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La palabra párkinson genera incomodidad en muchas personas, pues se trata de una enfermedad que llega para cambiar la vida del paciente que es diagnosticado y también la de su familia. Aunque no se trata de una situación fácil, la clave está en saber adaptase a la enfermedad y mantener una actitud positiva, ya que la buena noticia es que los tratamientos disponibles tienen resultados muy positivos en la calidad de vida del paciente y en su entorno familiar.
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¿Qué significa tener párkinson? ¿Quién puede tener esta enfermedad? ¿Cuáles son las claves para tratarla? Estas son algunas de las preguntas que respondió Guillermo Monsalve Duarte, médico neurocirujano, especialista en Neurocirugía Funcional y Restaurativa de la Clínica de Parkinson y Trastornos del Movimiento, de la Fundación Santa Fe. “Lograr llevar esta enfermedad es posible gracias al trabajo y compromiso de los médicos y personal asistencial que intervienen en el tratamiento de la persona y su familia”, asegura el experto.
¿Qué significa tener la enfermedad de párkinson?
De acuerdo con la organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 100 personas mayores de 60 años puede tener la enfermedad de párkinson, que es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso debido al desbalance de ciertos químicos presentes en el cerebro o neurotransmisores, principalmente la dopamina que se relaciona con las emociones y el movimiento. Con la disminución de estos químicos, se producen los síntomas característicos de esta patología.
¿Quién puede tener la enfermedad?
Esta se puede presentar en hombres y mujeres por igual, usualmente después de los 55 años. No obstante, existen casos en los que puede desarrollarse en personas con menos de 40 años, lo que se conoce como párkinson de inicio temprano.
¿Cuándo consultar al médico?
Las alteraciones en el movimiento o temblores persistentes son para muchos pacientes el primer signo de alarma que los lleva a visitar a su médico, pues hasta un 70 % de las personas con la enfermedad pueden presentar este síntoma. Pero, si bien este es quizás el signo más visible de la enfermedad, existen otros síntomas entre los que se encuentran:
• Rigidez y tensión muscular, ya sea en un brazo, una pierna o en un lado del cuerpo.
• Pérdida de la destreza manual. Así, la persona podría sentir que una extremidad es más torpe con respecto a la otra.
• Alteración en la memoria, desorientación y olvidos de hechos recientes.
• Trastornos a la hora de dormir, como sueños fragmentados, pesadillas o movimientos involuntarios durante el sueño.
• Alteraciones emocionales, principalmente depresión y ansiedad.
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¿Solo afecta el cerebro?
La enfermedad de Parkinson es neurológica; sin embargo, también afecta otros órganos que tienen que ver con el sistema nervioso, como la piel en la que pueden manifestarse síntomas como hormigueo, dolor o descamación. También se pueden dar alteraciones en el funcionamiento de la vejiga, un movimiento más lento del intestino, lo que desemboca en estreñimiento, y consecuencias en la vida sexual del paciente debido a su afección emocional y al desbalance de los químicos en el cerebro.
¡La clave está en el tratamiento!
Es importante señalar que esta es una enfermedad que no le resta años de vida al paciente y, aunque puede ser incómoda por sus síntomas, lo cierto es que estos se pueden manejar de muy buena manera gracias a los tratamientos existentes en la actualidad. El manejo de la enfermedad debe abordarse desde tres puntos:
1. Rehabilitación: Se realiza terapia física y cambios en el estilo de vida en todos los pacientes con el diagnóstico. De igual manera, se puede llevar a cabo terapia ocupacional y del lenguaje, dependiendo del caso.
2. Medicación: Existen medicamentos que permiten controlar los síntomas, con muy buenos resultados
3. Cirugía: Dependiendo del caso, el tratamiento quirúrgico en una opción. La cirugía se realiza en nuestro país de manera muy segura y con altos estándares de calidad, y con ella se implantan electrodos en el cerebro que, a través de impulsos eléctricos, producen la mejoría inmediata de los síntomas de la enfermedad, especialmente en el componente del movimiento (temblor, rigidez, lentitud en el movimiento).
La Fundación Santa Fe de Bogotá cuenta con la Clínica de párkinson y trastornos del movimiento, la cual se compone de un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud (neurología de trastornos del movimiento, neurocirugía funcional y restaurativa, psiquiatría, neuropsicología, rehabilitación integral, neuroradiología, neuroanestesiología, nutrición y trabajo social) entrenados en el manejo integral de pacientes con estos diagnósticos, sus cuidadores y familia, con el fin de obtener resultados clínicos superiores.
“Así mismo, tenemos una amplia experiencia en el manejo quirúrgico de la enfermedad de párkinson, con excelentes resultados y desenlaces, devolviéndoles una mejor calidad de vida tanto a los pacientes como a sus familias”, afirma el doctor.
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