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Es usual que, al viajar en avión, algunas personas experimenten dolor de oído. Unas pueden sentirlo mucho más fuerte que otras e incluso continuar con él durante semanas. ¿Por qué pasa esto? ¿Qué tan grave es y cómo puede prevenirse?
El doctor David Gudis, otorrinolaringólogo de del centro médico New York Presbyterian/Columbia, le dijo a The New York Times que los síntomas causados por los cambios rápidos en la altitud y la presión del aire al volar se llaman “oído de avión”. Gudis explicó que algunas personas pueden tener una leve sensación de oído tapado, mientras que otras pueden sentir un dolor intenso. En pocos casos, el tímpano se ve gravemente afectado. En la mayoría de las situaciones, el dolor se resuelve por sí solo, aunque puede resultar incómodo para quien lo experimenta, ya que puede durar segundos o días.
Pero, ¿por qué ocurre el dolor en primer lugar? Los cambios en la altitud y la presión al volar en avión afectan una estructura llamada trompa de Eustaquio, que conecta el oído medio con la garganta y la nariz, y se encarga de equilibrar la presión entre el oído y el ambiente.
Al ascender o descender en el vuelo, esta estructura puede tardar en adaptarse, lo que genera una diferencia de presión dentro del oído. Esto provoca dolor, la sensación de tener el oído tapado o dificultades temporales para escuchar bien. La doctora Esther Vivas, de la Universidad de Emory, lo resumió de manera sencilla a The New York Times: “Es como si tu oído no pudiera respirar bien”.
Si la presión no se regula, el tímpano puede estirarse y aumentar el malestar. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el problema se soluciona cuando el aire vuelve a pasar por la trompa de Eustaquio.
¿Cómo se puede prevenir el “oído de avión”?
Hay varias maneras de prevenir el dolor de oídos durante un vuelo. La primera es usar un spray descongestionante nasal entre 30 y 60 minutos antes de despegar. Además, los expertos sugieren complementar el medicamento con la maniobra de Valsalva durante el ascenso y descenso. Esta consiste en cerrar la boca, taparse la nariz y exhalar suavemente.
También existen métodos más simples, como masticar chicle, beber agua o bostezar durante los cambios de altitud para regular la presión interna. Pero, como advierte Vivas, si el malestar persiste o se repite en cada vuelo, es importante consultar a un especialista en oídos, nariz y garganta.