Apple, Amazon y Google son a prueba de balas
Europa tiene la motivación, pero no los medios, para dividir a las grandes empresas de tecnología. Con Estados Unidos ocurre lo contrario. Esas son malas noticias para cualquiera que espere un ajuste regulatorio total para los gigantes de Silicon Valley y Seattle sobre sus tendencias monopólicas.
Alex Webb
Los legisladores de Washington consideran que su trabajo es, en primer lugar, proteger al consumidor, mientras que Bruselas quiere asegurarse de que otras compañías puedan competir con las predominantes. Lamentablemente para Europa, los estadounidenses tienen todo el poder, pero es poco probable que su enfoque produzca un cambio radical.
Pero eso no quiere decir que la Unión Europea esté perdiendo el tiempo liderando la acusación contra las grandes tecnológicas. La audiencia en el Congreso de la semana pasada con los directores ejecutivos de Apple; Amazon; la empresa matriz de Google, Alphabet, y Facebook mostró que el “efecto Bruselas” está en plena vigencia. La Unión Europea desempeña un enorme papel en lo que respecta a la regulación porque otras regiones, incluso los estadounidenses, tienden a seguir su ejemplo. Hasta cierto punto, al menos.
Mientras los legisladores estadounidenses presentaban el caso contra los gigantes de la costa oeste, una y otra vez sus argumentos hicieron eco de los esfuerzos ya en marcha en Europa. Cuando el representante demócrata David Cicilline abordó la forma en que Google muestra fragmentos de noticias en los resultados de búsqueda sin pagar a los editores, evocó las nuevas leyes de derechos de autor propuestas por la Unión Europea el año pasado.
Durante dos años, Bruselas ha investigado si Amazon utiliza sus datos de mercado para competir injustamente con los vendedores en su sitio web, lo que ahora también es un tema candente en Capitol Hill. El poder de mercado de la App Store de Apple y de asistentes virtuales como Siri y Alexa, que son objeto de nuevas investigaciones de la Unión Europea, también estaban en la agenda del Congreso.
Cuando la gente le pregunta a Margrethe Vestager y a otros encargados europeos de aplicar las leyes antimonopolio sobre qué poder tienen realmente para moderar el comportamiento de las millonarias empresas estadounidenses, esta es a menudo su respuesta: cuando Bruselas descubre un mal comportamiento corporativo, establece una hoja de ruta a seguir en Washington DC.
Es un gran desafío hacer frente a empresas con ingresos anuales combinados de US$782.000 millones, más que el producto interno bruto de Suiza, lo que significa que las autoridades de competencia se benefician del trabajo que ya se ha realizado en otros lugares. Incluso el estudio del mercado de la publicidad digital de la autoridad británica de competencia y mercados fue aludido por la representante Pramila Jayapal, quien citó los hallazgos de la agencia sobre la cuota de mercado dominante de Google.
La Comisión Europea tiene la autoridad legal para tratar de dividir las empresas, pero nadie cree que alguna vez intente hacerlo con una empresa estadounidense. Las consecuencias políticas serían demasiado graves. Los estadounidenses podrían buscar escisiones y tendrían el poder para hacerlo, pero su régimen antimonopolio tiene diferentes prioridades. Si bien los problemas, y los niveles de exasperación ante el comportamiento arrogante de las empresas, pueden ser los mismos, los tipos de castigo que los legisladores tienen en mente son diferentes, según Nicolas Petit, presidente adjunto de derecho de competencia del Instituto Universitario Europeo.
Esto se debe a que la ley antimonopolio estadounidense se centra en los intereses del consumidor, principalmente en torno a los precios, mientras que Europa considera la dinámica del mercado en general y el efecto en la competencia. Si bien Vestager probablemente quiere fomentar la creación de compañías que puedan contrarrestar el poder de Google y Facebook en las búsquedas y las redes sociales, sus pares estadounidenses solo se preocupan si el impacto de su dominio es perjudicial para los consumidores.
Ese enfoque más reducido de Estados Unidos limita la probabilidad de una acción de gran alcance, dice Tommaso Valletti, jefe del Departamento de Economía y Política Pública del Imperial College de Londres y execonomista jefe de competencia de la Comisión Europea. “Estados Unidos, de facto, ha abdicado cualquier aplicación de la ley durante 20 años en esta área”, me dijo.
