¿Siente que vive preocupado? No es el único, la angustia vital creció en el planeta
Desde 2009 la angustia vital, conocida también como angustia emocional o estrés emocional, ha aumentado a nivel global. Un estudio que analizó los datos de más de 1.5 millones de personas en 113 países muestra que los sentimientos de preocupación, tristeza y estrés han ido en aumento en la última década.
¿En los últimos años ha sentido que, cada vez, tiene más días seguidos de estrés, preocupación, tristeza o ira? Si su respuesta es afirmativa, no se trata de un caso aislado. Estos sentimientos han ido en aumento en la última década en todo el mundo.
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¿En los últimos años ha sentido que, cada vez, tiene más días seguidos de estrés, preocupación, tristeza o ira? Si su respuesta es afirmativa, no se trata de un caso aislado. Estos sentimientos han ido en aumento en la última década en todo el mundo.
Ahora imagine que suena el teléfono de su casa. Contesta y, al otro lado de la línea, hay una encuestadora global. Lo primero que le dicen es que piense en el día de ayer, desde la mañana hasta el final de la tarde. Que recuerde dónde estaba, qué estaba haciendo, con quién estaba y cómo se sentía. Luego le hacen la primera pregunta: ¿Ayer experimentó sentimientos negativos como estrés, preocupación, tristeza y enfado, por mucho tiempo?
Ese fue el ejercicio que realizaron, entre el 2009 y el 2021, desde la encuestadora global Gallup. Los datos que recopilaron fueron la base para que un grupo de científicos de Irlanda y Reino Unido analizara, por primera vez, cómo había cambiado el malestar emocional entre esos años. Los resultados fueron publicados esta semana en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de Estados Unidos. (Le puede interesar: El “gran” 1% que aún traba el acuerdo de la reforma a la salud)
Con una muestra de más de 1.5 millones de personas, en 113 países, los investigadores encontraron que la angustia emocional ha ido en aumento. Mientras que en el 2009 un 25 % de las personas encuestadas reconocían haber tenido sentimientos de tristeza, preocupación o estrés durante gran parte del día anterior; en el 2021 la cifra aumento hasta el 31%.
“De 2009 a 2021 se produjo un aumento sustancial de los sentimientos de estrés, tristeza y preocupación”, señala el estudio. El estrés aumentó un 9,97 %, la tristeza un 6,31 % y la preocupación un 6,22 %, detallan los autores.
Sin embargo, la investigación refleja que el impacto no ha sido el mismo para todas las personas. Los datos muestran que, quienes más sufrieron un deterioro en las emociones mencionadas, hacían parte de los grupos más vulnerables.
En otras palabras, las desigualdades económicas y sociales también influyeron en las afectaciones mentales. Según el estudio, las personas con una condición socioeconómica inferior presentaron más afectaciones de salud mental. Asimismo, las personas que solo contaban con educación básica tuvieron una afectación más alta que las personas que contaban con estudios de secundaria o universitarios. (Puede leer: Tras el sueño de controlar el dengue)
Durante la pandemia de covid-19, que alcanzó a hacer parte del periodo de estudio, las mujeres sufrieron afectaciones psicológicas más duraderas que los hombres.
Angustia emocional durante la pandemia de covid-19
En la pandemia el aumento de estos sentimientos negativos fue mucho más significativo. Según el análisis de los datos, solo en el 2020 la angustia aumentó 2,5 puntos porcentuales por encima de la tendencia prepandémica. El pico bajó en 2021, pero las cifras se mantuvieron por encima de los niveles previos a la pandemia.
El mayor aumento se presentó entre los menores de 35 años, quienes -hasta antes de la pandemia- estaban entre los grupos poblacionales que menos angustia vital o estrés emocional reconocían. Por su parte, el grupo poblacional más afectado fue el de personas entre los 35 y los 55 años.
Sin embargo, un aspecto positivo que encontraron los investigadores fue que el efecto psicológico de la pandemia presentó una pequeña duración. “Las poblaciones se adaptaron con flexibilidad a las circunstancias estresantes de la pandemia y se recuperaron relativamente rápido del impacto angustiante del periodo inicial de la cuarentena”, señala el estudio.
Además, una situación atípica como la pandemia no ha sido el único caso que puede generar inestabilidad emocional a nivel global. En la investigación, los autores recuerdan otros momentos de incertidumbre global que pudieron haber impactado. Como, por ejemplo, la crisis financiera entre el 2008 y el 2010, que llevó a una enorme pérdida de empleos, inestabilidad laboral y deudas en diferentes países, así como la inestabilidad política de diferentes países en diferentes momentos.
En entrevista con el diario El País, el investigador principal, Michael Daly, también menciona la posible influencia del “entorno tecnológico” como otra fuente de malestar. “El incremento de información, las demandas de productividad o la comparación con los demás”, son algunas de las razones que, afirma, podrían estar detrás.
El estudio presenta también algunas limitaciones, como, por ejemplo, que depende de una “medida autoinformada” de la angustia por parte de los encuestados; o que las muestras anuales nacionales son relativamente pequeñas. Sin embargo, se trata del primer esfuerzo por estimar los cambios globales en la angustia emocional en la última década.