Prestar atención se está volviendo misión imposible
Científicos europeos y norteamericanos aseguran que leer en internet de forma rápida y superficial está cambiando por completo la manera en que funcionan nuestras mentes.
Redacción Vivir
Los mensajes y notificaciones de redes sociales han hecho casi imposible llegar a un estado de concentración profunda a la hora de estudiar o leer.
Según científicos e investigadores de todo el mundo, estas distracciones han hecho que nuestra manera de leer hoy en día sea diferente, nuestro cerebro esté formado de una manera distinta y por eso, aseguran, se trata de un momento histórico, comparable con la invención de la imprenta o el desarrollo de la escritura, asegura El País de España.
Para la profesora Anne Mangen, del Centro para la Investigación y la Educación Lectora de la Universidad de Stavanger (Noruega), se trata de una situación en la que lograr una lectura profunda es más complicado pues al hacerlo en pantallas se corre el riesgo de estar tentados por las redes sociales, correo electrónicos, anuncios publicitarios o del sistema, que terminan compitiendo por la atención del lector.
En la Universidad de Tufs (Estados Unidos), por otra parte, trabaja la neurocientífica cognitiva Maryanne Wolf quien se ha convertido en un referente sobre el tema por sus investigaciones que, entre otras cosas, muestran que los jóvenes cambian de atención unas 20 veces por hora. Wolf le dijo a la periodista de El País, Ana Carbajosa, que nuestra capacidad de concentración ha disminuido mucho y que es importante ser conscientes de que estamos atravesando un cambio muy profundo.
Uno de los experimentos dirigidos por la catedrática Mangen, en el que participaron adultos canadienses, muestra las diferencias que existen entre leer en papel y en una pantalla. A los participantes se les entregó un relato triste: quienes tuvieron una copia física de la historia mostraron mayor empatía que los que lo leyeron en una tableta.
Junto a estas diferencias, lo encontrado por la Universidad de Haifa (Israel) es similar pues según sus investigaciones, los alumnos que utilizan la pantalla estudian menos que los que hacen lo mismo pero en textos de papel pues, según los estudiosos, leer en una pantalla genera una sensación de falso aprendizaje y es mucho más fácil caer en una distracción.
Es precisamente Wolf quien se ha atrevido a comparar este cambio en la lectura con el que ocurrió en la antigua Grecia cuando se dio la transición de la cultura oral a una basada en la escritura.
“Sócrates, gran defensor de la cultura oral, protestó contra la cultura escrita, porque pensaba que era el único proceso intelectual capaz de probar, analizar e interiorizar conocimientos y de conducir a los jóvenes a la sabiduría y la virtud”, explica Carbajosa en un artículo en donde recopiló las investigaciones científicas más importantes de los últimos años sobre este tema.
Ante el cambio, psicólogos y neurólogos han dedicado investigaciones para analizar los efectos de esta nueva manera de leer. Según el estudio que presentó David Nicholas en 2010 en la University College London (Inglaterra), y que puso a hablar a todo el mundo de lo que hoy se conoce como ‘la generación Google’, las personas nacidas a partir de 1993 no son capaces de analizar información compleja y tienen una predisposición a leer rápido y de manera superficial.
Con esta lectura interrumpida y sin cuidado, corremos el riesgo, según el profesor de psicología de la información de la Universidad de Austin (Estados Unidos), Andrew Dillon, de quedar atontados con la información que leemos saltando de un vínculo a otro. Asegura, además, que la manera de evitar llegar a este estado es dándole a la mente la oportunidad de manejar ideas más profundas y complejas. Por eso recomiendan que, a la hora de leer o trabajar, lo ideal sería dejar los dispositivos móviles lejos del alcance de su usuario o apagarlos.
Por otra parte, Antonio Basanta, director de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en España, explica que si bien hay lugares en donde este fenómeno no ha sido ampliamente estudiado pues la expansión de la vida digital ha sido más lenta que en países anglosajones, el futuro es bastante optimista.
“La televisión y la radio también iban a ser una catástrofe. Nunca se ha leído tanto ni ha habido tanta información disponible. Si se maneja bien, puede ser algo extraordinariamente positivo”, le explicó el español a la periodista de El País, quien además sostiene que es el sistema educativo el encargado de darle un vuelco a esta situación, mediante la enseñanza de herramientas y estratégicas que sirvan para aprovecharla.
