¿Qué relación tiene la salud mental con el cambio climático?
La Organización Mundial de la Salud llama a los países a que incluyan el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática, y da ejemplos de unos cuantos países que lo han incorporado eficazmente.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental y el cambio climático tienen interconexiones entre sí que no solo necesitan ser estudiadas y miradas con atención, sino que incluso requieren medidas urgentes e inmediatas. Así lo concluye el organismo en un informe publicado recientemente y titulado “Salud mental y cambio climático: resumen de políticas”. En él, la organización describe una serie de impactos que, dice, deben ser tenidos en cuenta por los Estados.
“Las personas y las comunidades pueden experimentar muchas emociones intensas frente a un clima cambiante, que incluyen tristeza, miedo, desesperación, impotencia y dolor”, explica la OMS. Entre algunos de los conceptos que se han ido creando para intentar explicar esto están “solastalgia”, “angustia ambiental” o “duelo ecológico”. “Muchas de estas reacciones pueden representar respuestas comprensibles y congruentes con la magnitud de la crisis que enfrenta el mundo”, dice el organismo.
Son varios los casos de impacto en la salud mental que la OMS describe. Uno de ellos, por ejemplo, es el aumento del estrés y la angustia. Esto, a su vez, dice la entidad de salud, puede resultar en respuestas más bajas del sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a la contaminación del aire y a las enfermedades transmitidas por el agua. El organismo también señala que ha observado que el aumento de la temperatura se ha relacionado con el aumento de las tasas de suicidio en muchos países.
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Otros riesgos relacionados con el clima también pueden provocar tensiones en las relaciones interpersonales y violencia de pareja, señala el informe, por obviar que las emergencias ambientales pueden provocar la separación familiar y la desconexión de los sistemas de apoyo social. “Los efectos del cambio climático están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, y existe un escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las personas y las comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el clima”, señaló María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.
La afectación no es homogénea. Ciertos grupos de la población correrán un riesgo desproporcionado debido al cambio climático en función de las vulnerabilidades y desigualdades existentes, advierte la OMS. Por ejemplo, dice, “es más probable que los pueblos indígenas definan el bienestar en términos de armonía con los entornos naturales, que se ven significativamente afectados por el cambio climático. Como resultado, pueden verse más afectados por la pérdida de incluso pequeñas cantidades de tierra o vida silvestre o por otros impactos relacionados con el clima”.
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La OMS se muestra preocupada. Según una encuesta que llevó a cabo en 2021 en 95 países, solo 9 de ellos habían incluido el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y cambio climático. “El impacto del cambio climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que se encuentran la salud mental y los servicios de salud mental a nivel mundial. Casi mil millones de personas viven con trastornos mentales pero, en los países de ingreso bajo y mediano, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los servicios necesarios”, dijo Dévora Kestel, Directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.
El nuevo informe hace una serie de nuevas recomendaciones. Le pide a los Estados integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental: “se requieren indicadores, métricas y mecanismos de monitoreo para comprender mejor los vínculos entre el cambio climático y la salud mental”. La OMS también pide elaborar enfoques basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades y reducir el déficit de financiación en el apoyo a la salud mental.
“Los líderes gubernamentales, los actores de mitigación y adaptación climática y los profesionales de salud mental deben unirse para promover la acción climática basada en la comunidad que genere resiliencia y aborde las causas fundamentales del problema, como iniciativas dirigidas por la comunidad para reducir la contaminación del aire en los hogares, abordando simultáneamente su impacto en la crisis y en la salud mental”, pide el organismo. Pero, advierte, independientemente del cambio climático, la disponibilidad de servicios de salud mental está hoy limitada por las brechas en la financiación y la falta de personal capacitado en las naciones.
