Bluesky: la nueva promesa que asciende en medio de las polémicas de X (Twitter)
Todo tipo de usuarios, contando celebridades y medios de comunicación, están desertando de X (antes Twitter) ante los cambios en su funcionamiento, que la han vuelto una especie de caldo de cultivo para los sabores más amargos de internet. Bluesky ha estado capturando algunos de los usuarios más relevantes.
Juan Carlos Becerra
Durante más de una década, Twitter se consolidó como una de las redes sociales más influyentes del mundo, caracterizada por su formato ágil y minimalista. Esta simplicidad, junto a funciones como los trending topics y los hashtags, logró convertirla en una herramienta indispensable para periodistas, activistas, líderes de opinión y usuarios cotidianos.
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Durante más de una década, Twitter se consolidó como una de las redes sociales más influyentes del mundo, caracterizada por su formato ágil y minimalista. Esta simplicidad, junto a funciones como los trending topics y los hashtags, logró convertirla en una herramienta indispensable para periodistas, activistas, líderes de opinión y usuarios cotidianos.
Su estilo directo y abierto fomentó la interacción entre figuras públicas y audiencias, algo que pocas plataformas lograron replicar con tanta eficacia. Sin embargo, esta misma apertura también la transformó en un terreno fértil para debates acalorados, campañas de desinformación y dinámicas tóxicas.
Con la llegada de Elon Musk como dueño de la plataforma (2022), esta comenzó a dejar de ser una herramienta de comunicación, una especie de foro público global, a una caja de resonancia para terraplanistas, antivacunas y una larga lista de espectros de la red, afines a las teorías de conspiración, la desinformación y el discurso de odio, entre otros asuntos.
En principio, la adquisición de Twitter parecía un movimiento económico, pero incluso antes de la campaña presidencial, se evidenció de forma notoria sus intenciones realmente. “Lo que alguna vez hizo Cambridge Analytics de forma escondida, este señor lo hace en lo público y sin ninguna vergüenza. Nadie antes había salido de una forma tan militante como Musk y eso es un discurso de odio e irrespeto para quienes piensan de manera distinta”, aseguró Liliana Gómez, directora de la Maestría en Comunicación, Tecnología y Sociedad de la Pontificia Universidad Javeriana.
El clima de incertidumbre abrió el camino para que otras plataformas emergentes comenzaran a atraer a los desencantados. Entre estas, Bluesky ha surgido como una alternativa prometedora, respaldada por su apuesta por la descentralización y una experiencia más controlada por los usuarios.
Bluesky ofrece una experiencia de usuario casi idéntica a Twitter: publicaciones breves, interacciones rápidas y un enfoque en la inmediatez de las conversaciones. Nació en 2019 como una iniciativa innovadora concebida por Jack Dorsey durante su mandato como CEO de Twitter.
En sus primeras etapas, Bluesky fue presentado como un proyecto financiado por la compañía con un objetivo ambicioso: desarrollar un estándar descentralizado para las redes sociales. La idea era que Twitter adoptara eventualmente este protocolo, transformándose en una plataforma más abierta y con mayor control para los usuarios. Para ello, Dorsey propuso la creación de un pequeño equipo independiente de arquitectos, ingenieros y diseñadores de código abierto que liderarían esta tarea.
El proyecto se independizó en 2021 y comenzó su camino para convertirse en una red social que finalmente entró en funcionamiento en 2023. Aunque inició con un enfoque discreto, restringiendo los ingresos a la plataforma hasta febrero de este año, su popularidad aumentó significativamente en los últimos meses, cortesía del dúo Trump-Musk.
¿Qué es lo que propone Bluesky?
Andrés Castro, CEO de Indexco, empresa de tecnología y redes sociales, explicó que las principales cartas en la mesa son la descentralización y el algoritmo personalizado. “La plataforma se puede diversificar en distintas regiones y cada una tiene una administración. De cierta forma, están cambiando lo que sucede en X (antes Twitter), donde hay un solo administrador que impone las normas, los algoritmos y las políticas”, indicó.
