"Se nos fue de las manos el tema en Guayaquil": epidemiólogo ecuatoriano

Con más de 3.600 casos confirmados y un enorme foco de contagio en Guayaquil, Ecuador es hasta ahora uno de los países de Latinoamérica más golpeados por la pandemia. Daniel Simancas, epidemiólogo y salubrista ecuatoriano, habló sobre la situación en su país.

Pablo Correa
06 de abril de 2020 - 01:32 p. m.
En Guayaquil muchos cuerpos han sido abandonados en las calles y hay falta de féretros.  / AFP
En Guayaquil muchos cuerpos han sido abandonados en las calles y hay falta de féretros. / AFP
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Guayaquil es hasta ahora una de las zonas de Latinoamérica más golpeadas por el coronavirus con más de 1.700 casos. Los titulares de la prensa ecuatoriana reflejan esa dura realidad: Sigue el drama por cadáveres sin retirar en Guayaquil, Habilitan número de Whatsapp para pedir retiro de cadáveres en Guayaquil, sepa qué debe contener el mensaje, El ataúd de cartón es la última opción para sepultar en la crisis. 

Los casos confirmados en Ecuador por coronavirus alcanzaron los 3.646 ayer 5 de abril mientras los muertos ascendieron a 180. Daniel Simancas, epidemiólogo y coordinador de la Red Cochrane en Ecuador, también profesor de la Universidad UTE explica qué está ocurriendo en su país. 

¿Por qué en Ecuador vemos una situación más aguda que en otros países de Latinoamérica?

Hay varios factores. El primero es que la pandemia nos tomó por sorpresa. Fuimos uno de los primeros países en recibir casos y vamos un par de semanas adelante de otros países de Latinoamérica. Pero mientras más se agrava la situación en Ecuador no significa necesariamente que en los otros países o ciudades no se pueda complicar de igual forma. Hago un llamado a no desestimar el impacto en otros países. En Guayaquil entramos rápidamente en fase de transmisión comunitaria, es decir que el virus ya circulaba en la ciudad y no lo sabíamos con certeza (demoramos mucho en declarar esta fase de la transmisión del virus que cambia totalmente la toma de decisiones en políticas de restricción, aislamiento y cuarentena). Sin embargo, no todas las provincias están en ese punto. En otras, se tomaron medidas con mayor anticipación que en Guayas y probablemente la cuarentena ha logrado contener el virus de forma parcial y disminuir la explosión de casos y el colapso de las casas de salud. Ante la demora en la toma de decisiones en Guayas, ahora las dos terceras partes de los contagiados están en esa provincia.

¿Qué pasó en Guayaquil?

En Guayaquil el caso índice corresponde a una señora que viajó por dos provincias del país, visitó muchos familiares. Se le podría llamar una super contagiadora.  Venía de España. Visitaba a su familia. Luego otros casos índices que rápidamente contagiaron a sus familiares y amigos. No sabíamos dónde estaba el virus,  al punto que seguíamos haciendo reuniones incluso con autoridades, en una de ellas de alcaldes del Guayas se contagiaron la mayoría de funcionarios incluida la alcaldesa de Guayaquil.

¿Qué otros factores influyeron en esa explosión de la pandemia en Guayaquil?

Hay que entender los determinantes sociales de la salud de nuestros países. La falta de servicios básicos, alcantarillado, agua potable, pobreza, marginalidad, delincuencia, hacinamiento, desempleo, junto con un  sistema de salud fragmentado y divorciado de lo privado, con varios subsistemas que están lejos de una articulación del todo efectiva en varios aspectos, por ejemplo en el control y vigilancia epidemiológica que han reducido la capacidad de reacción en nuestro país que ya afrontaba una crisis económica y una importante desinversión en el sector salud, con despidos masivos y recorte al presupuesto. Reaccionamos tarde, faltó planificación, gestión y redistribución de recursos. Mucha gente se contagió y no se tomaron las precauciones de vigilancia y obligatoriedad del aislamiento. Mucha gente llegó de viaje ya contagiados y se perdió el control de los cercos epidemiológicos, dado que varios contagiados violaron la cuarentena, además. Ahora estamos en franca transmisión comunitaria sostenida, tenemos limitada capacidad de diagnosticar en fases tempranas de la enfermedad y nuestro sistema de salud está desbordado.

¿Hay críticas por parte de las comunidades de epidemiólogos a las medidas del gobierno?

