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La Esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad del sistema nervioso que afecta los músculos y las funciones físicas. Las personas que la padecen pierden el control de su cuerpo y la posibilidad de comunicarse. Aunque hay terapias para reducir el avance de la enfermedad, no hay cura para ELA. De ahí lo importante de lo acontecido recientemente con un paciente de ELA, quien gracias a un dispositivo implantado en su cerebro, fue capaz de seleccionar letras una a la vez para formar palabras y frases para comunicar sus necesidades y experiencias.
Así fue comunicado por los investigadores que lideraron el proceso en Nature. Los científicos implantaron conjuntos de microelectrodos intracorticales en dos áreas de la corteza motora del cerebro de un hombre que no tenía control voluntario del movimiento ocular, y por ende no podía usar un rastreador ocular para comunicarse y tampoco un sistema de comunicación computarizado basado en el movimiento de los ojos. El paciente comenzó a utilizar el sistema tres meses después de la implantación.
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“Con la progresión de la ELA, el paciente perdió la capacidad de abrir los ojos voluntariamente, así como la agudeza visual, pero sigue empleando la estrategia basada en neurorretroalimentación guiada por el oído para seleccionar letras y formar palabras y oraciones”, dice el estudio. Después de aproximadamente 3 semanas con el sistema el hombre produjo una oración inteligible, cuando habían pasado 251 días dijo ‘Amo a mi hijo genial’; al día 253 pudo preguntarle a su hijo: ‘¿Quieres ver Robin Hood de Disney?” Durante el siguiente año hizo decenas de oraciones más.
Aunque no es la primera vez que se usan estos sistemas, este caso en particular es único pues ha permitido la comunicación de un paciente en un estado avanzado de la enfermedad que implica una parálisis completa de sus músculos. Aunque se conservan las capacidades mentales, las señales de movimiento no salen del cerebro.
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“Son proyectos muy duros, pero uno de los momentos más agradables para mí fue cuando dejamos al paciente comunicarse de forma libre y deletreó de forma correcta su nombre: es la prueba absoluta de que el paciente es consciente, de que tiene una capacidad correcta de entender el mundo exterior: quiero decir mi nombre y lo digo”, le dijo a El País Arnau Espinosa, uno de los neurotecnólogos detrás de este avance.
Pese al éxito del proyecto, los investigadores son claros en señalar que apenas es el comienzo. “Estos implantes están muy lejos de ser una tecnología aplicable de forma generalizada: son prototipos, pruebas de concepto, hace falta mucho trabajo para poder tener un dispositivo comercial en el mercado”, señaló Espinosa al diario español. El equipo científico duró cientos de horas diseñando, probando y calibrando de forma personalizada el sistema en el cerebro del paciente, no es como si se pudiera enchufar algo en el cerebro de los pacientes y esperar que funcione.