Yagé, ¿el próximo antidepresivo?
Seis pacientes con depresión recibieron una dosis de ayahuasca en Brasil y mostraron una mejoría de su estado.
Redacción Vivir
Hace pocas semanas, un grupo de científicos de la famosa escuela de medicina de Monte Sinaí, Nueva York, reveló que luego de estudiar 100.000 moléculas en busca de una posible cura para la diabetes, sólo una de ellas resultó promisoria. Se trató de la harmina, un compuesto escondido en la ayahuasca o yagé (Banisteriopsis caapi).
Ahora la buena noticia corre por cuenta de un grupo de investigadores brasileños, liderados por el neurocientífico Jaime Hallak, quienes anunciaron a través de la Revista Brasileña de Psiquiatría el efecto positivo del yagé sobre un pequeño grupo de pacientes diagnosticados con depresión severa.
Hallak y sus colaboradores reclutaron, a través de anuncios y por contacto con médicos de clínicas privadas, a seis pacientes: dos hombres y cuatro mujeres. Dos sufrían episodios leves, tres moderados y uno padecía un trastorno severo.
Los pacientes recibieron toda la información necesaria sobre el uso de yagé y dieron su consentimiento para el experimento. El yagé fue preparado por miembros de la comunidad Santo Daime, Brasil, y almacenado hasta el día de la toma en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo.
Cada paciente tomó entre 120 y 200 ml, dependiendo de su peso. Un examen médico general más una batería de pruebas de laboratorio y tests para medir el estado depresivo, se aplicaron antes y después del experimento.
Aunque la mitad de los pacientes vomitaron, un síntoma de sobra conocido por todas las comunidades que usan la planta alucinógena, los neurocientíficos brasileños se mostraron sorprendidos con los resultados. Por un lado, los síntomas depresivos comenzaron a disminuir en cuestión de horas y la mejoría se prolongó hasta por tres semanas. Los antidepresivos comerciales por lo general no muestran su efecto hasta dos o tres semanas después de iniciado el tratamiento.
En los tests de evaluación psiquiátrica, los neurocientíficos observaron síntomas de mejoría hasta del 47% en todos los pacientes.
Una de las debilidades del trabajo, además de su pequeña muestra de pacientes, es que no se incluyó un grupo control para comparar resultados. Aún así, sus autores creen que “estos resultados sugieren que la ayahuasca puede representar una poderosa nueva sustancia para el tratamiento de la depresión y síntomas de ansiedad”.
Al respecto, el psiquiatra James Stone comentó a la revista Nature que el estudio es muy interesante, pero al no contar con un grupo de comparación, por ahora sólo permite concluir que los pacientes depresivos toleran bien el yagé y no parecen tener efectos adversos serios después de una dosis.
Hace pocas semanas, un grupo de científicos de la famosa escuela de medicina de Monte Sinaí, Nueva York, reveló que luego de estudiar 100.000 moléculas en busca de una posible cura para la diabetes, sólo una de ellas resultó promisoria. Se trató de la harmina, un compuesto escondido en la ayahuasca o yagé (Banisteriopsis caapi).
Ahora la buena noticia corre por cuenta de un grupo de investigadores brasileños, liderados por el neurocientífico Jaime Hallak, quienes anunciaron a través de la Revista Brasileña de Psiquiatría el efecto positivo del yagé sobre un pequeño grupo de pacientes diagnosticados con depresión severa.
Hallak y sus colaboradores reclutaron, a través de anuncios y por contacto con médicos de clínicas privadas, a seis pacientes: dos hombres y cuatro mujeres. Dos sufrían episodios leves, tres moderados y uno padecía un trastorno severo.
Los pacientes recibieron toda la información necesaria sobre el uso de yagé y dieron su consentimiento para el experimento. El yagé fue preparado por miembros de la comunidad Santo Daime, Brasil, y almacenado hasta el día de la toma en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo.
Cada paciente tomó entre 120 y 200 ml, dependiendo de su peso. Un examen médico general más una batería de pruebas de laboratorio y tests para medir el estado depresivo, se aplicaron antes y después del experimento.
Aunque la mitad de los pacientes vomitaron, un síntoma de sobra conocido por todas las comunidades que usan la planta alucinógena, los neurocientíficos brasileños se mostraron sorprendidos con los resultados. Por un lado, los síntomas depresivos comenzaron a disminuir en cuestión de horas y la mejoría se prolongó hasta por tres semanas. Los antidepresivos comerciales por lo general no muestran su efecto hasta dos o tres semanas después de iniciado el tratamiento.
En los tests de evaluación psiquiátrica, los neurocientíficos observaron síntomas de mejoría hasta del 47% en todos los pacientes.
Una de las debilidades del trabajo, además de su pequeña muestra de pacientes, es que no se incluyó un grupo control para comparar resultados. Aún así, sus autores creen que “estos resultados sugieren que la ayahuasca puede representar una poderosa nueva sustancia para el tratamiento de la depresión y síntomas de ansiedad”.
Al respecto, el psiquiatra James Stone comentó a la revista Nature que el estudio es muy interesante, pero al no contar con un grupo de comparación, por ahora sólo permite concluir que los pacientes depresivos toleran bien el yagé y no parecen tener efectos adversos serios después de una dosis.