El diseño federado significa que los usuarios pueden operar sus propios servidores independientes en lugar de depender de los servidores oficiales del sitio. “En este caso son los mismos usuarios quienes labran su algoritmo. Cada uno puede armar su algoritmo, este no se adapta al usuario. Esa es la clave de Bluesky”, agregó.
Por otro lado está Threads, que cuenta con el respaldo de Meta y que en la actualidad cuenta con 275 millones de usuarios activos mensuales. No obstante, en esta oleada migratoria digital, es Bluesky la que está capitalizando los nuevos usuarios. ¿Por qué?
Castro explicó que la aparición de Threads y su crecimiento no fue orgánico “simplemente por tener una cuenta de Instagram, te asociaban a la nueva red social. Eso significa que los usuarios no estaban buscando un nuevo espacio en particular, y menos con ganas de usarla, prácticamente fue impuesta. Eso logró una gran llegada de usuarios nuevos a la app de Meta, pero no tienen el mismo valor”.
En 10 meses de operación, Bluesky ya registró más de 20 millones de usuarios, y sigue aumentado gracias a su filosofía de funcionamiento, “Quienes están allí es porque realmente buscaron y encontraron en la plataforma unos valores distintivos. Hoy por hoy, allí se puede encontrar un espacio de tranquilidad. No hay discusiones agresivas; la gente aporta sus puntos de vista de manera consiente y pacífica. No existe este tema de la desinformación con noticias falsas ni el problema de los bots” dijo el experto.
Aunque Bluesky se perfila como una alternativa prometedora en el panorama de las redes sociales, enfrenta desafíos significativos para garantizar su sostenibilidad a largo plazo sin comprometer los valores que lo han definido hasta ahora.
Como cualquier compañía, el aspecto económico es fundamental. Hasta la fecha, Bluesky opera bajo un formato sin anuncios y es lo que da vía libre a una experiencia descentralizada. Sin embargo, Castro considera que este modelo de negocio es insostenible en el tiempo. La creciente demanda de servidores y el aumento en su base de usuarios requerirán, mayores recursos económicos.
Una alternativa es generar ingresos con los modelos de suscripciones, una práctica instaurada en X con la llegada de Musk, en la que los usuarios pagan por funciones exclusivas. Sin embargo, este enfoque presenta obstáculos significativos y ha demostrado ser complicado de implementar en el ámbito de las redes sociales. “La gente no está dispuesta a pagar por entrar a una red social. Por ejemplo, el tema de los verificados. A pesar de que se pusieron a la venta, a las personas no les interesa eso porque ellos no quieren pagar por dar su opinión y mostrar su día a día. Siento que ese modelo no funciona como medio principal de ingreso” insistió.
Diversificar en lugar de migrar
Ante los cambios y desafíos en el panorama de Bluesky, un enfoque prudente para los usuarios y empresas es diversificar su presencia en múltiples plataformas.“Yo sugeriría a los usuarios es mantenerse en las dos plataformas. Twitter (X) sigue siendo una plataforma muy relevante hoy por hoy por la cantidad de usuarios que todavía mantiene, pero también empezar a explorar esta nueva plataforma, que en este momento ofrece muchos beneficios e interesantes posibilidades”, propuso Castro.
El experto enfatizó que no es recomendable abandonar X completamente, especialmente para empresas, ya que Bluesky sigue siendo una plataforma reciente y en proceso de consolidación: “No sabemos qué depara el futuro. Manejar las dos plataformas, probarlas y analizar sus beneficios poco a poco puede ser una estrategia más segura”, agregó.
Además, mantener presencia en múltiples canales puede ser una ventaja competitiva, porque amplía las oportunidades de contacto e interacción con diversas audiencias. A largo plazo, esta estrategia permitirá a los usuarios decidir con mayor conocimiento si es viable una migración completa o si ambas plataformas pueden coexistir como herramientas complementarias.
