Tratamientos contra el cáncer: el riesgo de eventos adversos sería mayor en las mujeres
Un estudio analizó los eventos adversos reportados en más de 22.000 pacientes en Estados Unidos.
Un estudio estadounidense publicado en la revista Journal Of Clinical Oncology señala que las mujeres tienen un riesgo 34 % mayor que los hombres de sufrir eventos adversos (EA) tras recibir tratamientos oncológicos. Los datos son resultado de una investigación en la que se analizó eventos adversos relacionados con el tratamiento por sexo en los ensayos clínicos de fase II y III realizados entre 1980 y 2019 por la red South Western Oncology Group (SWOG), uno de los cinco grupos cooperativos que conforman la Red Nacional de ensayos clínicos del National Cancer Institute de los Estados Unidos. Fueron excluidos del análisis los cánceres específicos del sexo.
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Un estudio estadounidense publicado en la revista Journal Of Clinical Oncology señala que las mujeres tienen un riesgo 34 % mayor que los hombres de sufrir eventos adversos (EA) tras recibir tratamientos oncológicos. Los datos son resultado de una investigación en la que se analizó eventos adversos relacionados con el tratamiento por sexo en los ensayos clínicos de fase II y III realizados entre 1980 y 2019 por la red South Western Oncology Group (SWOG), uno de los cinco grupos cooperativos que conforman la Red Nacional de ensayos clínicos del National Cancer Institute de los Estados Unidos. Fueron excluidos del análisis los cánceres específicos del sexo.
En total se analizaron 23.296 pacientes, 8.838 mujeres (el 37.9% del total) y 14.458 hombres (el 62,1 %) de 202 ensayos que experimentaron más de 270.000 eventos adversos. En general, el 64,6 % de todos los pacientes experimentó uno o más EA graves. Los cánceres más comunes en este grupo estudiado fueron gastrointestinales (26,1 %), de pulmón (20,5 %) y leucemia (12,1 %). En general, el 34,7 % de los pacientes tenían 65 años o más. En cuanto a los tratamientos que se usaron, la quimioterapia fue particularmente común en los ensayos de 1989 a 1999 (68,4 %), mientras que la inmunoterapia (53,6 %) y las terapias dirigidas (50,3 %) fueron más comunes de 2010 a 2019.
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El estudio observó un mayor riesgo de toxicidad grave para las mujeres frente a los hombres para cada tratamiento, con el mayor riesgo aumentado para la inmunoterapia (que tuvo un 49% más de riesgo de secuelas para ellas que para ellos). Por ejemplo, y en lo que se refiere a síntomas, las mujeres que recibieron quimioterapia tuvieron un aumento estadísticamente significativo del riesgo de sufrir trastornos cutáneos (de la piel) que los hombres; cuando ellas recibieron inmunoterapia, para citar otro ejemplo, tuvieron mayor riesgo de tener eventos adversos con el sueño.
“Las principales agencias reguladoras y asesoras de investigación del gobierno federal, incluidos los Institutos Nacionales de Salud y la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU., han emitido mandatos y pautas para comprender mejor las posibles diferencias en los resultados de la enfermedad entre hombres y mujeres”, señalan los investigadores. Los resultados de este estudio, que califican de “sólidos”, van en esa línea. ¿Pero hay alguna razón de este riesgo mayor en mujeres?
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Podría haber varias explicaciones. Por ejemplo, sugirieron los investigadores, las mujeres pudieron haber recibido dosis relativas mayores que los hombres, dadas las diferencias en el tipo de cuerpo promedio; la farmacogenética (es decir, cómo los genes responden a los medicamentos) también puede variar según el sexo. Los investigadores también consideran que puede haber diferencias en cómo las mujeres y los hombres reconocen e informan de los eventos adversos.
Aunque la comunidad científica ya había encontrado diferencias en el impacto de la quimioterapia entre hombres y mujeres, este es, según sus autores, el primer estudio que amplía el análisis a otros tratamientos. “Este es el primer estudio que evalúa sistemáticamente, en una muestra grande, las diferencias de toxicidad del tratamiento entre hombres y mujeres para los enfoques quimioterapéuticos tradicionales, así como las terapias novedosas, como los tratamientos dirigidos y las inmunoterapias” le explicó a El País Joseph M. Unger, bioestadístico del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson y primer autor del estudio.
Aún así, hay importantes limitaciones que se tienen que tener en cuenta a la hora de analizar los resultados. Por ejemplo, reconocen los autores, los pacientes de los ensayos clínicos tienden a ser más jóvenes y más saludables que los pacientes que no están en el ensayo en promedio. Si bien en la metodología de la investigación se verificó que todos los eventos adversos analizados tuvieran un posible, probable o un definitivo relacionamiento con el tratamiento, algunas condiciones podrían haber estado en los pacientes mucho antes del estudio,