En su presentación al subcomité antimonopolio de la Cámara de Representantes, Vestager pidió respuestas con políticas “compartidas”, según un documento obtenido por el sitio web Euractiv. Es un objetivo admirable y debería ser la conclusión lógica de las investigaciones que abordan muchos de los mismos temas. También es un sueño imposible.
Los legisladores de Washington consideran que su trabajo es, en primer lugar, proteger al consumidor, mientras que Bruselas quiere asegurarse de que otras compañías puedan competir con las predominantes. Lamentablemente para Europa, los estadounidenses tienen todo el poder, pero es poco probable que su enfoque produzca un cambio radical.
Pero eso no quiere decir que la Unión Europea esté perdiendo el tiempo liderando la acusación contra las grandes tecnológicas. La audiencia en el Congreso de la semana pasada con los directores ejecutivos de Apple; Amazon; la empresa matriz de Google, Alphabet, y Facebook mostró que el “efecto Bruselas” está en plena vigencia. La Unión Europea desempeña un enorme papel en lo que respecta a la regulación porque otras regiones, incluso los estadounidenses, tienden a seguir su ejemplo. Hasta cierto punto, al menos.
Mientras los legisladores estadounidenses presentaban el caso contra los gigantes de la costa oeste, una y otra vez sus argumentos hicieron eco de los esfuerzos ya en marcha en Europa. Cuando el representante demócrata David Cicilline abordó la forma en que Google muestra fragmentos de noticias en los resultados de búsqueda sin pagar a los editores, evocó las nuevas leyes de derechos de autor propuestas por la Unión Europea el año pasado.
Durante dos años, Bruselas ha investigado si Amazon utiliza sus datos de mercado para competir injustamente con los vendedores en su sitio web, lo que ahora también es un tema candente en Capitol Hill. El poder de mercado de la App Store de Apple y de asistentes virtuales como Siri y Alexa, que son objeto de nuevas investigaciones de la Unión Europea, también estaban en la agenda del Congreso.
Cuando la gente le pregunta a Margrethe Vestager y a otros encargados europeos de aplicar las leyes antimonopolio sobre qué poder tienen realmente para moderar el comportamiento de las millonarias empresas estadounidenses, esta es a menudo su respuesta: cuando Bruselas descubre un mal comportamiento corporativo, establece una hoja de ruta a seguir en Washington DC.
Es un gran desafío hacer frente a empresas con ingresos anuales combinados de US$782.000 millones, más que el producto interno bruto de Suiza, lo que significa que las autoridades de competencia se benefician del trabajo que ya se ha realizado en otros lugares. Incluso el estudio del mercado de la publicidad digital de la autoridad británica de competencia y mercados fue aludido por la representante Pramila Jayapal, quien citó los hallazgos de la agencia sobre la cuota de mercado dominante de Google.
La Comisión Europea tiene la autoridad legal para tratar de dividir las empresas, pero nadie cree que alguna vez intente hacerlo con una empresa estadounidense. Las consecuencias políticas serían demasiado graves. Los estadounidenses podrían buscar escisiones y tendrían el poder para hacerlo, pero su régimen antimonopolio tiene diferentes prioridades. Si bien los problemas, y los niveles de exasperación ante el comportamiento arrogante de las empresas, pueden ser los mismos, los tipos de castigo que los legisladores tienen en mente son diferentes, según Nicolas Petit, presidente adjunto de derecho de competencia del Instituto Universitario Europeo.
Esto se debe a que la ley antimonopolio estadounidense se centra en los intereses del consumidor, principalmente en torno a los precios, mientras que Europa considera la dinámica del mercado en general y el efecto en la competencia. Si bien Vestager probablemente quiere fomentar la creación de compañías que puedan contrarrestar el poder de Google y Facebook en las búsquedas y las redes sociales, sus pares estadounidenses solo se preocupan si el impacto de su dominio es perjudicial para los consumidores.
Ese enfoque más reducido de Estados Unidos limita la probabilidad de una acción de gran alcance, dice Tommaso Valletti, jefe del Departamento de Economía y Política Pública del Imperial College de Londres y execonomista jefe de competencia de la Comisión Europea. “Estados Unidos, de facto, ha abdicado cualquier aplicación de la ley durante 20 años en esta área”, me dijo.
En su presentación al subcomité antimonopolio de la Cámara de Representantes, Vestager pidió respuestas con políticas “compartidas”, según un documento obtenido por el sitio web Euractiv. Es un objetivo admirable y debería ser la conclusión lógica de las investigaciones que abordan muchos de los mismos temas. También es un sueño imposible.