¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos y por qué le preocupa tanto a la OMS?
La Organización Mundial de la Salud ha hecho varios llamados de alerta a los países para construir planes de respuesta a este fenómeno, pero al parecer, y según un nuevo estudio publicado en The Lancet, esos planes están siendo insuficientes para responder al reto. ¿Cómo está América Latina en el tema?
La Organización Mundial de la Salud y las agencias sanitarias de todo el mundo están alertando hace unos años sobre un grave riesgo que enfrenta la salud pública internacional: la resistencia a los antimicrobianos. Pero primero, ¿qué significa eso? La OMS señala que se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos cambian a lo largo del tiempo y dejan de responder a los medicamentos, lo que dificulta el tratamiento de infecciones y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, enfermedades graves y muerte.
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La Organización Mundial de la Salud y las agencias sanitarias de todo el mundo están alertando hace unos años sobre un grave riesgo que enfrenta la salud pública internacional: la resistencia a los antimicrobianos. Pero primero, ¿qué significa eso? La OMS señala que se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos cambian a lo largo del tiempo y dejan de responder a los medicamentos, lo que dificulta el tratamiento de infecciones y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, enfermedades graves y muerte.
Los antimicrobianos, incluidos los antibióticos, antivirales, antifúngicos y antiparasitarios, son medicamentos utilizados para prevenir y tratar infecciones en seres humanos, animales y plantas. Los esfuerzos de los científicos han consistido en intentar saber, primero, la magnitud de los efectos económicos y de salud de la resistencia a los antimicrobianos y entender si la respuesta del mundo está siendo la apropiada. Un nuevo estudio publicado recientemente en The Lancet sugiere que la respuesta es no, no está siendo suficiente.
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Las estimaciones del Institute for Health Metrics and Evaluation muestran que 1,27 millones de muertes fueron directamente atribuibles a infecciones resistentes a los medicamentos en 2019, con las tasas de mortalidad más altas en el África subsahariana y el sur de Asia. Incluso siendo optimista, el costo de una respuesta internacional a la resistencia a los antimicrobianos podría resultar en una pérdida anual en la economía del 1,1 % del producto interno bruto para 2050,. El costo de no hacer nada sería de 3,8 %.
A pesar de que la 68.ª Asamblea Mundial de la Salud aprobó el Plan de acción mundial (GAP) sobre la resistencia a los antimicrobianos en 2015 y definió cinco objetivos (mejorar la conciencia a través de la educación y la capacitación, aumentar la inteligencia a través de la vigilancia y la investigación, prevenir infecciones y mejorar saneamiento, optimizar el uso de antimicrobianos y desarrollar el caso económico para la inversión sostenible), los investigadores señalan en The Lancet hay una ausencia de investigación que evalúe el contenido detallados de los planes de acción nacionales (PAN) en los países.
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Para intentar llenar ese vacío, los investigadores analizan los datos de dichos planes en 114 países. Su análisis sugiere que podrían no estar acorde con la escala y la gravedad de la resistencia a los antimicrobianos. Los científicos encuentran que la situación es especialmente preocupante en los países de ingresos bajos y medianos, donde dichos planes menudo carecen de financiación nacional sostenible para su puesta en marcha. y, en cambio, depende de fondos de donantes extranjeros y filantropías con términos específicos.
Los 114 planes de acción se evaluaron en función de 54 elementos, como educación, administración y rendición de cuentas, y a cada uno se le otorgó una puntuación de 0 a 100 (siendo 100 la puntuación que representa una mejor preparación). Las puntuaciones diferían según los espectros geográficos y económicos, desde 85 en Noruega hasta 28 en los Estados Federados de Micronesia, y entre dominios que son crucialmente relevantes para la resistencia a los antimicrobianos y la gobernanza mundial de la salud.
En América Latina se evaluaron países como Perú (61 puntos), México (55), Chile (46) y Brasil (45). El estudio encontró que muchos países no proporcionaron información que evidencie las actividades implementadas de sus planes. De los 114 países analizados, solo 27 tenían al menos un informe de progreso disponible públicamente y, de esos, 17 tenían múltiples informes de progreso que se publicaban a intervalos regulares. Los científicos señalan que la implementación y evaluación de las actividades requieren una financiación sostenible en el tiempo, algo que es posible que los países de bajos y medianos ingresos no logren.
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