Se prepara un plan mundial para luchar contra el aumento del dengue

La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó un Plan Estratégico Mundial para hacer frente al dengue y otros arbovirus transmitidos por mosquitos Aedes. Se implementará durante un año hasta septiembre de 2025 y requiere $55 millones de dólares para apoyar las iniciativas de preparación y respuesta en materia de salud.

¿Qué hay detrás de esta iniciativa? Unas cifras bastante alarmantes. Se estima que cuatro mil millones de personas están expuestas al riesgo de infección por arbovirus en todo el mundo y que la cifra aumentará a cinco mil millones de aquí a 2050. Los casos de dengue se han disparado en las seis regiones de la OMS y el número de casos se ha duplicado casi cada año desde 2021, con más de 12,3 millones de casos a finales de agosto del año en curso, casi el doble de los 6,5 millones de casos notificados en todo 2023. En diciembre de 2023, la OMS clasificó el actual recrudecimiento mundial del dengue como emergencia de grado 3, el nivel más alto de emergencia para la OMS, con el fin de ayudar a los países a reforzar sus capacidades.

En Colombia, por ejemplo, se ha presentado un largo brote. Según el último boletín epidemiológico del Instituto Nacional de Salud, se han confirmado 275,570 casos de dengue hasta la semana epidemiológica 39 de 2024. De ellos, 171,303 (el 62,2 %) se han reportado sin signos de alarma, 101,698 (36,9%) con signos de alarma y 2 569 (0,9 %) de dengue grave. El 77 % de todos los casos acumulados proceden de Valle del Cauca, Cali, Santander, Tolima, Huila, Antioquia, Cundinamarca, Cauca, Risaralda y Norte de Santander.

Durante el 2024, a nivel nacional, el porcentaje de dengue con signos de alarma y dengue grave se mantiene alrededor del 38,0 %. Sin embargo, en departamentos como Caquetá, Córdoba, La Guajira, Magdalena y Sucre se presentó un porcentaje superior al 50,0 % en la presentación de casos de dengue con signos de alarma y dengue grave en el último periodo analizado (semanas epidemiológicas 35 a 38 de este año).

La OMS propone entonces un plan que incluye cinco componentes clave esenciales para una respuesta exitosa a esta enfermedad. En primer lugar, una coordinación de emergencias, es decir, establecer actividades de liderazgo y coordinación. Después, vigilancia colaborativa, que la OMS define como el desarrollo y uso de herramientas para la detección temprana y el control del dengue y otros brotes transmitidos por Aedes (el mosquito responsable de la infección), incluyendo una vigilancia reforzada basada en indicadores y eventos, análisis epidemiológicos, diagnósticos de laboratorio e investigaciones de campo.

Finalmente, una protección comunitaria, que incluye involucrar a las comunidades a través del diálogo activo y la adaptación local de medidas de prevención y respuesta; atención segura y escalable, que busca garantizar una gestión clínica eficaz y servicios de salud resilientes para asegurar que los pacientes puedan recibir una atención adecuada y prevenir enfermedades y muertes; y acceso a contramedidas, para promover la investigación y la innovación para mejorar los tratamientos y vacunas eficaces.

“La rápida propagación del dengue y de otras enfermedades arbovirales en los últimos años es una tendencia alarmante que exige una respuesta coordinada, intersectorial y transfronteriza”, señaló el Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Desde el mantenimiento de entornos limpios hasta el apoyo al control de vectores y la búsqueda y prestación de atención médica oportuna, todas las personas tenemos una función que desempeñar en la lucha contra el dengue. Este plan es una hoja de ruta para revertir la tendencia de esta enfermedad y otras enfermedades arbovirales transmitidas por Aedes, proteger a las poblaciones vulnerables y allanar el camino para un futuro más saludable”, finalizó el director de la OMS.

Actualmente, el dengue es endémico en más de 130 países (incluido Colombia). También se observan tendencias similares en otras enfermedades arbovirales, como el zika, el chikungunya y, más recientemente, la enfermedad por el virus de Oropouche. “Esta escalada mundial subraya la necesidad urgente de contar con una estrategia sólida para mitigar los riesgos y salvaguardar a las poblaciones”, dice la OMS.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó un Plan Estratégico Mundial para hacer frente al dengue y otros arbovirus transmitidos por mosquitos Aedes. Se implementará durante un año hasta septiembre de 2025 y requiere $55 millones de dólares para apoyar las iniciativas de preparación y respuesta en materia de salud.

