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Lo que debe saber sobre el Samsung Galaxy S7 Edge

El más reciente dispositivo de la marca coreana fue introducido en Colombia este martes. El dispositivo cuenta con mejoras sensibles en temas como la resolución de la cámara.

Santiago La Rotta
30 de marzo de 2016 - 08:36 p. m.
Cortesía - Samsung / Cortesía - Samsung
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Una de las cosas que más resaltan en el nuevo Galaxy S7 Edge es el diseño de su pantalla, particularmente la curvatura del display, que se extiende por todos sus costados ofreciendo una continuidad de imagen que resulta agradable, acaso intrigante. Aunque no es un elemento nuevo, pues ya hacía presencia desde la versión anterior (S6 Edge), continúa siendo uno de los puntos fuertes en la construcción del dispositivo hasta para quienes no usamos teléfonos de la marca.

El trabajo del S7 Edge es continuar con una línea de diseño que ha sido premiada internacionalmente y que muchos consideran como una de las piezas mejor concebidas por Samsung en su línea móvil. No es una tarea fácil y, al menos a juzgar por foros de consumidores y seguidores de la marca, parece estar cumplida en términos de construcción del equipo.

Con 5.5 pulgadas, el dispositivo es una continuación de la tendencia de teléfonos grandes, que parecen generar una especie de fanatismo entre los consumidores: un extremismo que se define claramente entre el odio o la veneración. Para matizar un poco la discusión habría que decir que este tipo de dispositivos suelen ser muy útiles a la hora de visualizar contenido como fotos y videos.

El S7 Edge no es la excepción en este aspecto y su pantalla (1.440 X 2.560 pixeles) ofrece una experiencia de lectura agradable y de gran calidad. La curvatura del display hace la diferencia al leer libros, pues pareciera prolongar las márgenes de la caja de lectura y esto da una sensación de amplitud y relajamiento en el lector. Al menos a uno que nunca antes había utilizado extensivamente un S6, como yo.

La construcción del equipo ofrece un mejor agarre que su antecesor y, en general, se siente firme en la mano. Quizá algo resbaladizo para algunos, pero esto ya es un asunto muy personal. Como también lo es esto: usuarios con dedos gordos y quizá algo torpes pueden experimentar algunos inconvenientes con la pantalla curva del equipo, pues la ausencia de borde puede llevar a activar funciones del teléfono sin querer cuando se sujeta con toda la mano. Me pasó más de una vez y, bueno, tengo dedos gordos e, incluso, también torpes.

Las prestaciones del equipo son las que se esperan de un dispositivo de esta gama y precio ($2´999.999, promedio para el Edge). Los juegos corren sin problema, el procesamiento de gráficos es fluido y el equipo tiende a calentarse menos que teléfonos similares. Los nuevos S7 incorporan un sistema de enfriamiento del procesador con agua que circula dentro de un tubo interno de 0,4 milímetros hecho en cobre. Aunque esta innovación ya había aparecido en dispositivos Lumia y Sony, Samsung asegura que el S7 y S7 Edge cuentan con 30% más desempeño en procesador (CPU) y 60% en procesamiento gráfico (GPU) gracias a las bajas temperaturas, que permiten a estos componentes operar de forma óptima a la hora de tareas intensas en gráficas o en ciclos de procesamiento.

Quizá el aspecto más innovador del teléfono son las mejoras que trae la cámara y que, durante su lanzamiento hace poco más de un mes en Barcelona, fueron anunciadas con especial detalle por parte de Samsung.

La compañía incorporó por primera vez una tecnología conocida como dual pixel, que permite incrementar la densidad de pixeles en un sensor que, contra todo pronóstico, no creció en tamaño respecto al S6. Este es un desarrollo presente en cámaras como la Canon 70D y que, a la larga, a se traduce en cosas como rapidez del autofoco.

El lente de la cámara trasera tiene una apertura mayor (f:1.7), lo que permite una mayor entrada de luz al sensor. Y estas dos cosas terminan por producir imágenes que, al menos en las pruebas en Barcelona, se veían más brillantes y con una respuesta de autofoco más rápida.

En mis pruebas, ambos aspectos fueron consistentes, principalmente en condiciones de baja luminosidad, en las que la cámara logró identificar puntos de foco escasamente iluminados y producir fotos con menor ruido y mejor contraste, por ejemplo.

El teléfono viene sellado contra agua y polvo y puede resistir hasta 30 minutos bajo metro y medio de profundidad. Personalmente, esta característica era una de las menos interesantes en el equipo. Esto hasta que llevé el teléfono a una piscina: horas de diversión, aunque, evidentemente, el manejo del dispositivo se dificulta y a veces pareciera tomarse más de lo adecuado para responder a ciertos comandos cuando se encuentra sumergido (dentro de los límites establecidos por el fabricante, claro está).

La interfaz del modo profesional de la cámara, mediante el cual se puede manipular cosas como el ISO, la velocidad de obturación o el balance de blancos, no es la más intuitiva del mercado, a decir verdad. En escenarios con mucho brillo, esta información se presenta de manera confusa, lo que es una lástima porque la capacidad instalada de la cámara ciertamente permite obtener buenos resultados en tomas manuales.

Hablando de interfaz, el dispositivo cuenta con la más reciente versión de Android, que entrega una experiencia más simple de navegación por el contenido y las opciones del teléfono, al menos para una persona que sólo ha usado consistentemente iOS (como es mi caso). Esta pareciera ser una de las ediciones más limpias de un sistema operativo que suele estar demasiado contaminado por contenido precargado por el fabricante y a veces también por el operador.

En este último aspecto, cabe resaltar que el dispositivo cuenta con un modo para transferir contenido desde un teléfono de Apple: contactos, notas, fotos y videos son parte del paquete de datos que se pueden trasladar de un lado al otro. Esta copia se hace del teléfono como tal, no desde iCloud, lugar en el que muchos usuarios guardan cosas como su copia de seguridad, que quizá resulta la forma más fácil de hacer un respaldo de todo el equipo.

Aunque la batería del S7 Edge creció en capacidad (3.600 mAH), el uso constante de la cámara, por ejemplo, permite que el equipo llegue al final del día con un porcentaje bajo de carga (esto sin activar los dos modos de conservación de energía que tiene el equipo y que, valga la pena decirlo, resultan muy útiles). El tiempo de carga, sin embargo, suele ser más rápido que el de varios de sus competidores. Unas por otras.

Durante las pruebas, el S7 Edge logró, por momentos, encontrar mejor red de datos que de voz. Aunque, la verdad sea dicha, los problemas de comunicación fueron una constante durante Semana Santa.

El equipo cuenta con 4GB en memoria RAM (tanto como muchos computadores de escritorio que siguen vigentes y en uso) y con 32GB de almacenamiento, aunque también tiene la posibilidad de incorporar una tarjeta MicroSD de hasta 200 GB, como buena parte de sus rivales, con la notable excepción de todos los modelos de iPhone (que, increíblemente, sigue ofreciendo un modelo base de 16GB de almacenamiento). 

Por Santiago La Rotta

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