¿Por qué aumentaron, de repente, los brotes del virus Oropouche? Nuevos estudios dan pistas
El reciente aumento de casos “podría estar vinculado a un nuevo virus recombinante del Oropouche, con una mayor capacidad de replicación”, concluye este estudio publicado en la revista Lancet Infectious Diseases. Si bien, como el dengue, la fiebre del Oropouche generalmente no es grave, puede causar complicaciones serias, como meningitis.
Redacción Salud con información de AFP
A principios de este año, las infecciones por un virus transmitido por insectos llamado Oropouche explotaron en parte América del Sur, lo que generó alerta y preocupaciones en torno a la posibilidad de una epidemia que afectaría a los sistemas de salud de la región. Por ahora, la posible amenaza se ha disipado, sin nuevos casos reportados desde septiembre. Aun así, entre las comunidad científica queda la pregunta de qué hizo que este virus se expandiera de repente, y si existen posibilidades de que esto ocurra otra vez.
Un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases da algunas pistas. Los investigadores encontraron, por ejemplo, que la variante del virus de Oropouche que está circulando en la región se replica mucho mejor en la células que variantes anteriores. Además se reportó que el virus ha cambiado a tal grado que las personas infectadas hace una década casi no tienen inmunidad contra la versión actual
“No se trata de un virus nuevo, pero parece replicarse más rápido, replicarse mejor y ser más virulento”, afirmó a Science, el virólogo William De Souza, de la Universidad de Kentucky, último autor del estudio.
Por su parte, otros científicos apuntan a que el cambio climático, la deforestación y el incremento de la movilidad humana también podrían estar incidiendo. Es posible que estas condiciones hayan permitido el auge de las poblaciones de jejenes y favoreciendo, por ende, su propagación.
El virus de Oropouche se ha registrado en aves, perezosos y primates no humanos. Por su parte, su transmisión en humanos ocurre, principalmente, por la picadura, un mosquito del tamaño de una cabeza de alfiler llamado Culicoides paraensis, endémico en toda América.
Si bien, como el dengue, la fiebre del Oropouche generalmente no es grave, puede causar complicaciones serias, como meningitis. Por primera vez se registraron algunos fallecimientos relacionados con la enfermedad en julio en Brasil. Además, el número de casos es sin precedentes, con casi 10.000 solo en 2024 en Brasil. Colombia y Perú también se han visto afectados, aunque en menor medida.
Por su parte, un trabajo similar publicado en septiembre en Nature Medicine y también realizado por investigadores con sede en Brasil encontró que la cepa que circuló este año tiene un segmento del virus que anteriormente causó brotes en el este de Brasil entre 2009 y 2018, y dos de un virus que circuló en Perú, Colombia y Ecuador entre 2008 y 2021.
Lo cierto es que la composición genética del virus explicaría su propagación, pues tiene tres segmentos de ARN (que transmite la información contenida en ese gen al citoplasma) y cuando diferentes cepas infectan la misma célula animal o humana, pueden intercambiar segmentos, un proceso llamado reordenación, para crear un nuevo virus.
Así, la falta de inmunidad sería determinante. Los anticuerpos de las personas infectadas con Oropouche en 2016 o en años anteriores -antes de que la nueva variante empezara a propagarse ampliamente- son prácticamente impotentes frente a la nueva cepa. Eso podría explicar por qué han reaparecido casos en la región amazónica, a pesar de que las personas allí han estado expuestas al virus durante mucho tiempo.
Por el momento, la comunidades científicas continúan estudiando los detalles de las nuevas variantes del virus que podrían causar nuevos brotes en el continente en los próximos meses.
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A principios de este año, las infecciones por un virus transmitido por insectos llamado Oropouche explotaron en parte América del Sur, lo que generó alerta y preocupaciones en torno a la posibilidad de una epidemia que afectaría a los sistemas de salud de la región. Por ahora, la posible amenaza se ha disipado, sin nuevos casos reportados desde septiembre. Aun así, entre las comunidad científica queda la pregunta de qué hizo que este virus se expandiera de repente, y si existen posibilidades de que esto ocurra otra vez.
Un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases da algunas pistas. Los investigadores encontraron, por ejemplo, que la variante del virus de Oropouche que está circulando en la región se replica mucho mejor en la células que variantes anteriores. Además se reportó que el virus ha cambiado a tal grado que las personas infectadas hace una década casi no tienen inmunidad contra la versión actual
“No se trata de un virus nuevo, pero parece replicarse más rápido, replicarse mejor y ser más virulento”, afirmó a Science, el virólogo William De Souza, de la Universidad de Kentucky, último autor del estudio.
Por su parte, otros científicos apuntan a que el cambio climático, la deforestación y el incremento de la movilidad humana también podrían estar incidiendo. Es posible que estas condiciones hayan permitido el auge de las poblaciones de jejenes y favoreciendo, por ende, su propagación.
El virus de Oropouche se ha registrado en aves, perezosos y primates no humanos. Por su parte, su transmisión en humanos ocurre, principalmente, por la picadura, un mosquito del tamaño de una cabeza de alfiler llamado Culicoides paraensis, endémico en toda América.
Si bien, como el dengue, la fiebre del Oropouche generalmente no es grave, puede causar complicaciones serias, como meningitis. Por primera vez se registraron algunos fallecimientos relacionados con la enfermedad en julio en Brasil. Además, el número de casos es sin precedentes, con casi 10.000 solo en 2024 en Brasil. Colombia y Perú también se han visto afectados, aunque en menor medida.
Por su parte, un trabajo similar publicado en septiembre en Nature Medicine y también realizado por investigadores con sede en Brasil encontró que la cepa que circuló este año tiene un segmento del virus que anteriormente causó brotes en el este de Brasil entre 2009 y 2018, y dos de un virus que circuló en Perú, Colombia y Ecuador entre 2008 y 2021.
Lo cierto es que la composición genética del virus explicaría su propagación, pues tiene tres segmentos de ARN (que transmite la información contenida en ese gen al citoplasma) y cuando diferentes cepas infectan la misma célula animal o humana, pueden intercambiar segmentos, un proceso llamado reordenación, para crear un nuevo virus.
Así, la falta de inmunidad sería determinante. Los anticuerpos de las personas infectadas con Oropouche en 2016 o en años anteriores -antes de que la nueva variante empezara a propagarse ampliamente- son prácticamente impotentes frente a la nueva cepa. Eso podría explicar por qué han reaparecido casos en la región amazónica, a pesar de que las personas allí han estado expuestas al virus durante mucho tiempo.
Por el momento, la comunidades científicas continúan estudiando los detalles de las nuevas variantes del virus que podrían causar nuevos brotes en el continente en los próximos meses.
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