Un gran estudio descarta un vínculo entre el uso de celulares y el cáncer cerebral
Los hallazgos de esta revisión sistemática muestran que, aunque el uso de tecnología inalámbrica ha aumentado enormemente en los últimos 20 años, no ha habido un aumento en la incidencia de cánceres cerebrales.
En 2013, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en ingles) clasificó la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) como posiblemente cancerígeno. Estos campos electromagnéticos de radiofrecuencia son un tipo de radiación no ionizante utilizada en tecnologías de comunicación, como teléfonos móviles, antenas de telecomunicaciones y redes Wi-Fi.
El problema es que hoy sabemos que esa determinación se habría basado en gran medida en evidencia limitada proveniente de estudios de observación en humanos. Este martes, el estudio más grande hecho sobre el tema no encontró asociación entre el uso de teléfonos móviles y los cánceres de cabeza.
Se trata de una revisión sistemática encargada por la OMS y realizada por Agencia Australiana de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear (ARPANSA, por sus siglas en inglés). “Esta revisión sistemática de estudios de observación en humanos se basa en un conjunto de datos mucho más grande en comparación con el examinado por el IARC, que también incluye estudios más recientes y más completos, por lo que podemos estar más seguros de que la exposición a las ondas de radio de la tecnología inalámbrica no es un peligro para la salud humana”, resumió Ken Karipidis, de la agencia australiana.
El objetivo de la revisión sistemática fue evaluar la evidencia de estudios observacionales en humanos sobre una asociación entre la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia y el riesgo de los tipos de cáncer más investigados: tumores cerebrales (glioma, meningioma, neurinoma acústico), tumores hipofisarios, tumores de las glándulas salivales en adultos y tumores cerebrales pediátricos.
No son cancerígenos
Las revisiones sistemáticas son estudios que recopilan, analizan y sintetizan de manera rigurosa la evidencia de investigaciones previas sobre un tema específico. Su objetivo es proporcionar una visión integral y objetiva de la literatura existente, evaluando la calidad de los estudios incluidos y resumiendo sus hallazgos para determinar si existe una relación significativa entre las variables de interés. Se consideran una de las formas más sólidas de evidencia en la investigación científica.
En este caso, la revisión identificó 5.102 estudios publicados entre 1994 y 2022, pero la mayoría no cumplió con los criterios de inclusión. Los informes de casos y las series de casos no fueron elegibles para su inclusión debido a la falta de un grupo de control. También se excluyeron estudios comparativos como estudios ecológicos, estudios transversales y análisis de casos de estudios de casos y controles. En total, se evaluaron 63 artículos. “Los hallazgos de esta revisión sistemática coinciden con investigaciones anteriores realizadas por ARPANSA que muestran que, aunque el uso de tecnología inalámbrica ha aumentado enormemente en los últimos 20 años, no ha habido un aumento en la incidencia de cánceres cerebrales”, señala Karipidis.
La investigación fue publicada en la revista Environment International. Los autores señalan que se debe tener cierta precaución al interpretar sus resultados sobre la exposición a estaciones base y antenas de transmisión debido al pequeño número de estudios. La Organización Mundial de la Salud está preparando actualmente una monografía de criterios de salud ambiental sobre los efectos de la exposición a las ondas de radio en la salud. Ese documento se basará en esta revisión y otras más encargadas por la OMS.
Acceda al artículo completo de la revista Environment International.
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En 2013, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en ingles) clasificó la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) como posiblemente cancerígeno. Estos campos electromagnéticos de radiofrecuencia son un tipo de radiación no ionizante utilizada en tecnologías de comunicación, como teléfonos móviles, antenas de telecomunicaciones y redes Wi-Fi.
El problema es que hoy sabemos que esa determinación se habría basado en gran medida en evidencia limitada proveniente de estudios de observación en humanos. Este martes, el estudio más grande hecho sobre el tema no encontró asociación entre el uso de teléfonos móviles y los cánceres de cabeza.
Se trata de una revisión sistemática encargada por la OMS y realizada por Agencia Australiana de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear (ARPANSA, por sus siglas en inglés). “Esta revisión sistemática de estudios de observación en humanos se basa en un conjunto de datos mucho más grande en comparación con el examinado por el IARC, que también incluye estudios más recientes y más completos, por lo que podemos estar más seguros de que la exposición a las ondas de radio de la tecnología inalámbrica no es un peligro para la salud humana”, resumió Ken Karipidis, de la agencia australiana.
El objetivo de la revisión sistemática fue evaluar la evidencia de estudios observacionales en humanos sobre una asociación entre la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia y el riesgo de los tipos de cáncer más investigados: tumores cerebrales (glioma, meningioma, neurinoma acústico), tumores hipofisarios, tumores de las glándulas salivales en adultos y tumores cerebrales pediátricos.
No son cancerígenos
Las revisiones sistemáticas son estudios que recopilan, analizan y sintetizan de manera rigurosa la evidencia de investigaciones previas sobre un tema específico. Su objetivo es proporcionar una visión integral y objetiva de la literatura existente, evaluando la calidad de los estudios incluidos y resumiendo sus hallazgos para determinar si existe una relación significativa entre las variables de interés. Se consideran una de las formas más sólidas de evidencia en la investigación científica.
En este caso, la revisión identificó 5.102 estudios publicados entre 1994 y 2022, pero la mayoría no cumplió con los criterios de inclusión. Los informes de casos y las series de casos no fueron elegibles para su inclusión debido a la falta de un grupo de control. También se excluyeron estudios comparativos como estudios ecológicos, estudios transversales y análisis de casos de estudios de casos y controles. En total, se evaluaron 63 artículos. “Los hallazgos de esta revisión sistemática coinciden con investigaciones anteriores realizadas por ARPANSA que muestran que, aunque el uso de tecnología inalámbrica ha aumentado enormemente en los últimos 20 años, no ha habido un aumento en la incidencia de cánceres cerebrales”, señala Karipidis.
La investigación fue publicada en la revista Environment International. Los autores señalan que se debe tener cierta precaución al interpretar sus resultados sobre la exposición a estaciones base y antenas de transmisión debido al pequeño número de estudios. La Organización Mundial de la Salud está preparando actualmente una monografía de criterios de salud ambiental sobre los efectos de la exposición a las ondas de radio en la salud. Ese documento se basará en esta revisión y otras más encargadas por la OMS.
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