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Las estimaciones muestran que la salud mental recibe menos del 1% de la ayuda internacional para la salud. Aunque los costos de los impactos en la salud mental son muy altos, los gobiernos gastan solo el 2,1% de sus presupuestos de salud en salud mental. “Estamos trabajando en estrecha colaboración con los países para proteger la salud física y mental de las personas frente a las amenazas climáticas», dijo el Dr. Diarmid Campbell-Lendrum, responsable de la lucha contra el cambio climático de la OMS, y uno de los principales autores del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Para finalizar, la OMS también describe un par de ejemplos a resaltar. Tras el impacto del tifón Haiyan en 2013, Filipinas reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental, “o el de la India, país en que un proyecto nacional ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las necesidades psicosociales y de salud mental”.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental y el cambio climático tienen interconexiones entre sí que no solo necesitan ser estudiadas y miradas con atención, sino que incluso requieren medidas urgentes e inmediatas. Así lo concluye el organismo en un informe publicado recientemente y titulado “Salud mental y cambio climático: resumen de políticas”. En él, la organización describe una serie de impactos que, dice, deben ser tenidos en cuenta por los Estados.
“Las personas y las comunidades pueden experimentar muchas emociones intensas frente a un clima cambiante, que incluyen tristeza, miedo, desesperación, impotencia y dolor”, explica la OMS. Entre algunos de los conceptos que se han ido creando para intentar explicar esto están “solastalgia”, “angustia ambiental” o “duelo ecológico”. “Muchas de estas reacciones pueden representar respuestas comprensibles y congruentes con la magnitud de la crisis que enfrenta el mundo”, dice el organismo.
Son varios los casos de impacto en la salud mental que la OMS describe. Uno de ellos, por ejemplo, es el aumento del estrés y la angustia. Esto, a su vez, dice la entidad de salud, puede resultar en respuestas más bajas del sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a la contaminación del aire y a las enfermedades transmitidas por el agua. El organismo también señala que ha observado que el aumento de la temperatura se ha relacionado con el aumento de las tasas de suicidio en muchos países.
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Otros riesgos relacionados con el clima también pueden provocar tensiones en las relaciones interpersonales y violencia de pareja, señala el informe, por obviar que las emergencias ambientales pueden provocar la separación familiar y la desconexión de los sistemas de apoyo social. “Los efectos del cambio climático están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, y existe un escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las personas y las comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el clima”, señaló María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.
La afectación no es homogénea. Ciertos grupos de la población correrán un riesgo desproporcionado debido al cambio climático en función de las vulnerabilidades y desigualdades existentes, advierte la OMS. Por ejemplo, dice, “es más probable que los pueblos indígenas definan el bienestar en términos de armonía con los entornos naturales, que se ven significativamente afectados por el cambio climático. Como resultado, pueden verse más afectados por la pérdida de incluso pequeñas cantidades de tierra o vida silvestre o por otros impactos relacionados con el clima”.
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El nuevo informe hace una serie de nuevas recomendaciones. Le pide a los Estados integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental: “se requieren indicadores, métricas y mecanismos de monitoreo para comprender mejor los vínculos entre el cambio climático y la salud mental”. La OMS también pide elaborar enfoques basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades y reducir el déficit de financiación en el apoyo a la salud mental.
“Los líderes gubernamentales, los actores de mitigación y adaptación climática y los profesionales de salud mental deben unirse para promover la acción climática basada en la comunidad que genere resiliencia y aborde las causas fundamentales del problema, como iniciativas dirigidas por la comunidad para reducir la contaminación del aire en los hogares, abordando simultáneamente su impacto en la crisis y en la salud mental”, pide el organismo. Pero, advierte, independientemente del cambio climático, la disponibilidad de servicios de salud mental está hoy limitada por las brechas en la financiación y la falta de personal capacitado en las naciones.
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Las estimaciones muestran que la salud mental recibe menos del 1% de la ayuda internacional para la salud. Aunque los costos de los impactos en la salud mental son muy altos, los gobiernos gastan solo el 2,1% de sus presupuestos de salud en salud mental. “Estamos trabajando en estrecha colaboración con los países para proteger la salud física y mental de las personas frente a las amenazas climáticas», dijo el Dr. Diarmid Campbell-Lendrum, responsable de la lucha contra el cambio climático de la OMS, y uno de los principales autores del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Para finalizar, la OMS también describe un par de ejemplos a resaltar. Tras el impacto del tifón Haiyan en 2013, Filipinas reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental, “o el de la India, país en que un proyecto nacional ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las necesidades psicosociales y de salud mental”.