“Comer carne de laboratorio será normal en el futuro”: Mark Post
Para este experto en biotecnología, la humanidad se encuentra en un punto de no retorno donde la ganadería será una práctica insostenible. La solución será fabricar carne en laboratorios.
Diego Ojeda / @diegoojeda95.
La que sería la hamburguesa más cara de la historia no se diferencia mucho de la que una persona promedio acostumbra comer. Carne, pan y vegetales no parecen ameritar un costo de US$330.000, sin embargo, hay un elemento que la hace especial, su ingrediente principal no provino de un animal sacrificado sino de un laboratorio que hizo uso de células madre.
Lo interesante es que la carne fabricada en laboratorios no solo es la demostración de lo que son capaces los avances científicos y tecnológicos sino que además es una realidad que muy probablemente acompañará las mesas de una considerable cantidad de personas en todo el mundo.
Ese ese el panorama que imagina el profesor en medicina y biotecnología Mark Post, quien, en el marco de la primera edición en Colombia de SingularityU, habló de la importancia de que se comiencen a producir este tipo de alimentos más por necesidad que por lujo.
Lea también: ¿Carne de laboratorio o sacrificio de animales?
Resulta difícil entender que las personas del mundo necesitan consumir un alimento fabricado en un laboratorio, cuando resultaría más práctico hacerlo del modo convencional, es decir, por medio del sacrificio animal. Sin embargo, investigaciones adelantadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), permiten entender la urgencia que preocupa al profesor.
En 2016 dicha entidad comprobó que el impacto de la ganadería en el medio ambiente es más pesado a comparación de otras prácticas, como el transporte, si se las compara en la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos. Sumado a lo anterior, la afectación que produce esta industria también se ve representada en la degradación del suelo y el uso desproporcional de recursos hídricos.
“El ganado es uno de los principales responsables de los graves problemas medioambientales de hoy en día. Se requiere una acción urgente para hacer frente a esta situación”, aseguró en su momento Henning Steinfeld, uno de los autores del estudio de la FAO.
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Las declaraciones del profesor Post además permiten ver un contexto en el cual la demanda de productos cárnicos va en aumento, tanto así que llegará un momento donde será imposible responder a las exigencias de la población, puesto que el espacio no alcanzará para sostener tanto ganado.
Este panorama anticipa un punto de no retorno donde el consumo masivo de carne fabricada en laboratorios será inminente. Esto, para Post, se traduce en diversos retos que él cree se pueden superar.
En primer lugar el costo de fabricar un solo kilogramo de carne de laboratorio debe reducirse si se quiere democratizar. Los desarrollos que ha adelantado el profesor en esta materia le han permitido anticipar que a corto plazo el valor bajará significativamente, pasando de US$330.000 a US$11. Lo anterior sigue siendo costoso, la meta es que incluso se pueda llegar a un dólar.
Superada la barrera del precio viene otra, la cultural. El académico asegura que ingerir un producto de origen natural fabricado en un laboratorio es algo que muchos pueden catalogar como extraño, y más cuando el consumo de la carne, asegura, se traduce como una práctica de supremacía de la humanidad sobre otras especies.
Lea tabién: Una campaña para que los colombianos coman carne sin poner en riesgo su salud
Sin embargo, explica que esto será algo temporal, ya que las personas comenzarán a darse cuenta de sus beneficios. Por ejemplo, al ser fabricada, los productores podrán eliminar todos los componentes que provocan enfermedades, como el colesterol, y hacerlo un alimento saludable.
A modo de broma, durante su conferencia, afirmó que en el futuro los médicos probablemente aconsejarán a sus pacientes visitar lugares de comida rápida como Mc Donals.
“Mi mayor satisfacción es que actualmente hay 30 compañías en esta misión. Mi estimado es que en medio año hayan 50 startups haciendo esto. Lo bueno es que están siendo apoyadas financieramente por grupos de inversionistas, esto ya será una realidad, no hay vuelta atrás”, concluyó el profesor.
La que sería la hamburguesa más cara de la historia no se diferencia mucho de la que una persona promedio acostumbra comer. Carne, pan y vegetales no parecen ameritar un costo de US$330.000, sin embargo, hay un elemento que la hace especial, su ingrediente principal no provino de un animal sacrificado sino de un laboratorio que hizo uso de células madre.
Lo interesante es que la carne fabricada en laboratorios no solo es la demostración de lo que son capaces los avances científicos y tecnológicos sino que además es una realidad que muy probablemente acompañará las mesas de una considerable cantidad de personas en todo el mundo.
Ese ese el panorama que imagina el profesor en medicina y biotecnología Mark Post, quien, en el marco de la primera edición en Colombia de SingularityU, habló de la importancia de que se comiencen a producir este tipo de alimentos más por necesidad que por lujo.
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Resulta difícil entender que las personas del mundo necesitan consumir un alimento fabricado en un laboratorio, cuando resultaría más práctico hacerlo del modo convencional, es decir, por medio del sacrificio animal. Sin embargo, investigaciones adelantadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), permiten entender la urgencia que preocupa al profesor.
En 2016 dicha entidad comprobó que el impacto de la ganadería en el medio ambiente es más pesado a comparación de otras prácticas, como el transporte, si se las compara en la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos. Sumado a lo anterior, la afectación que produce esta industria también se ve representada en la degradación del suelo y el uso desproporcional de recursos hídricos.
“El ganado es uno de los principales responsables de los graves problemas medioambientales de hoy en día. Se requiere una acción urgente para hacer frente a esta situación”, aseguró en su momento Henning Steinfeld, uno de los autores del estudio de la FAO.
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Las declaraciones del profesor Post además permiten ver un contexto en el cual la demanda de productos cárnicos va en aumento, tanto así que llegará un momento donde será imposible responder a las exigencias de la población, puesto que el espacio no alcanzará para sostener tanto ganado.
Este panorama anticipa un punto de no retorno donde el consumo masivo de carne fabricada en laboratorios será inminente. Esto, para Post, se traduce en diversos retos que él cree se pueden superar.
En primer lugar el costo de fabricar un solo kilogramo de carne de laboratorio debe reducirse si se quiere democratizar. Los desarrollos que ha adelantado el profesor en esta materia le han permitido anticipar que a corto plazo el valor bajará significativamente, pasando de US$330.000 a US$11. Lo anterior sigue siendo costoso, la meta es que incluso se pueda llegar a un dólar.
Superada la barrera del precio viene otra, la cultural. El académico asegura que ingerir un producto de origen natural fabricado en un laboratorio es algo que muchos pueden catalogar como extraño, y más cuando el consumo de la carne, asegura, se traduce como una práctica de supremacía de la humanidad sobre otras especies.
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Sin embargo, explica que esto será algo temporal, ya que las personas comenzarán a darse cuenta de sus beneficios. Por ejemplo, al ser fabricada, los productores podrán eliminar todos los componentes que provocan enfermedades, como el colesterol, y hacerlo un alimento saludable.
A modo de broma, durante su conferencia, afirmó que en el futuro los médicos probablemente aconsejarán a sus pacientes visitar lugares de comida rápida como Mc Donals.
“Mi mayor satisfacción es que actualmente hay 30 compañías en esta misión. Mi estimado es que en medio año hayan 50 startups haciendo esto. Lo bueno es que están siendo apoyadas financieramente por grupos de inversionistas, esto ya será una realidad, no hay vuelta atrás”, concluyó el profesor.