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La Asociación Colombiana de Sociedades Científicas (ACSC), que representa 69 organizaciones de médicos especialistas en Colombia, le pidió claridad al Ministerio de Salud sobre los criterios para la construcción del Manual Tarifario, que establece el reconocimiento económico por evento o servicio de los diferentes procedimientos en salud por parte de los profesionales que los llevan a cabo (Le podría interesar: Dar esta cantidad de pasos al día podría reducir el riesgo de muerte).
Debe recordarse que ya van más de 20 años después del último documento de tarifas, radicado en 2001, con el que hoy en día se hacen negociaciones de procedimientos médicos. De hecho, de los 9 mil que se practican en Colombia, apenas 3 mil están contemplados en el Manual Tarifario del SOAT. Eso significa que alrededor de 6 mil procedimientos estarían por fuera (Estaría relacionado: Gobierno comienza su reforma a la salud con un decreto que cambia muchas cosas en La Guajira).
“Consideramos imprescindible dar continuidad a la participación activa de la ACSC, así como claridad y transparencia en cada una de las fases del proceso de construcción de este documento que define todas las transacciones del sistema de salud, con el fin de promover y garantizar la excelencia en la prestación de los servicios médicos”, dijo Dora Bernal, Presidente de la ACSC, a través de un comunicado.
Por la misma línea, la ACSC recordó que, desde 2018, el Ministerio de Salud presentó una metodología con una encuesta aplicada a los médicos de diferentes especialidades para la actualización del Manual Tarifario. Dicha encuesta incluyó factores como tiempo, estrés, esfuerzo mental y habilidad técnica por procedimiento (Podría interesarle: Fijar precios de procedimientos médicos, ¿idea inamovible en la reforma a la salud?).
Sin embargo, la ACSC afirmó que, en 2022, el proceso se aceleró sin contar con su participación: “Se realizaron ajustes al cuestionario inicial que contemplaba 53 preguntas (acorde a parámetros internacionales), y se pasó a 15, junto con un factor de conversión y la definición de costos para determinar el reconocimiento económico del ejercicio de los profesionales de la salud, desconociendo para todas las sociedades miembro su parametrización para el resultado final”, dijo la ACSC.
Por eso, la Asociación le pidió Minsalud que responda a las preguntas sobre la metodología que se utilizará para la construcción del Manual.
La ACSC también reiteró que ese documento debe garantizar la prestación de servicios de calidad para los pacientes, la inversión en tecnología e innovación.
A principios de febrero, cuando Carolina Corcho todavía era ministra de Salud, Gustavo Petro anunció la idea de crear un manual tarifario único que, para ser sintéticos, busca establecer los valores de cada servicio de salud que se presta en el país.
El propósito es que el Estado defina el precio que le va a pagar a un hospital por hacer una endoscopia o una extracción del apéndice, por poner un par de ejemplos.
Pero es una idea que es mucho más compleja de lo que parece y por eso tiene pensativos a algunos conocedores del sistema. La exviceministra de Protección Social, María Andrea Godoy, es una de ellas. Uno de los principales argumentos que le expuso en su momento a El Espectador para oponerse a la idea que tanto le gusta a Petro es que en el complejo mercado de la salud hay una enorme dispersión de precios en los servicios.
No es lo mismo, dice, hacer una cirugía en Bogotá, que en el Amazonas, que es un territorio disperso. ¿Cómo equiparar el valor de una ciudad con el de una región en la que, en muchas ocasiones, toca pagar gasolina de avioneta o lancha para recoger a un paciente?, se pregunta. “Los costos son muy diferentes en todo el territorio nacional”.
Hoy, para sortear esa diversidad, las EPS son las encargadas de contratar esos servicios con los hospitales. Hay muchas modalidades de hacer esas transacciones. Alguna de las más frecuentes, sin enredarnos en los detalles, es negociar servicios con cada institución y a valores muy diferentes, según la población que atiendan. Para decirlo más claro, una EPS no suele pagar lo mismo por una cirugía a una reconocida clínica en el norte de Bogotá que por una llevada a cabo en un hospital en Pitalito, Huila.