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Después de más de seis horas de sesión, la jornada en la Cámara de Representantes terminó este martes con un triunfo para el Gobierno, en lo que respecta a la reforma a la salud: la plenaria de esa corporación rechazó archivar el proyecto, como pedía la oposición. La discusión, entonces, continuará en próximos días con la conformación de la subcomisión que se aprobó hace una semana, y la presentación y exposición de la segunda ponencia positiva al proyecto, que defenderán las fuerzas afines al Gobierno de Gustavo Petro.
El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, celebró la decisión. “El Gobierno tiene que agradecer este debate, yo quiero reconocer que aquí se han escuchado argumentos, y cuando se escuchan argumentos, uno comienza a acercarse”, comenzó Velasco su intervención. El ministro resaltó que: “Todos estamos de acuerdo en que se necesita una reforma a la salud. (...) Invito a esta Cámara a que traigamos los argumentos de fondo de porqué es buena o mala la reforma, cómo la podemos mejorar y desarrollar”, continuó.
Al Gobierno, agregó Velasco después, le parece interesante la subcomisión recién creada: “Agradezco a la Cámara el debate que han presentado y este Gobierno es respetuoso de sus decisiones internas y quisiéramos participar de esa subcomisión para defender los elementos centrales de la reforma, escuchar las criticas y también las propuestas para mejorar la reforma”, finalizó el ministro del Interior.
La plenaria rechazó archivar el proyecto con más de 90 votos en contra. Lo hizo después de escuchar a representantes de todos los partidos. Los de oposición o independientes (pero contrarios a la reforma) como Andrés Forero y Óscar Darío Pérez, del Centro Democrático, o Luis Miguel López, del Partido Conservador, por solo poner un par de ejemplos, argumentaron en contra de la reforma. Mucho de lo dicho se ha repetido en diversas ocasiones desde que el proyecto de ley comenzó su andar en la Comisión Séptima.
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Desde las supuestas pocas capacidades de la Adres (el llamado banco de la salud) para asumir las responsabilidades que le endilga el texto tal cual fue aprobado en la Comisión Séptima, hasta el período de transición (hasta ahora, de dos años) que en la oposición consideran insuficiente para los cambios, e incluso la discusión legal de si el proyecto debía tramitarse como ley ordinaria o ley estatutaria (que requeriría más debates), todo se expuso como razones para archivar el proyecto. Incluso, algunos desde el Centro Democrático adelantaron que cualquiera que sea el resultado, demandarán el texto por inconstitucional.
El Pacto Histórico y otros congresistas afines al proyecto lo defendieron e insistieron en la necesidad de reformar la salud y de continuar con la discusión. La jornada estuvo atravesada por el debate de las funciones y objetivos de la subcomisión (o comisión accidental, como la llamó el presidente de la Cámara, Andrés Calle) que la semana pasada propuso Julia Miranda, del Nuevo Liberalismo. Los opositores al proyecto querían que se eligiera a los integrantes de esta comisión en la que piden se haga realidad el llamado del presidente Petro de un nuevo acuerdo nacional alrededor de esta (y de otras) iniciativas.
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Esta subcomisión fue vista al principio por el Gobierno y las fuerzas afines a él como una medida de dilación que, dijeron, otorga a esa comisión funciones que son en realidad propias de la plenaria. Esto último lo dejó entrever el presidente de la Cámara, Andrés Calle: “De ninguna manera vamos a impedir el debate que debe darse en esta corporación. Una comisión accidental no puede abrogarse las tareas que le corresponden a la plenaria de la Cámara ni tampoco las que le corresponden a la Comisión Séptima de la Cámara”. Aun así, fue la posibilidad de esta comisión la que convenció a los congresistas de no archivar el proyecto.
Lo que deberá continuar en la próxima sesión es la exposición de la ponencia positiva que, de ser aprobada, dará paso a la discusión, ahora sí, del articulado. En medio de ese debate, la plenaria tendrá que conformar la subcomisión, sus integrantes (que serán de los propios partidos políticos) y darle, si así lo considera, un tiempo y unos objetivos específicos. En esto último hay un gran debate, pues desde el Pacto Histórico creen que en ese espacio se deben discutir los temas y artículos en concreto que siguen dividiendo a los congresistas respecto al texto, evitando de esa manera abrir la discusión del proyecto en general.