Los mensajes y notificaciones de redes sociales han hecho casi imposible llegar a un estado de concentración profunda a la hora de estudiar o leer.
Según científicos e investigadores de todo el mundo, estas distracciones han hecho que nuestra manera de leer hoy en día sea diferente, nuestro cerebro esté formado de una manera distinta y por eso, aseguran, se trata de un momento histórico, comparable con la invención de la imprenta o el desarrollo de la escritura, asegura El País de España.
Para la profesora Anne Mangen, del Centro para la Investigación y la Educación Lectora de la Universidad de Stavanger (Noruega), se trata de una situación en la que lograr una lectura profunda es más complicado pues al hacerlo en pantallas se corre el riesgo de estar tentados por las redes sociales, correo electrónicos, anuncios publicitarios o del sistema, que terminan compitiendo por la atención del lector.
En la Universidad de Tufs (Estados Unidos), por otra parte, trabaja la neurocientífica cognitiva Maryanne Wolf quien se ha convertido en un referente sobre el tema por sus investigaciones que, entre otras cosas, muestran que los jóvenes cambian de atención unas 20 veces por hora. Wolf le dijo a la periodista de El País, Ana Carbajosa, que nuestra capacidad de concentración ha disminuido mucho y que es importante ser conscientes de que estamos atravesando un cambio muy profundo.
Uno de los experimentos dirigidos por la catedrática Mangen, en el que participaron adultos canadienses, muestra las diferencias que existen entre leer en papel y en una pantalla. A los participantes se les entregó un relato triste: quienes tuvieron una copia física de la historia mostraron mayor empatía que los que lo leyeron en una tableta.
Junto a estas diferencias, lo encontrado por la Universidad de Haifa (Israel) es similar pues según sus investigaciones, los alumnos que utilizan la pantalla estudian menos que los que hacen lo mismo pero en textos de papel pues, según los estudiosos, leer en una pantalla genera una sensación de falso aprendizaje y es mucho más fácil caer en una distracción.
Es precisamente Wolf quien se ha atrevido a comparar este cambio en la lectura con el que ocurrió en la antigua Grecia cuando se dio la transición de la cultura oral a una basada en la escritura.
“Sócrates, gran defensor de la cultura oral, protestó contra la cultura escrita, porque pensaba que era el único proceso intelectual capaz de probar, analizar e interiorizar conocimientos y de conducir a los jóvenes a la sabiduría y la virtud”, explica Carbajosa en un artículo en donde recopiló las investigaciones científicas más importantes de los últimos años sobre este tema.
Ante el cambio, psicólogos y neurólogos han dedicado investigaciones para analizar los efectos de esta nueva manera de leer. Según el estudio que presentó David Nicholas en 2010 en la University College London (Inglaterra), y que puso a hablar a todo el mundo de lo que hoy se conoce como ‘la generación Google’, las personas nacidas a partir de 1993 no son capaces de analizar información compleja y tienen una predisposición a leer rápido y de manera superficial.
Con esta lectura interrumpida y sin cuidado, corremos el riesgo, según el profesor de psicología de la información de la Universidad de Austin (Estados Unidos), Andrew Dillon, de quedar atontados con la información que leemos saltando de un vínculo a otro. Asegura, además, que la manera de evitar llegar a este estado es dándole a la mente la oportunidad de manejar ideas más profundas y complejas. Por eso recomiendan que, a la hora de leer o trabajar, lo ideal sería dejar los dispositivos móviles lejos del alcance de su usuario o apagarlos.
Por otra parte, Antonio Basanta, director de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en España, explica que si bien hay lugares en donde este fenómeno no ha sido ampliamente estudiado pues la expansión de la vida digital ha sido más lenta que en países anglosajones, el futuro es bastante optimista.
“La televisión y la radio también iban a ser una catástrofe. Nunca se ha leído tanto ni ha habido tanta información disponible. Si se maneja bien, puede ser algo extraordinariamente positivo”, le explicó el español a la periodista de El País, quien además sostiene que es el sistema educativo el encargado de darle un vuelco a esta situación, mediante la enseñanza de herramientas y estratégicas que sirvan para aprovecharla.