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Publican pistas sobre la seguridad de las vacunas en embarazadas

Un estudio preliminar realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. dio los primeros indicios sobre la seguridad de las vacunas de Pfizer y Moderna. Los datos preliminares arrojaron buenas noticias.

22 de abril de 2021 - 04:36 p. m.
Embarazo o estoy gorda. Obesidad. Embarazo
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Las vacunas de ARN mensajero (ARNm) son un tipo de vacuna que protegen contra enfermedades infecciosas. Para despertar la respuesta inmunitaria, el sistema de muchas vacunas consiste en inyectar el germen atenuado o inactivado en nuestros organismos. No es el caso de las vacunas de ARNm. En lugar de ello, estas vacunas enseñan a nuestras células a producir una proteína, o incluso una porción de una proteína, que desencadena una respuesta inmunitaria dentro de nuestro organismo. Esa respuesta inmunitaria, que produce anticuerpos, es la que nos protege de infecciones si el virus real ingresa a nuestros organismos. (Lea La farmacéutica Pfizer anunció que no venderá sus vacunas a privados en el país)

Algunas de las vacunas que se han desarrollado contra el coronavirus usan esta metodología, y algunas personas embarazadas (mujeres y personas trans con útero) están siendo vacunadas en los Estados Unidos (como la de PfizerBionTech y Moderna).

Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el riesgo general de COVID-19 para las mujeres embarazadas es bajo. Sin embargo, el embarazo aumenta el riesgo de enfermedad grave y muerte con COVID-19. Las mujeres embarazadas que tienen COVID-19 parecen tener más probabilidades de desarrollar complicaciones respiratorias que requieren cuidados intensivos que las mujeres que no están embarazadas. También es más probable que las mujeres embarazadas se coloquen en un ventilador.

“Además, las mujeres embarazadas que son negras o hispanas parecen verse afectadas de manera desproporcionada por la infección por el virus COVID-19. Las mujeres embarazadas que tienen afecciones médicas subyacentes, como diabetes, también pueden tener un riesgo aún mayor de sufrir una enfermedad grave debido al COVID-19. Algunas investigaciones sugieren que las mujeres embarazadas con COVID-19 también tienen más probabilidades de tener un parto prematuro y un parto por cesárea, y es más probable que sus bebés sean ingresados en una unidad neonatal”, escribe el CDC.

Por estas razones es que, desde que se lanzaron las primeras vacunas contra el COVID-19, todos estaban esperando datos sobre la seguridad de las vacunas en embarazadas. Se trata de un grupo que, por obvias razones, no había sido incluida en los ensayos clínicos. Sin embargo, acaban de ser publicados en The New England Journal of Medicine las primeras pistas sobre qué efecto tienen los biológicos en esta población.

La investigación, conducida por el Centro para la Prevención y desarrollo de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) y su división de vacunas seguras para embarazadas, recoge datos del sistema de vigilancia “v-safe after vacunation health checker”, en el que los pacientes utilizan una aplicación de su celular para completar encuestas sobre salud o sobre cualquier efecto secundario que experimenten luego de recibir la vacuna. En total, en el estudio participaron 35,691 personas de 16 a 54 años de edad que dijeron haber estado embarazadas mientras recibieron la vacuna.

Como señalan los autores en el artículo, los efectos adversos que registraron las participantes vacunadas fueron similares a los que han mostrado estudios realizados en mujeres embarazadas antes de la pandemia.

En otras palabras, como le dijo a The New York Times Michal Elovitz, especialista en medicina materno-fetal de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), este estudio lanza un mensaje tranquilizador sobre las vacunas contra el COVID-19 en embarazadas.

“Muchas personas embarazadas están recibiendo la vacuna y no hay un aumento significativo en los efectos adversos del embarazo en este momento. Los perfiles de efectos secundarios son muy similares a los de las personas no embarazadas. Esto es muy reconfortante”, señaló al diario estadounidense Stephanie Gaw, especialista en medicina materno-fetal de la Universidad de California en San Francisco.

En términos un poco más detallados, entre 3958 participantes inscritas en el registro de embarazos, 827 tuvieron un embarazo completo, de los cuales 712 (86,1%) resultaron en un nacimiento vivo y solo 115 (13,9%) resultaron en una pérdida de embarazo, una tasa que coincide con la presentada entre las mujeres embarazadas antes de la pandemia.

Frente a los efectos adversos leves, las personas embarazadas informaron con más frecuencia dolor en el lugar de la inyección que las no embarazadas, pero también informaron con menos frecuencia dolor de cabeza, mialgia, escalofríos y fiebre.

Aunque los resultados de este estudio son buenas noticias, los autores son claros en señalar que se requiere hacer un seguimiento a un número mayor de participantes y evaluar más a fondo la vacunación en embarazadas e, incluso, después del período de concepción.

*Nota aclaratoria: el artículo original tenía algunos datos que fueron interpretados de manera equivocada. Ofrecemos excusas.

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