Los congresistas Honorio Miguel Henríquez y Josue Alirio Barrera, ambos del Centro Democrático, acaban de ser recusados ante la Comisión de Ética del Congreso. Ambos hacen parte del grupo de ocho congresistas que firmaron la ponencia de archivo de reforma a la salud. Si la Comisión de Ética acepta la recusación, no podrán participar del debate y, por ende, la ponencia de archivo de la reforma, que hoy tiene mayorías, se quedaría sin ellas. (Puede ver: El complejo panorama de los medicamentos psiquiátricos)
La recusación está firmada por Héctor Fabio Osorio Prada, diputado de la Asamblea del Valle del Cauca, elegido por el Pacto Histórico. En el documento, que envió a la presidenta de la Comisión Séptima del Senado, Martha Peralta (también del Pacto), Osorio recusa a ambos congresistas, por lo que denomina “violación del régimen de conflicto de interés para ser ponente e intervenir en la discusión y votación” de la reforma a la salud. El solicitante pide que la Comisión de Ética se pronuncie a fondo sobre el caso.
Se rumorea en el Congreso que la Comisión de Ética sería citada para el próximo lunes a las 7:00 a.m. Desde los equipos de los congresistas temen que dicha comisión, que tiene que resolver estos supuestos conflictos de interés, está conformada por congresistas que “en su mayoría son del Gobierno”. Si esta entidad acepta la recusación de ambos congresistas, el grupo de ocho senadores que firmó la ponencia de archivo de la reforma a la salud perdería las mayorías que hoy tienen herido de muerte a este proyecto.
La Comisión de Ética está conformada por los congresistas: Martha Isabel Peralta (Pacto Histórico), Isabel Cristina Zuleta (Pacto Histórico), Miguel Ángel Barreto Castillo (Conservador), Carlos Andrés Trujillo González (Conservador), John Jairo Roldán Avendaño (Liberal), Juan Diego Echavarría Sánchez (Liberal), Carlos Abraham Jiménez López (Cambio Radical), Julio Elías Chagüi Flórez (de La U), Jonathan Ferney Pulido Hernández (Alianza Verde), Andrés Felipe Guerra Hoyos (Centro Democrático) e Imelda Daza Cotes (Comunes).
Hace unos días reportamos en El Espectador que el Gobierno estaba buscando caminos para salvar su reforma. Entre ellos, buscó al congresista de la Alianza Verde, Fabián Díaz, que plantea presentar una ponencia alternativa. Sin embargo, el senador Díaz le dijo a El Espectador que su proyecto tiene puntos que el Gobierno “seguramente no aceptaría”. Además, después de que se conociera esa posibilidad, diversos partidos políticos y congresistas anunciaron que tampoco apoyaría esa ponencia.
El otro camino que nos planteaban analistas y conocedores del Congreso, era justamente el que apuntaba a una recusación de congresistas o a un aplazamiento del debate. Estas opciones, sin embargo, tienen una dificultad: el tiempo. La reforma a la salud tiene que ser discutida y aprobada en dos debates que le quedan (comisión y plenaria de senado) antes del próximo 20 de junio. Si no lo hace, se hundiría. Mientras los ocho congresistas que firmaron el archivo esperan que el debate se realice pronto, el ministro del interior, Luis Fernando Velasco, ha dejado ver que el Gobierno apuesta porque se discuta después de Semana Santa.
En las últimas horas, un grupo de 19 exministros y exviceministros de Salud enviaron una carta a la Comisión Séptima del Senado solicitando que se agendara a la mayor brevedad posible el debate de este proyecto.
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