¿Qué hay detrás de esta iniciativa? Unas cifras bastante alarmantes. Se estima que cuatro mil millones de personas están expuestas al riesgo de infección por arbovirus en todo el mundo y que la cifra aumentará a cinco mil millones de aquí a 2050. Los casos de dengue se han disparado en las seis regiones de la OMS y el número de casos se ha duplicado casi cada año desde 2021, con más de 12,3 millones de casos a finales de agosto del año en curso, casi el doble de los 6,5 millones de casos notificados en todo 2023. En diciembre de 2023, la OMS clasificó el actual recrudecimiento mundial del dengue como emergencia de grado 3, el nivel más alto de emergencia para la OMS, con el fin de ayudar a los países a reforzar sus capacidades.

En Colombia, por ejemplo, se ha presentado un largo brote. Según el último boletín epidemiológico del Instituto Nacional de Salud, se han confirmado 275,570 casos de dengue hasta la semana epidemiológica 39 de 2024. De ellos, 171,303 (el 62,2 %) se han reportado sin signos de alarma, 101,698 (36,9%) con signos de alarma y 2 569 (0,9 %) de dengue grave. El 77 % de todos los casos acumulados proceden de Valle del Cauca, Cali, Santander, Tolima, Huila, Antioquia, Cundinamarca, Cauca, Risaralda y Norte de Santander.

Durante el 2024, a nivel nacional, el porcentaje de dengue con signos de alarma y dengue grave se mantiene alrededor del 38,0 %. Sin embargo, en departamentos como Caquetá, Córdoba, La Guajira, Magdalena y Sucre se presentó un porcentaje superior al 50,0 % en la presentación de casos de dengue con signos de alarma y dengue grave en el último periodo analizado (semanas epidemiológicas 35 a 38 de este año).

La OMS propone entonces un plan que incluye cinco componentes clave esenciales para una respuesta exitosa a esta enfermedad. En primer lugar, una coordinación de emergencias, es decir, establecer actividades de liderazgo y coordinación. Después, vigilancia colaborativa, que la OMS define como el desarrollo y uso de herramientas para la detección temprana y el control del dengue y otros brotes transmitidos por Aedes (el mosquito responsable de la infección), incluyendo una vigilancia reforzada basada en indicadores y eventos, análisis epidemiológicos, diagnósticos de laboratorio e investigaciones de campo.

Finalmente, una protección comunitaria, que incluye involucrar a las comunidades a través del diálogo activo y la adaptación local de medidas de prevención y respuesta; atención segura y escalable, que busca garantizar una gestión clínica eficaz y servicios de salud resilientes para asegurar que los pacientes puedan recibir una atención adecuada y prevenir enfermedades y muertes; y acceso a contramedidas, para promover la investigación y la innovación para mejorar los tratamientos y vacunas eficaces.

“La rápida propagación del dengue y de otras enfermedades arbovirales en los últimos años es una tendencia alarmante que exige una respuesta coordinada, intersectorial y transfronteriza”, señaló el Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Desde el mantenimiento de entornos limpios hasta el apoyo al control de vectores y la búsqueda y prestación de atención médica oportuna, todas las personas tenemos una función que desempeñar en la lucha contra el dengue. Este plan es una hoja de ruta para revertir la tendencia de esta enfermedad y otras enfermedades arbovirales transmitidas por Aedes, proteger a las poblaciones vulnerables y allanar el camino para un futuro más saludable”, finalizó el director de la OMS.

Actualmente, el dengue es endémico en más de 130 países (incluido Colombia). También se observan tendencias similares en otras enfermedades arbovirales, como el zika, el chikungunya y, más recientemente, la enfermedad por el virus de Oropouche. “Esta escalada mundial subraya la necesidad urgente de contar con una estrategia sólida para mitigar los riesgos y salvaguardar a las poblaciones”, dice la OMS.

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