Se abre la puerta para que privados traigan vacunas
Empresas privadas se han mostrado interesadas en participar del proceso de vacunación. Presión al gobierno parece haber funcionado.
El gobierno de Iván Duque abrió la puerta para que privados puedan comprar vacunas en el exterior, así lo dio a entender el mandatario en su programa Prevención y Acción.
De acuerdo con la intervención del ministro de salud, Fernando Ruíz, Minsalud sostuvo una reunión con representantes del Comité Gremial, de la Andi, de Pro Bogotá de Pro Antioquía y de Pro Pacífico, entre otros representantes del gremio empresarial, y se decidió “analizar la posibilidad de que los privados empiecen a comprar la vacuna”. Esto con la condición de que no se modifique el Plan Nacional de Vacunación. (Privados podrán traer vacunas, pero no todavía)
En febrero, Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), por ejemplo, aseguró que el sector privado tiene la voluntad de apoyar al Gobierno. “Ya los mercados internacionales han venido acercándose a Colombia ofreciendo vacunas para los próximos meses”, dijo.
Según Mac Master, lo que han pedido es claridad sobre la posibilidad de contar con “un marco regulatorio que nos permita entender cuáles son las condiciones con las cuales podemos trabajar y ofrecer este apoyo”. (Detalles del proyecto de ley que busca que privados puedan comprar vacunas)
El ofrecimiento del sector privado no es nuevo y ya se ha conversado en varias oportunidades. A principios de este mes el presidente Iván Duque aclaró que, aunque han considerado esa propuesta, las vacunas solo pueden ser adquiridas por el Gobierno y están destinadas a los grupos priorizados en plan de vacunación; es decir, los que tienen mayor riesgo de padecer COVID-19 grave.
De acuerdo con La Silla Vacía, el Ministro dijo hace una semana que los privados podrían empezar en la etapa 5 (la mayoría de la población menor de 60, sin comorbilidades) pero en el Ministerio se habla de empezar una vez acabe la etapa 3 (cuando se terminen de vacunar a personas con comorbilidades y profesores de básica y secundaria), algo que encaja en lo que buscan los privados.
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La idea es que la empresas puedan comenzar a vacunar a sus empleados para retomar labores, una discusión que ha sido álgida dado el acceso limitado a vacunas y sucedería lo que muchos critican: que algunos privilegiados de “salten la fila”.
Por ahora, las empresas farmacéuticas, por el momento, solo están vendiendo a Gobiernos y solo podrán vender a privados en la medida en que haya disponibilidad. Y lo que ha sucedido en Europa muestra que los laboratorios han tenido serios aprietos para cumplir con las dosis que prometieron.
También, y como apunta La Silla, que los privados puedan comprar vacunas para aplicar en Colombia es problemático porque la ley que permite el Plan Nacional de Vacunación –la 2064 de 2020– dice que las farmacéuticas están exentas de responsabilidad por las vacunas (excepto si actuaron de mala fe o con torpeza), así que queda la duda sobre quién respondería sobre efectos secundarios. También tendrán que definir si usan los recursos dispuestos por el Estado (como los ultracongeladores) para no romper la cadena de frío, o si deberán asumir toda la tecnología y logística que requiere la vacunación.
El gobierno de Iván Duque abrió la puerta para que privados puedan comprar vacunas en el exterior, así lo dio a entender el mandatario en su programa Prevención y Acción.
De acuerdo con la intervención del ministro de salud, Fernando Ruíz, Minsalud sostuvo una reunión con representantes del Comité Gremial, de la Andi, de Pro Bogotá de Pro Antioquía y de Pro Pacífico, entre otros representantes del gremio empresarial, y se decidió “analizar la posibilidad de que los privados empiecen a comprar la vacuna”. Esto con la condición de que no se modifique el Plan Nacional de Vacunación. (Privados podrán traer vacunas, pero no todavía)
En febrero, Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), por ejemplo, aseguró que el sector privado tiene la voluntad de apoyar al Gobierno. “Ya los mercados internacionales han venido acercándose a Colombia ofreciendo vacunas para los próximos meses”, dijo.
Según Mac Master, lo que han pedido es claridad sobre la posibilidad de contar con “un marco regulatorio que nos permita entender cuáles son las condiciones con las cuales podemos trabajar y ofrecer este apoyo”. (Detalles del proyecto de ley que busca que privados puedan comprar vacunas)
El ofrecimiento del sector privado no es nuevo y ya se ha conversado en varias oportunidades. A principios de este mes el presidente Iván Duque aclaró que, aunque han considerado esa propuesta, las vacunas solo pueden ser adquiridas por el Gobierno y están destinadas a los grupos priorizados en plan de vacunación; es decir, los que tienen mayor riesgo de padecer COVID-19 grave.
De acuerdo con La Silla Vacía, el Ministro dijo hace una semana que los privados podrían empezar en la etapa 5 (la mayoría de la población menor de 60, sin comorbilidades) pero en el Ministerio se habla de empezar una vez acabe la etapa 3 (cuando se terminen de vacunar a personas con comorbilidades y profesores de básica y secundaria), algo que encaja en lo que buscan los privados.
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La idea es que la empresas puedan comenzar a vacunar a sus empleados para retomar labores, una discusión que ha sido álgida dado el acceso limitado a vacunas y sucedería lo que muchos critican: que algunos privilegiados de “salten la fila”.
Por ahora, las empresas farmacéuticas, por el momento, solo están vendiendo a Gobiernos y solo podrán vender a privados en la medida en que haya disponibilidad. Y lo que ha sucedido en Europa muestra que los laboratorios han tenido serios aprietos para cumplir con las dosis que prometieron.
También, y como apunta La Silla, que los privados puedan comprar vacunas para aplicar en Colombia es problemático porque la ley que permite el Plan Nacional de Vacunación –la 2064 de 2020– dice que las farmacéuticas están exentas de responsabilidad por las vacunas (excepto si actuaron de mala fe o con torpeza), así que queda la duda sobre quién respondería sobre efectos secundarios. También tendrán que definir si usan los recursos dispuestos por el Estado (como los ultracongeladores) para no romper la cadena de frío, o si deberán asumir toda la tecnología y logística que requiere la vacunación.