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Aunque el estrés es un sentimiento que se suele asociar con factores negativos e indeseados, con el pasar de los años, investigaciones médicas han encontrado que niveles bajos o moderados de estrés, pueden ser beneficiosos para las personas. Incluso, podrían ser la clave para tener una vejez más saludable. (Puede leer: Reportan primer caso de intoxicación por fósforo blanco en fiestas de fin de año)
Quizás una de las primeras personas en pensar que el estrés no era un sentimiento totalmente negativo, fue Firdaus Dhabhar, un médico estadounidense, que a mediados de la década de los 90, empezó a indagar por los efectos positivos del estrés.
“No tiene sentido que el estrés sea siempre algo malo, perjudicial y negativo. La respuesta de lucha o huida es esencial para la supervivencia. Una gacela necesita esta respuesta para escapar de las fauces y garras de un león, igual que un león la necesita para atrapar su comida. La Madre Naturaleza nos dio esta respuesta para ayudarnos a sobrevivir y prosperar, no para matarnos”, recuerda ahora el investigador en diálogo con The Guardian, sobre sus primeras hipótesis. (Le puede interesar: Tras fiestas de fin de año, cifra de lesionados por pólvora llegó a 930)
Desde entonces, una serie de investigaciones médicas se han desarrollado para comprender cuáles pueden ser los beneficios de sentir estrés. Algunos de esos resultados apuntan, por ejemplo, que el estrés físico y mental, de leve a moderado, estimula la producción en el cuerpo de una sustancia química llamada interleucinas, la cual activa el sistema inmunitario. Otros trabajos, señalan que los bebés que nacieron de madres que experimentaron estrés leve durante el embarazo, logran un desarrollo más avanzado en los primeros dos años, respecto a otros bebés fruto de embarazos sin estrés.
Ahora, un grupo de científicos ha encontrado que el estrés, sobre todo el que proviene del ejercicio, puede ser clave en un envejecimiento más saludable. Según Casper Søndenbroe, investigador de la Universidad de Copenhague, algunos ejercicios basados en la resistencia, como las pesas, las bandas o el ciclismo, “aumenta el tamaño y fuerza de los músculos, por lo que es realmente eficaz”. (También puede leer: ¿Qué camino tomará la reforma a la salud en el 2023?)
Pero no solo el estrés leve o moderado que se genera al realizar una actividad física puede ser beneficioso. Joyce Shaffer, investigadora de la Universidad de Washington, le contó a The Guardian que, “hemos visto que las personas que empezaron a tomar clases de piano a los 80 años experimentaron una mejora de la función cerebral”. En otras palabras, aquellas personas que se mantienen activas, mentalmente hablando, también perciben los impactos positivos.
Otras formas de lograrlo, según Shaffer, es “mantenerse en el trabajo, o al menos participar socialmente en una actividad, tiene un impacto muy bueno en el mantenimiento de la función. En Baltimore se llevó a cabo un proyecto en el que personas jubiladas volvieron a las escuelas para dar clases particulares a estudiantes de bajos ingresos que no tenían mucho y, de hecho, experimentaron mejoras cognitivas al hacerlo”, le explicó al diario británico. (Le puede interesar: ¿Qué tan confiables son los contenidos sobre nutrición que hay en TikTok?)
Andy Philp, quien dirige el programa de biología del envejecimiento del Centenary Institute de Sydney, tiene una forma sencilla de resumir lo que la ciencia ha descubierto hasta ahora respecto al estrés. “Si lo pensamos bien, todos nuestros sistemas están en estado de reposo, y entonces un poco de estrés —cambiando el flujo sanguíneo al cerebro o contrayendo los músculos— activará diferentes vías moleculares para lidiar con ello. Hemos evolucionado para estar activos y responder a distintos estímulos, y si eso se nos quita, se aceleran los procesos negativos”, le dijo a The Guardian.