A mí no me ha ido mal haciendo amigos por internet
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Lectora anónima
He estado escuchando historias de gente que conoce a otra gente por internet. Y son historias de pavor, de miedo, de cómo se encuentran con locos en la red.
Me parece tan extraño, pues mi historia es completamente diferente. Yo he tenido la fortuna de viajar mucho, una actividad que me encanta hacer, y tengo el placer de decir que jamás he pagado un hotel pues siempre me he hospedado en casa de amigos. Amigos que he hecho a través de las redes sociales. Algunos de ellos recomendados, otros, conocidos totalmente por ahí. (Lea "Hay que tener claro que Tinder no se hizo para buscar marido, sino para pasarla bien")
He estado viajando desde que tuve recursos, pero el primer viaje que quise hacer no pude hacerlo por falta de dinero. Iba a ser a Buenos Aires, a una actividad académica. Se creó un grupo en Facebook para quienes iban a participar, y agregué a un chico chileno muy simpático que contaba chistes todo el tiempo. Como no pudimos vernos en Buenos Aires, seguimos conversando los dos años siguientes a través de la red social. Vi sus fotos, a su familia, él vio a la mía. Estrechamos mucho nuestra relación de amistad. Él tiene una novia que ama profundamente, así que jamás se despertó interés alguno en cuestiones sentimentales. Pero nos hicimos muy buenos amigos.
Años después tuve la suerte de viajar a Chile para realizar la misma actividad académica y entonces él me ofreció alojarme en su casa. Yo no tenía trabajo y pasaba por una depresión profunda. La vida me concedió el dinero y él me dijo: “Preocúpate por los pasajes, lo demás déjamelo a mí”. No sentí desconfianza alguna. Él fue a recogerme con su madre, en su carro, y allí comenzó una de las experiencias más maravillosas de mi vida.
Es una hermosa familia que confió en mí de un modo casi absoluto, desde darme llaves de su casa, una tarjeta del Transantiago, un Blackberry para mi uso y acceso ilimitado a su nevera. Yo podía irme y llegar a su casa cuando lo deseara. Fue un mes maravilloso, en el que incluso me invitaron a un paseo que tenían planeado a Valparaíso. Y al momento de volver a Colombia me colmaron de regalos. Aún somos grandes amigos y tengo planeado volver a Chile prontamente para verlo de nuevo.
En este punto me pregunto entonces cómo es posible que a algunas personas les vaya tan mal, que la mayoría (porque la gran mayoría de historias que uno lee de estas cosas son de terror) dé con locos obsesionados que las amenazan de muerte, las roban y cosas así. ¿Será porque somos demasiado confiados? ¿Poco inteligentes? ¿Hay demasiada gente mala? ¿Qué podrá ser? El año que entra iré a visitar Europa de la mano de un alemán que me contactó por Facebook y con quien llevamos ya dos años de amistad en línea.
Lo he visto por Skype y hemos hablado mucho acerca de su vida. Mis intereses sentimentales están ya definidos hacia alguien con quien salgo y por ello no busco más que la oportunidad de viajar, de conocer y de compartir con alguien que me parece una gran persona. Espero que pueda continuar manteniendo estas bellas experiencias y no dé con un loco. Vivir en una sociedad de miedo no es sano ni constructivo.
He estado escuchando historias de gente que conoce a otra gente por internet. Y son historias de pavor, de miedo, de cómo se encuentran con locos en la red.
Me parece tan extraño, pues mi historia es completamente diferente. Yo he tenido la fortuna de viajar mucho, una actividad que me encanta hacer, y tengo el placer de decir que jamás he pagado un hotel pues siempre me he hospedado en casa de amigos. Amigos que he hecho a través de las redes sociales. Algunos de ellos recomendados, otros, conocidos totalmente por ahí. (Lea "Hay que tener claro que Tinder no se hizo para buscar marido, sino para pasarla bien")
He estado viajando desde que tuve recursos, pero el primer viaje que quise hacer no pude hacerlo por falta de dinero. Iba a ser a Buenos Aires, a una actividad académica. Se creó un grupo en Facebook para quienes iban a participar, y agregué a un chico chileno muy simpático que contaba chistes todo el tiempo. Como no pudimos vernos en Buenos Aires, seguimos conversando los dos años siguientes a través de la red social. Vi sus fotos, a su familia, él vio a la mía. Estrechamos mucho nuestra relación de amistad. Él tiene una novia que ama profundamente, así que jamás se despertó interés alguno en cuestiones sentimentales. Pero nos hicimos muy buenos amigos.
Años después tuve la suerte de viajar a Chile para realizar la misma actividad académica y entonces él me ofreció alojarme en su casa. Yo no tenía trabajo y pasaba por una depresión profunda. La vida me concedió el dinero y él me dijo: “Preocúpate por los pasajes, lo demás déjamelo a mí”. No sentí desconfianza alguna. Él fue a recogerme con su madre, en su carro, y allí comenzó una de las experiencias más maravillosas de mi vida.
Es una hermosa familia que confió en mí de un modo casi absoluto, desde darme llaves de su casa, una tarjeta del Transantiago, un Blackberry para mi uso y acceso ilimitado a su nevera. Yo podía irme y llegar a su casa cuando lo deseara. Fue un mes maravilloso, en el que incluso me invitaron a un paseo que tenían planeado a Valparaíso. Y al momento de volver a Colombia me colmaron de regalos. Aún somos grandes amigos y tengo planeado volver a Chile prontamente para verlo de nuevo.
En este punto me pregunto entonces cómo es posible que a algunas personas les vaya tan mal, que la mayoría (porque la gran mayoría de historias que uno lee de estas cosas son de terror) dé con locos obsesionados que las amenazan de muerte, las roban y cosas así. ¿Será porque somos demasiado confiados? ¿Poco inteligentes? ¿Hay demasiada gente mala? ¿Qué podrá ser? El año que entra iré a visitar Europa de la mano de un alemán que me contactó por Facebook y con quien llevamos ya dos años de amistad en línea.
Lo he visto por Skype y hemos hablado mucho acerca de su vida. Mis intereses sentimentales están ya definidos hacia alguien con quien salgo y por ello no busco más que la oportunidad de viajar, de conocer y de compartir con alguien que me parece una gran persona. Espero que pueda continuar manteniendo estas bellas experiencias y no dé con un loco. Vivir en una sociedad de miedo no es sano ni constructivo.