La llegada de Elon Musk: el régimen de X
En 2022, el panorama de Twitter dio un giro drástico con la compra de la plataforma por parte de Elon Musk, empresario conocido por liderar gigantes tecnológicos como Tesla y SpaceX. Musk, un usuario activo y polémico de Twitter, justificó la adquisición como una oportunidad para defender la libertad de expresión y revitalizar la plataforma, pero sus decisiones rápidamente dividieron a la comunidad.
Bajo su dirección, Twitter pasó de ser un espacio de interacción social a una plataforma en plena transformación, con una visión que él mismo describió como “una aplicación para todo”. Este concepto, inspirado en modelos asiáticos como WeChat, implicó cambios profundos en su estructura y funcionamiento. Entre las primeras acciones estuvieron los despidos masivos, la flexibilidad de políticas de moderación y la introducción de Twitter Blue, un sistema de suscripción para obtener funciones exclusivas, como la verificación de cuentas mediante pago.
El cambio más simbólico llegó en 2023, cuando Musk rebautizó la plataforma como “X”, abandonando el icónico pájaro azul que había sido sinónimo de la marca durante años. Este rebranding fue acompañado por una serie de medidas controvertidas, como el bloqueo temporal de herramientas externas y la reinstauración de cuentas previamente suspendidas por discursos de odio o desinformación.
Los cambios drásticos en una red social pueden llegar a ser abrumadores, pero por lo general, no son motivo suficiente para concretar una migración masiva. Todas las plataformas sufren ajustes con la intención de readaptarse a las tendencias y las nuevas formas de comunicación; sin embargo, el aspecto político logró una revolución en X, que aún sigue en marcha.
X como instrumento político
Para nadie es un secreto que hoy en día las redes sociales son herramientas clave para la comunicación política y el debate público. En este tipo de espacios, los líderes políticos, activistas y ciudadanos encontraron un lugar de inmediatez para movilizar masas y difundir ideas.
El problema es la evidente injerencia de Musk en la plataforma para personalizar los contenidos. Aunque justificó su adquisición como una medida para garantizar la “libertad de expresión”, la red social tiene un enfoque claro y alineado con corrientes de derecha y con narrativas que promueven posturas libertarias.
Para Gómez, X está sufriendo una transformación a una plataforma de comunicación militante, similar a la cadena de televisión estadounidense Fox News. “Con la victoria de Trump, muchos usuarios se pudieron sentir inseguros por los discursos de odio de bandos muy radicalizados de derecha y eso ha llevado a que los personajes, con ideas progresistas, están buscando otros espacios”.
Musk ya dejó claro el nuevo estilo de nicho que tendrá X bajo su mandato y el cual se mantendrá mientras él esté a la cabeza. Otros personajes como Javier Milei, presidente de Argentina, han contado con su apoyo “Milei tuvo entrevistas exclusivas en X y el algoritmo fue trucado para que recibiéramos más información de él y sobre lo que él decía. Los políticos entienden que las redes sociales es la nueva forma de hacer política”, comentó.
El éxodo estadounidense de Twitter
Los personajes de la “farándula” estadounidense fueron quienes tomaron voz propia en temas políticos y lideraron una considerable oleada de usuarios que se están alejando de X.
En las últimas semanas, la contienda electoral fue uno de los puntos más álgidos de la red social y su claro perfil político, inducido por su líder en favor al presidente electo Donald Trump. Actores, periodistas, cantantes y otras personalidades mediáticas anunciaron el abandono de la red social bajo el argumento que promueve una agenda de odio e intolerancia.
Algunos nombres destacados que realizaron su declaración fueron Mark Hamill, Stephen King, Guillermo del Toro, Ben Stiller y el prestigioso medio británico The Guardian.
Según las estimaciones de la firma de investigación Sensor Tower, la cantidad de usuarios activos diarios globales en la aplicación en los últimos dos años disminuyó en un 27 %, pero sigue siendo dominante: el tiempo promedio invertido en la plataforma aumentó un 32 % alrededor del día de las elecciones, en comparación con los 30 días anteriores.
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