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El Gobierno británico anunció este miércoles la introducción en un plazo de dos años de un nuevo impuesto sobre las bebidas azucaradas, que permitirá recaudar fondos al Estado al tiempo que se combate la obesidad.
El ministro de Economía, el conservador George Osborne, dio a conocer la medida al presentar su propuesta de Presupuesto 2016-17, en el que se incluyen más recortes del gasto público e incentivos a las empresas.
Entre las nuevas tasas destaca la que se impondrá a los refrescos con un alto contenido de azúcar, que ha sido muy bien recibida por el sector sanitario y responde a una campaña liderada por el conocido chef televisivo Jamie Oliver.
Según Osborne, el nuevo impuesto tendrá dos bandas, una para las bebidas con 5 gramos de azúcar por cien mililitros y otra, más alta, para las que tienen más de 8 gramos por cada cien mililitros, y se introducirá dentro de dos años para que el sector tenga tiempo de adaptarse, si lo desea, cambiando sus fórmulas.
El ministro argumentó en la Cámara de los Comunes que "la obesidad trae enfermedades (...) y cuesta a la economía 27.000 millones de libras (35.000 millones de euros) al año" y uno de sus causantes, dijo, son las bebidas azucaradas.
El impuesto, con el que se espera recaudar 520 millones de libras (662 millones de euros) al año -que se destinarán al deporte en las escuelas-, no se aplicará a los zumos naturales de fruta ni a las bebidas con base de leche, precisó el canciller del Exchequer.
Osborne explicó que los fabricantes tienen la opción de reducir la cantidad de azúcar en sus productos o pasar el impuesto al consumidor subiendo el precio, lo que a su vez "afectaría al consumo".
En su cuenta de Twitter, Oliver celebró la victoria diciendo a sus seguidores: "¡Los conseguimos, amigos!"
"Una medida profunda que tendrá consecuencias en todo el mundo. ¡El negocio no puede anteponerse a la salud de nuestros niños!!", escribió.
El director del Servicio Nacional de Salud en Inglaterra, Simon Stevens, opinó que el impuesto "lanzará un mensaje a las empresas para que tomen medidas sobre el impacto en la salud de sus productos".
El director de Diabetes UK, Chris Askew, apuntó por su parte que la tasa solo funcionará si redunda en un aumento del precio de los refrescos.
El director de Alianza del Contribuyente, Jonathan Isaby, criticó en cambio al ministro por "ceder a las presiones" e introducir una medida "regresiva y totalmente ineficaz".
El director de la Asociación británica del sector de los refrescos, Gavin Partington, mostró su decepción por que Osborne haya querido castigar "al único sector de la industria alimenticia que ha reducido su contenido en azúcar en los últimos años".
El inesperado anuncio de la nueva tasa provocó la caída en Bolsa de algunas empresas del sector, entre ellas AG Barr, que retrocedió un 4 %, Britvic, que bajó un 2 %, y Nichols, que llegó a descender un 7 %.