Dentro de los comités científicos se ha criticado la demora en la implementación de estrategias nacionales. La falta de acompañamiento en la cuarentena, la insuficiente provisión de equipos de protección del personal de salud, se alertó de la necesidad de fortalecer las capacidades de las unidades operativas de atención hospitalaria, se ha criticado el deficiente monitoreo y seguimiento a pacientes y la falta medidas iniciales fuertes de control de la restricción de cada paciente contagiado. Hubo mucha gente que está con orden de prisión, positivo de Covid, que violó el aislamiento. Obviamente en China las autoridades usaron la fuerza para obligar al aislamiento a algunas personas. Pero eso no va a pasar en nuestros países. Hay que entender las fases sociales que ha tenido esta pandemia, en un inicio por ejemplo las personas y los gobiernos no entienden la magnitud del virus (hasta lo minimizan), esto ha pasado en todos los países. Luego las personas entienden, pero muchas de ellas tienen que decidir si quedarse en casa y morir de hambre o salir a vender sus productos y llevar algo de comida a sus familias. Las políticas de apoyo económico a la crisis están llegando, pero tarde. Sin éstas, la cuarentena no funciona y menos en zonas vulnerables. Mensaje a Latinoamérica. 

¿Por qué falló el seguimiento a los casos? ¿Falta de gente y presupuesto?

Tenemos una brecha como de 350 epidemiólogos.  En Ecuador los epidemiólogos y salubristas no somos considerados como especialistas en salud, sino como parte del personal administrativo en este sector. No tenemos remuneración digna y comparada con otros especialistas es mucho menor. Se carece de epidemiólogos a nivel local, tampoco expertos en salud pública. Los cercos epidemiológicos que hacemos son deficientes y muy centralizados y eso empeña la posible labor que pudiesen tener los gobiernos locales en este control.  Tenemos muy poca gente con experiencia en epidemiología a cargo de la pandemia en Ecuador. Nuestro sistema de salud fragmentado impide un adecuado control epidemiológico de las enfermedades. No digo que no se haga un esfuerzo importante (no reconocer el trabajo del personal de salud sería injusto), pero resulta insuficiente ante la magnitud de esta crisis. Otro factor que nos ha marcado durísimo es el número de pruebas que hacemos, tengo entendido que Colombia por cada sospechoso está realizando hasta cuatro pruebas, que es muy baja también comparado con otros países que han dado ejemplo de control, pero nosotros por cada infectado logramos hacer un promedio de una prueba adicional. Nuestra proporción de positivos del total de pruebas que realizamos llega al 50%. Significa que haces la prueba a pacientes muy graves y no haces pruebas a los que están en cerco epidemiológico o demoras en hacerlo. Tenemos fila de pruebas en proceso y sin resultado y eso nos lleva a un subregistro bárbaro que también ayuda a la transmisión sostenida del virus. 

Hemos visto escenas tremendas por redes sociales de muertos en las calles. ¿A qué se debe ese caos con el conteo y manejo de personas muertas?

Es cierto, las autoridades han salido a reconocer errores en el manejo de cadáveres. En Guayaquil hay cientos de muertes diariamente por muchas causas, y alrededor del 46% se producen en casa. Ahora no tenemos la capacidad de diferenciar las causas por Covid de las otras y eso se torna en un panorama caótico y apocalíptico.  Ante la falta de eficiencia en la realización de pruebas y la priorización del diagnóstico a los pacientes graves, las autoridades han implementado procesos de manejo de cadáveres pragmáticos y desesperados que arrojan muchos fallecidos que serán sepultados sin diagnóstico. El ejército y la policía (hay que reconocer la ayuda que están dando) están colaborando en el levantamiento de cadáveres, luego de reconocer la incapacidad en el manejo y la falta de planificación de estos escenarios. Todo se hace de forma reactiva a los hechos por no medir la magnitud de la crisis. 

Un fenómeno que hemos visto en otros países es el alto contagio de personal de salud. ¿Les está pasando lo mismo? ¿Tienen desabastecimiento de protección médica?

En un momento sí.  A decir de las autoridades de salud, más del 40% de entre sospechosos y contagiados son profesionales de la salud, dato alarmante por varias denuncias de personal de salud que trabajó y trabaja sin los equipos de protección necesarios. El mismo viceministro de salud, dio declaraciones desacertadas donde anuncia la exageración de los profesionales de salud al reclamar equipos de protección. Ahora tenemos las consecuencias de subestimar el impacto de demorar la seguridad de los profesionales de salud, al tener muchas bajas en el personal sanitario. 

¿Los políticos están escuchando a los epidemiólogos en Ecuador?

