencia”, declaró Rosangela Berman-Bieler, responsable de UNICEF en materia de discapacidad, en la sesión informativa virtual para los medios de comunicación (13 de mayo).
“Los niños que no pueden acceder a la tecnología tienen aún menos posibilidades de acceder a la atención sanitaria y a otros servicios sociales, lo que agrava aún más sus discapacidades y los excluye de participar en la vida cotidiana. Sus familias a menudo también se ven afectadas debido a la reducción de ingresos como consecuencia del aumento de las necesidades de cuidado”, añadió.
El informe señala que en los países en desarrollo las personas tienen que recorrer largas distancias para acceder a tecnologías de asistencia y el costo suele ser prohibitivo, lo que puede suponer una importante barrera de acceso. Alrededor de dos tercios de las personas que usan productos de asistencia declararon haberlos pagado de su propio bolsillo. Otros afirman que dependen de la familia y los amigos para cubrir sus necesidades financieras.
El informe pide a los gobiernos que incluyan las tecnologías de asistencia como parte de los paquetes de cobertura sanitaria universal y que empleen un enfoque centrado en las personas y basado en los derechos, implicando activamente a los usuarios en todos los aspectos de estas tecnologías.
“Negar a las personas el acceso a estas herramientas que cambian la vida no sólo es una violación de los derechos humanos, sino que es una miopía económica”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Exhortamos a todos los países a que financien y den prioridad al acceso a tecnologías de asistencia y den a todo el mundo la oportunidad de desarrollar su potencial”.
Lea las últimas noticias sobre salud en El Espectador.
Casi mil millones de niños y adultos con discapacidades, así como personas mayores, no pueden acceder a las tecnologías de asistencia que necesitan, según un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que plantea la necesidad de mayor inversión para el acceso a estos productos vitales. (Lea Secuencian el 100 % del genoma del virus de la viruela del mono, ¿para qué sirve?)
El acceso a tecnologías de apoyo como gafas, audífonos, dispositivos de movilidad o comunicación no supera el 3 por ciento de la población que lo requiere en algunos países de ingresos bajos y medios, según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presentado hace poco. (Lea El 13% de las colombianas no puede comprar elementos para atender su menstruación)
Más de 3.500 millones de personas necesitarán uno o más productos de asistencia desde ahora hasta 2050 debido al envejecimiento de la población y al aumento en la incidencia de las enfermedades no transmisibles, advierte el informe. En la actualidad, la cifra es de 2.500 millones.
Este es el primer reporte mundial sobre la necesidad y el acceso a tecnologías de asistencia y pide a los gobiernos, la industria y la sociedad civil que financien y den prioridad al acceso a estos productos.
Diagnosticado con retinosis pigmentaria, Juventino Jiménez, indígena Ayuujk con discapacidad visual, dijo a SciDev.Net que durante toda su vida fue un reto acceder a las tecnologías de asistencia.
“Los maestros no estaban capacitados y mucho menos conocían el manejo de las herramientas tecnológicas de aquel entonces” (década de los 90), relata.
Con el tiempo y el desarrollo de nuevas tecnologías, tampoco le resultó sencillo acceder a dispositivos como “computadoras con software parlante, lupas electrónicas de mano o escritorio, que son pantallas que magnifican el texto para poder ser leído por personas con baja visión”.
La psicóloga, terapeuta y tanatóloga Gabriela Magallanes, quien trabaja en la Secretaría de Salud del Gobierno de México y quien también tiene discapacidad visual, explica que no son aparatos fáciles de conseguir.
“Al no ser tantos los usuarios que los consumimos son pocos los productos en el país y los precios aumentan; son aparatos [para asistir a personas con discapacidad visual] que te cuestan en dólares al tipo de cambio del día, con precios que varían de US$ 2.000 a 5.000″, refirió a SciDev.Net.
“No cualquiera tiene acceso. No cualquiera que tenga capacidad visual diferente. La situación de discriminación y de poco trabajo bien remunerado dificulta la posibilidad de vivir y abastecernos de estos implementos tecnológicos que nos sirvan de apoyo para ser más autónomos y autosuficientes”, aseveró Magallanes.
En el mundo hay 240 millones de niños que viven con una o más discapacidades, según UNICEF. En América Latina la cifra supera los 19 millones.
“Una de las mayores barreras para los niños con discapacidades es el estigma entre sus compañeros y los entornos escolares no inclusivos que les impiden acceder o utilizar tecnologías de asistencia”, declaró Rosangela Berman-Bieler, responsable de UNICEF en materia de discapacidad, en la sesión informativa virtual para los medios de comunicación (13 de mayo).
“Los niños que no pueden acceder a la tecnología tienen aún menos posibilidades de acceder a la atención sanitaria y a otros servicios sociales, lo que agrava aún más sus discapacidades y los excluye de participar en la vida cotidiana. Sus familias a menudo también se ven afectadas debido a la reducción de ingresos como consecuencia del aumento de las necesidades de cuidado”, añadió.
El informe señala que en los países en desarrollo las personas tienen que recorrer largas distancias para acceder a tecnologías de asistencia y el costo suele ser prohibitivo, lo que puede suponer una importante barrera de acceso. Alrededor de dos tercios de las personas que usan productos de asistencia declararon haberlos pagado de su propio bolsillo. Otros afirman que dependen de la familia y los amigos para cubrir sus necesidades financieras.
El informe pide a los gobiernos que incluyan las tecnologías de asistencia como parte de los paquetes de cobertura sanitaria universal y que empleen un enfoque centrado en las personas y basado en los derechos, implicando activamente a los usuarios en todos los aspectos de estas tecnologías.
“Negar a las personas el acceso a estas herramientas que cambian la vida no sólo es una violación de los derechos humanos, sino que es una miopía económica”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Exhortamos a todos los países a que financien y den prioridad al acceso a tecnologías de asistencia y den a todo el mundo la oportunidad de desarrollar su potencial”.
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