Preocupación global por riesgo de brotes de sarampión
La Organización Mundial de la Salud advierte que, tras la pandemia de COVID-19, se dejó de administrar una vacuna fundamental: la del sarampión.
En su libro En defensa de la ilustración, el popular divulgador Steven Pinker, mostraba un cuadro con los nombres de científicos asociados al mundo de la salud que han salvado más vidas. Entre ellos estaba quien hizo posible la vacuna del sarampión: John Enders. Ha salvado más de 120 millones de vidas, apuntaba Pinker (Lea La vacuna de los chinos es mala otros mitos sobre Sinovac)
Aunque en los últimos años esa enfermedad dejó de estar en los primeros lugares de preocupación de los salubristas, el panorama está empezando a cambiar. El riesgo de que haya nuevos brotes tiene en alerta a las autoridades de salud. Al parecer, la pandemia de COVID-19 hizo que millones de niños no recibieran su esquema de vacunación.
Así lo advirtió en un informe la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control de Enfermedades de EE. UU. y Prevención. Como lo reporta The BMJ, el año pasado unos 22,3 millones de niños no recibieron su primera dosis de la vacuna contra el sarampión, es decir tres millones más que en 2019.
Es una cifra muy preocupante: es mayor aumento en el número de niños no vacunados desde 2000. Es posible que los próximos años los sistemas de salud tengan que enfrentar enormes desafíos. Por el momento, las medidas de bioseguridad que han implementado los Gobiernos para reducir la transmisión del COVID-19 parece que están ayudando a detener la propagación del sarampión.
“La evidencia sugiere que probablemente veamos la calma antes de la tormenta, ya que el riesgo de brotes sigue aumentando en todo el mundo”, le dijo a The BMJ Kate O’Brien, directora del departamento de inmunización, vacunas y productos biológicos de la OMS. “Es fundamental que los países se vacunen lo más rápido posible contra el COVID-19, pero esto requiere nuevos recursos para que no se produzca a costa de los programas de inmunización esenciales. Se debe proteger y fortalecer la inmunización de rutina; de lo contrario, corremos el riesgo de cambiar una enfermedad mortal por otra “.
“Incluso antes de la pandemia, veíamos cómo pequeños focos de baja cobertura de vacunación contra el sarampión podrían impulsar brotes sin precedentes, incluso en países donde la enfermedad se había considerado erradicada. Y ahora COVID-19 está creando brechas cada vez mayores en la cobertura a un ritmo que no habíamos visto en décadas”, le aseguró, por su parte, Ephrem Tekle Lemango, por director asociado de inmunización en Unicef.
De acuerdo con el documento, la situación es más grave en los países de bajos y medianos ingresos. Allí hay más niños que dejaron de recibir su vacuna contra el sarampión. Preocupan los casos de Nigeria, India, República Democrática del Congo, Etiopía, Indonesia, Pakistán, Angola.
En la otra cara de la moneda, los países de más altos ingresos han logrado mantener la vacunación a un buen ritmo. En Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo, “la cobertura de la primera dosis aumentó entre 2019 y 2020 del 91% al 91,08% y del 90,4% al 90,7%”.
Como dijo Ephrem Tekle Lemango, “si no actuamos, las brechas se convertirán en brotes y muchos niños estarán expuestos a una enfermedad prevenible pero potencialmente mortal”.
En su libro En defensa de la ilustración, el popular divulgador Steven Pinker, mostraba un cuadro con los nombres de científicos asociados al mundo de la salud que han salvado más vidas. Entre ellos estaba quien hizo posible la vacuna del sarampión: John Enders. Ha salvado más de 120 millones de vidas, apuntaba Pinker (Lea La vacuna de los chinos es mala otros mitos sobre Sinovac)
Aunque en los últimos años esa enfermedad dejó de estar en los primeros lugares de preocupación de los salubristas, el panorama está empezando a cambiar. El riesgo de que haya nuevos brotes tiene en alerta a las autoridades de salud. Al parecer, la pandemia de COVID-19 hizo que millones de niños no recibieran su esquema de vacunación.
Así lo advirtió en un informe la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control de Enfermedades de EE. UU. y Prevención. Como lo reporta The BMJ, el año pasado unos 22,3 millones de niños no recibieron su primera dosis de la vacuna contra el sarampión, es decir tres millones más que en 2019.
Es una cifra muy preocupante: es mayor aumento en el número de niños no vacunados desde 2000. Es posible que los próximos años los sistemas de salud tengan que enfrentar enormes desafíos. Por el momento, las medidas de bioseguridad que han implementado los Gobiernos para reducir la transmisión del COVID-19 parece que están ayudando a detener la propagación del sarampión.
“La evidencia sugiere que probablemente veamos la calma antes de la tormenta, ya que el riesgo de brotes sigue aumentando en todo el mundo”, le dijo a The BMJ Kate O’Brien, directora del departamento de inmunización, vacunas y productos biológicos de la OMS. “Es fundamental que los países se vacunen lo más rápido posible contra el COVID-19, pero esto requiere nuevos recursos para que no se produzca a costa de los programas de inmunización esenciales. Se debe proteger y fortalecer la inmunización de rutina; de lo contrario, corremos el riesgo de cambiar una enfermedad mortal por otra “.
“Incluso antes de la pandemia, veíamos cómo pequeños focos de baja cobertura de vacunación contra el sarampión podrían impulsar brotes sin precedentes, incluso en países donde la enfermedad se había considerado erradicada. Y ahora COVID-19 está creando brechas cada vez mayores en la cobertura a un ritmo que no habíamos visto en décadas”, le aseguró, por su parte, Ephrem Tekle Lemango, por director asociado de inmunización en Unicef.
De acuerdo con el documento, la situación es más grave en los países de bajos y medianos ingresos. Allí hay más niños que dejaron de recibir su vacuna contra el sarampión. Preocupan los casos de Nigeria, India, República Democrática del Congo, Etiopía, Indonesia, Pakistán, Angola.
En la otra cara de la moneda, los países de más altos ingresos han logrado mantener la vacunación a un buen ritmo. En Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo, “la cobertura de la primera dosis aumentó entre 2019 y 2020 del 91% al 91,08% y del 90,4% al 90,7%”.
Como dijo Ephrem Tekle Lemango, “si no actuamos, las brechas se convertirán en brotes y muchos niños estarán expuestos a una enfermedad prevenible pero potencialmente mortal”.