No se puede negar la apertura que existe por parte de las autoridades, pero los problemas de estructura y presupuesto sobrepasan cualquier intento por reaccionar adecuada y anticipadamente. El tema de la cuarentena no se decidía, pero fue parte de las sugerencias de los equipos técnicos. El tema de restricción vehicular también. Hay que entender que en Guayaquil hay mucha gente sobrevive con lo que se gana el día a día, es una de las ciudades con más comercio informal del país. También hay un tema de hacinamiento. Casas con poca ventilación. Mucha gente pobre, como habíamos señalado. El virus cayó justo donde no debía caer. Aunque debo aclarar que también existió violaciones a las restricciones no sólo por parte de la gente que salía a buscar trabajar para sobrevivir, también por parte de gente con muchos recursos que obligaron a los dueños a abrir clubs, tenían fiestas, jugaban golf. Ahora esa gente también está muy enferma. Es un tema de cosmovisión de la salud y no se puede responsabilizar a los ciudadanos por la falta de control de las autoridades, y demora en la toma de decisiones. El sinergismo de varios factores ha desembocado en el caos sanitario en el país.

¿Cómo piensan resolver el tema de la falta de pruebas?

Se dice que la próxima semana llegará un equipo de Roche. El vicepresidente anunció que se logrará realizar entre 1.000 y 1.400 pruebas diarias. No puedes enfrentar una pandemia si no sabes dónde está el virus. Ese es nuestro problema. Me parece que este es un tétrico juego de ajedrez. Si tomas la decisión solo cuando te atacan vas a perder la partida frente al implacable virus. Un problema es que la gente más formada en epidemiología está en las universidades y no en el gobierno. Formar esos equipos de emergencia tomó casi dos semanas y muy pocas reuniones y compromisos. 

¿Qué otro problema detectó en estas semanas?

La falta de comunicación efectiva de parte de las autoridades (contradicciones e inconsistencias, renuncias y denuncias de falta de presupuesto e incluso sobreprecio en los insumos), no hay buen reporte epidemiológico, aunque va mejorando por los aportes de la academia en las mesas de trabajo. En varias mesas hemos insistido en los datos en la necesidad de transparentar las cifras para poder modelar y pronosticar escenarios que mejoren la toma de decisiones en esta crisis al evaluarlas constantemente. Hemos tenido por ejemplo pánico colectivo al no saber en qué grupo de edad están los fallecidos por COVID, porque casi el 70% de los casos están entre 20 a 49 años de edad, se pensó que la mayoría de muertes estaban en jóvenes. La semana pasada se informó la edad de los fallecidos y se confirmó la tendencia mundial señalando una mayor probabilidad de muerte en el grupo de más de 65 años, con una letalidad de alrededor del 15%. Antes de esto los medios decían que el virus había mutado en Ecuador y afectaba más a jóvenes, que era más agresivo. Esta desinformación también genera caos y colapsa los precarios centros de atención sanitaria.

Otro problema al que nos enfrentamos como académicos y miembros de sociedades científicas fue la lucha contra los “influencers” e incluso autoridades de salud que empezaron a desinformar a la población sugiriendo a la gente que tomaran vitamina C, medicamentos peligrosos (cloroquina se terminó en mercado) y fórmulas mágicas para no contagiarse. Pero logramos contenerlos. 

¿Cómo lo hicieron?

En las redes sociales, radios y prensa escrita, demostramos que no había evidencia científica que respalde esas recomendaciones y ahora al parecer se han calmado y han ayudado con mensajes para promover la cuarentena. Fue una conquista porque la sola sugerencia de una falsa protección inmunológica o física puede agravar la crisis sanitaria. Y claro con decenas de miles de seguidores, podrían incidir con mayor efectividad en la población y afectar las medidas de contención y mitigación del virus. 

¿Qué anticipan as simulaciones que hicieron?

El pico de la epidemia sería para el 16 de mayo con 70.000 infectados y unas 5.000 muertes. Esa es la proyección con nuestros expertos del Centro de Investigación en Salud Pública y Epidemiología Clínica de la Universidad UTE junto con expertos nacionales e internacionales del Instituto Carlos III de Madrid. Es un trabajo muy arduo dada la mala calidad de los datos reportados por la autoridad sanitaria. Por ejemplo, nos cuesta mucho entender el número de muertes del total de infectados en Ecuador, tenemos mucha más mortalidad que otros países y otras realidades. Eso podría deberse a dos factores que podrían interactuar. La primera, es que no estamos sacando adelante a los pacientes que tienen opciones de sobrevivir como deberíamos. Es decir, no hay capacidad de resolución en nuestro sistema sanitario. La segunda es que tenemos un subregistro bárbaro. Los datos a nivel mundial sugieren que entre el 15% de los infectados será hospitalizado, 5% requieren UCI y de ellos el 1 o 2 % podría morir. En Ecuador para 180 muertos reportados sin sumas lo muertos sin diagnóstico y los falsos negativos, deberíamos tener 18000 infectados y no llegamos a 4.000. Es un dato que es contundente. Se nos fue de las manos el tema en Guayaquil. 

 

Por Pablo Correa

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