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Nació en Armenia en 1968 y emigró con sus padres a EE.UU. a la edad de dos años. César Ocampo cuenta que “desde los cuatro años supe exactamente lo que quería cuando vi por televisión el lanzamiento de la misión Apolo XVII: ser ingeniero espacial”. Y así fue. Ocampo es ingeniero aeroespacial de la U. de Kansas, con una maestría y doctorado en Astrodinámica de la U. de Colorado. Actualmente es profesor asociado de la U. de Texas e investigador de la Nasa. Es experto en mecánica celeste, astrodinámica y control óptimo. Ha trabajado como investigador de planta en diferentes centros espaciales como el Jet Propulsion Laboratory, Goddard y Johnson. Fue también director científico del primer satélite colombiano, desarrollado por la U. Sergio Arboleda.
El doctor Ocampo trabajó por seis años con la empresa Hughes Space and Communications Company en diseñar órbitas para satélites comerciales. Hay una anécdota científica muy interesante del año 1998 relacionada con la recuperación del satélite geoestacionario AsiaSat, que no entró en la órbita adecuada debido a fallas del cohete. Empleando el combustible que poseía el satélite, el doctor Ocampo lo envió a la Luna en lo que se denomina una trayectoria de retorno libre. Después de dos órbitas lunares y utilizando la energía gravitacional, el satélite pudo ser colocado en la órbita adecuada alrededor de la Tierra. Fue la primera vez que se usó este método para colocar en órbita un satélite comercial.
Hoy en día, Ocampo también participa en varios proyectos de la Nasa. Diseñó y optimizó las trayectorias para la misión LCross, que impactó el 9 de octubre de este año en el cráter Cabeus del Polo Sur de la Luna, con el fin de buscar agua. También es el autor y director del programa “Copernicus”, que consiste en un sistema de software que diseña las trayectorias para el nuevo vehículo espacial Orión, que llevará a las futuras tripulaciones hacia la estación espacial y la Luna. El programa “Copernicus” es el software que la Nasa utiliza para planear sus misiones dentro del Sistema Solar.
Misión LCross de la Nasa
Del 3 al 11 de octubre de este año se realizó en Puerto Rico el Congreso de Astronomía Mundial de la American Astronomical Society. Ese viernes se programó a partir de las 7:00 a.m. una sesión especial relacionada con el evento LCross de la Nasa, experimento en el cual se hizo colisionar con la Luna dos cuerpos: el Centauro y la sonda LCross, para detectar la existencia de agua en el Polo Sur de la Luna. La órbita de la misión fue calculada por el científico César Ocampo.
Ese día estuve en primera fila observando en una pantalla gigante el impacto preciso sobre el cráter Cabeus II. Fue una experiencia espectacular. Vi en tiempo real los dos impactos en compañía de grandes científicos de la Nasa. Varios moderadores nos explicaron los detalles de los impactos. Fue un gran momento... ¡Una gran experiencia para el doctor César Ocampo!
Aunque la misión fue exitosa, muchas personas a través de internet hicieron correr el falso mensaje de que LCross fracasó, porque el flash que se originó por el impacto del Centauro y LCross no se observó desde la Tierra con los grandes telescopios como Palomar, Keck, Gemini, Subaru y el telescopio espacial Hubble. Pero el 13 de noviembre, más de un mes después de haber ocurrido los dos impactos en la Luna, la Nasa confirmó la presencia de hielo en nuestro satélite natural.
La pregunta que flotó en el ambiente académico en la época del impacto fue la siguiente: ¿Por qué no se vio el flash desde la Tierra con los grandes telescopios? ¿Por qué no se cumplieron los modelos matemáticos? Actualmente se sabe que la línea de visión desde la Tierra fue obstaculizada por una cresta alta del borde del cráter Cabeus. El penacho o columna de vapor de agua tuvo que ascender dos kilómetros para que la luz del sol se refleje en él y en los escombros de partículas finas.
La estructura del penacho y de las partículas no se “ajustó a los modelos teóricos” y la brillantez del flash sólo resultó igual a la tercera parte de lo predicho. Eso ocurre muchas veces en la ciencia. Por ejemplo, en el proyecto Deep Impact, la cantidad de polvo que se produjo fue mucho mayor que la predicha por los modelos. Eso significa que los grandes experimentos sirven para ajustar los modelos teóricos y aumentar la precisión conceptual de las teorías.
Hielo en la Luna
¿Cuál es la evidencia principal que indica la presencia de hielo en la Luna? Los científicos de la misión LCross han encontrado bandas de absorción del vapor de agua en la zona del infrarrojo y líneas de emisión en el ultravioleta, debidos a la presencia del radical OH. Este se produce cuando la luz ultravioleta del sol rompe las moléculas de agua, perdiéndose así un átomo de hidrógeno. También se ha registrado la presencia de sodio y se descubrió que las temperaturas del Polo lunar son más bajas que las calculadas: cerca de los 238 grados centígrados bajo cero. Esto permite a los científicos lanzar la hipótesis de que las regiones polares se convierten en excelentes “trampas de gases volátiles” y materiales exóticos que se conservan intactos durante millones de años.
¿Cuál es la importancia de este descubrimiento? Es necesario aclarar que el agua no puede estar en estado líquido en la Luna, debido a la ausencia de presión atmosférica. Pero lo cierto es que la presencia de hielo en la Luna facilitará extraordinariamente la exploración espacial, porque mediante la tecnología adecuada, esos hielos se transformarán en agua potable y el hidrógeno y el oxígeno se emplearán para elaborar combustible para las futuras naves espaciales que viajarán a Marte desde la Luna. De esta forma, la Luna se convertirá en una especie de terminal de transporte para los largos viajes hacia el planeta rojo.
En mis apuntes
En mayo de este año tuve la suerte de conocer al doctor César Ocampo en el evento “Aventura Espacial-Barranquilla”. A él le gustaron mucho los trabajos que presenté en esa ocasión en compañía del estudiante Luis Leonardo Chaves. En otra oportunidad, con motivo de la celebración del Año Internacional de la Astronomía y de los 40 años de la llegada del hombre a la Luna, el Observatorio Astronómico de la U. de Nariño programó el evento “Regreso a la Luna” y tuvimos la suerte de ser visitados por el doctor Ocampo.
El auditorio estuvo repleto. Miles de preguntas formuladas por los niños científicos iluminaron nuestro cielo. ¡Fue una experiencia extraordinaria! Ocampo explicó magistralmente el mundo complejo de sus investigaciones en el lenguaje de los pequeños. Muchas gracias, doctor Ocampo, por habernos brindado su sabiduría y sencillez. Usted es un gran ejemplo para los niños y jóvenes colombianos.