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¿Qué pasaría si se suspenden las patentes de las vacunas contra el COVID-19?

Varios países de ingresos medios y bajos se verían beneficiados dado que podrían producir versiones locales de las vacunas, u otros países podrían facilitar su producción, sin embargo, algunos dicen que el acceso a las patentes de las vacunas contra el COVID-19 no es lo mismo que el acceso a las vacunas.

07 de mayo de 2021 - 05:13 p. m.
Una mujer es vacunada a orillas del Río Negro, en Brasil. 10 potencias del mundo se quedaron con el 80% de las vacunas y a 130 países están quedados en vacunación. (MICHAEL DANTAS / AFP)
Una mujer es vacunada a orillas del Río Negro, en Brasil. 10 potencias del mundo se quedaron con el 80% de las vacunas y a 130 países están quedados en vacunación. (MICHAEL DANTAS / AFP)
Foto: AFP - MICHAEL DANTAS
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Esta semana, la administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, informó que apoyará una suspensión temporal de patentes para facilitar la fabricación y distribución de vacunas en todo el mundo.

“Aunque los derechos de propiedad intelectual para las empresas son importantes, Washington apoya la exención de esas protecciones para las vacunas para el covid-19”, dijo la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, en un comunicado. “Se trata de una crisis sanitaria mundial y las circunstancias extraordinarias de la pandemia de covid-19 exigen medidas extraordinarias”, agregó.

NBC señaló que la primera consecuencia de este anuncio fue un desplome en las acciones de compañías farmacéuticas productoras de vacunas. Las acciones de Moderna, BioNTech y Pfizer, cayeron drásticamente después de que se conocieron por primera vez las noticias de las posibles exenciones. Pfizer cerró su jornada de negociación plana, mientras que Moderna perdió un 6,1%; Johnson & Johnson perdió un modesto 0,4%. (Biden apoya la suspensión temporal de patentes de vacunas anticovid, ¿qué significa?)

Los embajadores de los países de la Organización Mundial del Comercio planean el miércoles discutir las reglas comerciales que protegen el conocimiento tecnológico detrás de las vacunas COVID-19 en medio de la creciente presión sobre las naciones ricas para que las relajen como una forma de ayudar a los países en desarrollo a combatir la pandemia.

El Consejo General de la OMC estaba adoptando una exención temporal para las protecciones de propiedad intelectual que Sudáfrica e India propusieron por primera vez en octubre. La idea ha ganado apoyo en el mundo en desarrollo y entre algunos legisladores progresistas en Occidente.

Los autores de la propuesta, que se ha enfrentado a la resistencia de muchos países con industrias farmacéuticas influyentes, la han estado revisando con la esperanza de hacerla más aceptable. Por ejemplo, India y Sudáfrica exigen la liberación temporal de las patentes de vacunas para poder acelerar la producción, pero algunos países están en contra, incluido Francia, que aboga más bien por donaciones a las naciones más desfavorecidas.

Hay algunas preguntas por responder. Por ejemplo estas que plantea el New York Times: ¿Cuánto tiempo tardarán las plantas de los productores de genéricos en ponerse en funcionamiento? ¿Y las vacunas actuales serían irrelevantes en ese momento, si las nuevas variantes resultan resistentes a las vacunas existentes? ¿Qué tan difícil será hacer las vacunas?¿Disuadirá esto a las empresas de fabricar vacunas de próxima generación?

Para empezar, como explicó Diana Guarnizo en una columna publicada en este diario, “no es un secreto que el 83% de las vacunas se han repartido en países ricos y de ingreso medio-alto, mientras que apenas el 0,3% han sido usadas en los países más pobres y que algunos países ni siquiera han puesto el primer pinchazo. Aunque algunos alegan que el problema es de escasez, varias organizaciones han señalado que dicha escasez es artificial, originada en las distintas barreras legales, de recursos y tecnología que impiden aumentar la producción mundial”. (En contexto: Patentes, vacunas y liderazgo: el cambio de juego)

Por otro lado, el anuncio de Estados Unidos solo dice que apoyará la iniciativa de liberación temporal de patentes pero no ahonda en el cómo, muy importante si tenemos en cuenta que para que un país como India o Sudáfrica produzca vacunas tiene que tener la tecnología y el conocimiento. Pfizer, por ejemplo, dice que su tratamiento utiliza 280 componentes de 86 proveedores y equipos de fabricación altamente especializados.

“Las demandas de divulgación de información de patentes relacionadas con las vacunas no aumentarían el suministro en una sola dosis a corto plazo porque pasan por alto la complejidad de la fabricación de vacunas e ignoran hasta qué punto los fabricantes de vacunas, las empresas farmacéuticas y las naciones en desarrollo ya cooperan para aumentar las capacidades de vacunación “, dijo Thomas Cueni, director general de IFPMA, a DW. “La euforia por el desarrollo de vacunas altamente efectivas ha creado de alguna manera la impresión de que una vez que se ha desarrollado una vacuna, mil millones de dosis pueden salir de las fábricas con solo presionar un botón. Creo que debemos ser conscientes de lo complejo que es y la fabricación de vacunas es difícil”, dijo.

En otras palabras, el acceso a las patentes de las vacunas contra el COVID-19 no es lo mismo que el acceso a las vacunas. ¿Cómo hacer real esta propuesta? En un análisis del periodista de El País, Jorge Galindo, plantea varios caminos y preguntas sobre las patentes.

El primero es que, si el llamado a la solidaridad no funciona, se puede acudir al libre mercado para suspenderlas temporalmente. “Las organizaciones internacionales como el G-20, la OMS y la UE podrían dedicar sus esfuerzos a reunir fondos de los distintos gobiernos para comprar derechos de patentes y licencias para utilizar los inventos relacionados con el COVID-19, lo que los convertiría en bienes públicos universales”, dice el experto Elias Mossialos.

La segunda opción es la que proponen India, Sudáfrica, la MSF y la OMS para una “exención” de patentes, pero hay inconvenvientes como traducir esas exenciones a las reglas jurídicas de cada país; revisar los requisitos de seguridad y eficacia de cada país, (un trabajo titánico que en Colombia asumiría el Invima); revisar si en los países hay equivalentes en producción con los que se pueda trabajar y el punto más álgido, abrir la tecnología mRNA (que es la base de algunas vacunas como la de Pfizer y Moderna) al mundo.

“Hemos vivido una carrera de velocidad para desarrollar vacunas inmediatas. Tenemos 14 siendo aplicadas en el mundo, lo cual de por sí es bastante impresionante. Pero también tenemos un virus que parece ser bueno mutando, y nosotros le estamos dejando espacio. La estrategia lógica es utilizar las herramientas que ya tenemos para reducir esta probabilidad mientras mejoramos nuestras futuras defensas”, dice Galindo.

El pasado lunes 3 de mayo, Dejusticia y el Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder le presentó un derecho de petición al Gobierno del Presidente Duque para que apoye la petición realizada por India y Suráfrica y para que, en caso de no hacerlo, explique públicamente su negativa. Aún el gobierno colombiano no se ha pronunciado al respecto.

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Hernando(24765)07 de mayo de 2021 - 06:48 p. m.
Sería desastroso para la economía mundial (las farmacéuticas) porque perdería eficacia (no rentaría), los gobiernos pobres o tercermundistas como Colombia perderían la oportunidad de chanchullar (robar), y a los pobres no nos parecería bien porque entonces, no se puede embargar el país sin movimiento de divisas. Sería un descalabro económico como la reforma a la salud.
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