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En 2020, según la Cuenta de Alto Costo, en Colombia había casi un millón de personas con enfermedad renal crónica en cualquiera de sus estadios. De estas, más de 34 mil están en un proceso de diálisis y menos del 10% (2.389) están en lista de espera para trasplante de riñón. “No todos los pacientes en diálisis son aptos para ser trasplantados, pero al menos un 50% sí debería estar en lista de espera. Lo más preocupante son esos 15 mil pacientes que no están en ella”, asegura Carlos Andrés Benavides, cirujano especialista en trasplante renal de LaCardio, en Bogotá.
Para los expertos existen tres razones principales que explican la situación de la donación y trasplante renal en el país. Como la falta de programas de prevención de enfermedades, la ineficiencia de algunas entidades de salud y la insuficiencia de donantes de riñón.
Para que se haga una idea de la magnitud de la enfermedad crónica renal, las personas en estado 5 o insuficiencia renal, que es la fase que provoca que los riñones pierdan la capacidad de eliminar los desechos y equilibrar fluidos, aportan cada año al sistema 5.804 nuevos casos. Estas cifras reflejan que cada vez hay más colombianos que padecen enfermedades crónicas con un mal manejo y pocos programas preventivos. (Lea: Mitos y dudas sobre la donación de órganos en el país resueltas por un experto)
Según el Instituto Nacional de Salud (INS), las aseguradoras y las pacientes no están realizando de manera oportuna y adecuada la Gestión de Riesgo, es decir no analizan, ni identifican factores que podrían incidir en la aparición de enfermedades de larga duración o crónicas. A lo anterior se suman los pocos programas de promoción y prevención de enfermedades en el país. La muestra es que una tercera parte de las personas con hipertensión arterial no conocen su diagnóstico y la otra tercera parte no está bien tratada, y por eso desarrolla fallas renales que terminan en la necesidad de una trasplante, explica INS a El Espectador.
También influye en este panorama la ineficiencia de algunas entidades de salud que no autorizan ni remiten a sus pacientes a las unidades de protocolo de trasplantes. Carlos Montero asegura que es una situación frecuente y que los responsables son las empresas de diálisis. “Su interés es que el paciente se dialice no que se trasplante”, explica el coordinador clínico del grupo de trasplantes de Colsánitas.
De hecho, entre menos tiempo permanezca en diálisis un paciente será mejor su sobrevida (el tiempo desde que se hace el diagnóstico y los tratamientos a los pacientes) y menos costos generará al sistema de salud. “Una operación de trasplante de riñón le cuesta al sistema lo mismo que 17 meses de diálisis”, dice Alejandro Niño Murcia, cirujano de Colombiana de Trasplantes.
Sin embargo, aumentar los pacientes en lista de espera y los trasplantes renales significa para las empresas de diálisis la reducción de 34 mil pacientes en sus servicios. (Lea: Colombia crea un observatorio para estudiar las desigualdades sociales en la salud)
De todas formas, pensar que la solución es trasplantar más riñones no es la más viable. Primero, los tiempos de espera para un paciente en lista pueden variar entre 5 a 4.874 días, es decir aproximadamente siete años. Además, en lo que más insisten los expertos es en la baja tasa de donantes en el país.
Por ejemplo, en Argentina, para 2019 había 20 donantes cadavéricos por millón de habitantes; en Colombia el porcentaje no llega ni a la mitad: 8,4 donantes por millón. Estas cifras disminuyeron por la pandemia del covid-19, que ralentizó todos los procesos de donación y obligó a muchas clínicas a suspender los trasplantes que no fueran urgentes. (Lea: La pandemia aumentó los casos de ansiedad y depresión en un 25%: OMS)
Ante estos casos, insiste Benavides, una respuesta efectiva y menos costosa son los programas de prevención. “El 27.18% de los pacientes con enfermedad renal crónica tienen asociado hipertensión arterial o diabetes, enfermedades que llevan a un daño renal si no se manejan en forma adecuada”, concluye.