Democracia 3.0: Internet ¿aliado o enemigo de las democracias modernas?
En el municipio de Floridablanca, Santander, se prueba una iniciativa de “democracia electrónica”.
Marco Cortés - @dementeurbanita
Colombia es una de las repúblicas latinoamericanas que, al menos en el papel, cuenta con un abanico de mecanismos de participación ciudadana que harían pensar que una democracia directa o semidirecta es cada vez más posible, sobre todo desde la Constitución de 1991, abierta a la realidad de una nación pluralista y multicultural.
Sin embargo, el mundo de hoy es uno distinto al que vio nacer a esta joven Carta Magna. Una de esas grandes diferencias es la manera como hoy nos comunicamos. La explosión digital de las telecomunicaciones, potencializada gracias a la internet, transformó nuestra cotidianidad y, con ello, la manera como opinamos, como vemos y nos relacionamos con los otros y nosotros mismos. Le puede interesar: SeamOS, el poder de la democracia digital
Sin duda alguna internet también ha modificado la manera cómo entendemos, percibimos y nos relacionamos con la política y la democracia. Pues si la democracia es el poder de la mayoría (por no decir de todos) de elegir, no solo quién nos gobierna sino decidir sobre todo asunto considerado de interés público, internet es un lugar propicio para este control que se ejerce directamente desde las voces de los muchos.
Por otro lado, es creciente la apatía, desconfianza e indignación ciudadana hacia la forma como los políticos manejan la esfera pública hoy. Todo ello traducido en abstencionismo a la hora de elegir representantes en cargos públicos, el debilitamiento y deslegitimación de los partidos políticos, una creciente masa de jóvenes desinteresados en la política y la desconfianza generalizada en el poder de las instituciones para defender los derechos de todos.
Internet, al permitir el libre acceso a la información, parece ofrecer más herramientas a los ciudadanos para hablar y exigir con criterio sobre todo aquello de interés público. También permite que las instituciones democráticas puedan ser más transparentes en su gestión y abrirse a la comunicación horizontal con el ciudadano y a su control constante.
Pero pese a lo prometeico que puede resultar la red para las democracias de esta era global, el escándalo reciente de Facebook y Cambridge Analitica, en el que se vieron involucrados los datos personales (que se suponen confidenciales) de millones (87, para ser exactos) de usuarios de esta red social, puso al descubierto lo que ya muchos académicos, expertos y unos cuantos usuarios sabían que ocurría con las hordas de información que suministramos y consumimos en línea: la manipulación de estos datos en la web.
Internet ha acortado distancias y optimizado los tiempos de comunicación, todo esto ha ayudado a potencializar las posibilidades de la economía, la educación, los medios de comunicación,etc, pero no queda claro si con a la democracia trae los mismos beneficios. Lea también: ¿Cómo la privacidad se convirtió en la gran crisis de internet?
Internet y la transición hacia la Democracia 3.0
El joven Ministerio de Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones de Colombia (MinTic) sabe del potencial de la era digital y por ello parece enfocar sus esfuerzos en el acceso creciente de los ciudadanos colombianos a las TIC y a sus beneficios ¿Pero cómo puede esto servir para fortalecer la democracia y la participación ciudadana?
Así como la economía y las telecomunicaciones han empezado un camino hacia una nueva era, la política parece seguirles. Así también lo cree Felipe Álvarez, asesor TIC del municipio de Floridablanca y director de Redmocracia: “Fenómenos como la ola verde, la marcha por la familia, el plebiscito, el Brexit, Uber, la elección de Donald Trump, Obama, la Primavera Árabe, etc, tienen algo en común: en todos hubo participación de mecanismo digitales, en todos se interpretaron datos. Cambridge Analitica era una empresa dedicada al analisis de datos a gran escala para interpretar situaciones de la cotidianidad”.
“El monopolio de los datos está en manos de unos cuantas empresas, a medida que aucmulan datos, acumulan poder”, asegura Álvarez. Y es que según el mismo analista, los últimos 25 años hemos estados atravesando, gracias a internet, por lo que él denomina el paso hacia la “Democracia 3.0”, precedida por la democracia representativa, o 2.0 e impulsada gracias al imprenta; y la democracia 1.0, o la que sigue el modelo ateniense del Ágora en las polis griegas.
La tecnología parece estar presente en todos aquellos estadios en los que muchos esferas humanas se han transformado a lo largo de la historia, y sin duda la política no escapa a estas mutaciones. Lea también: Activismo digital: el uso positivo de las redes en política
“En la medida que avanza el crecimiento de internet, puede que sea necesario que los gobiernos se preocupen cada vez más por su soberanía en la red”, asegura el también director de Redmocracia. Y esto gracias a que empresas como Facebook están permeando la soberanía ciudadana, debido al gran alcance, acceso y poder sobre los datos de millones de personas en el mundo que, aunque generan conocidos beneficios, también han desatado perjuicios preocupantes, como los descubiertos por el escándalo de Cambridge Analitica.
Es decir, la centralización y concentración de la información y los datos parecen ser el talón de aquiles de este modelo de administración propiciado por Facebook y Google.
“El viejo poder está controlado por divisas, está en pocas manos, se consume, se dirige, es cerrado y liderado por uno. El nuevo poder está controlado por cuentas, lo construyen muchos, se colabora, se comparte, es abierto y coordinado por pares”, afirma también Álvarez.
#MiFloridablanca, un modelo de “Democracia 3.0”
Para la generación del Plan de Desarrollo del municipio de Floridablanca, Santander, de la reciente administración de Héctor Mantilla, se hizo un ejercicio de “inteligencia colectiva”, es decir, un muestreo que pudiera ser representativo para tomar decisiones de interés público. Para que esto sea efectivo se necesita que al menos el 1% del total de la población participe.
Se abrió, entre enero y amrzo de 2016, una urna física y se organizaron mesas de manera presencial en el que participaron 1.203 personas en las Juntas de Acción Comunal del municipio. Pero al abrir la posibilidad de participación en un espacio digital la cifra de personas participando fue más del doble, 3.021, rastreadas en las ciudades de Bucaramanga (1753), Floridablanca (923), Bogotá (487) y Cúcuta (83); esto equivale a más del 1.2% del total de pobladores de Floridablanca, cuya población asciende a los 263.095, según datos a 2012 del mismo municipio..
Una vez recopilada la información se agruparon las opiniones y necesidades con un enfoque diferencial (mujeres, étnias, comunidad LGBT, discapacitados, etc) y al tiempo se ubicaron los problema de manera georeferenciada, esto es, ubicando los lugares del municipio en donde la ciudadanía misma había identificado algunos problemas y necesidades.
“Una vez hecho esto, cruzamos esta información con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para que cada una de las metas del Plan de Desarrollo de municipio le atinara a la gran agenda mundial de esto objetivos”, explica Álvarez.
El municipio creó el sitio web MiFloridablabca.com con el fin de “abrir el gobierno municipal a la comunicación de muchos a muchos, usando mecanismos digitales”, asegura uno de los asesores TIC del municipio. Esto gracias a que las redes sociales permiten la comunicación no de pocos a algunos o muchos, sino de muchos a muchos, es decir, volvió la comunicación horizontal. Esto parece fortalecer las bases mismas de la democracia: la participación de la mayoría (o de todos).
MiFloridablanca.com no es un espcio de preguntas, quejas y reclamos, con el que cuentan la mayoría de las páginas web de los municipios en Colombia, sino para proponer y hacer visibles necesidades e iniciativas de los habitantes de la región, que ayuden a la economía del municipio pero también a la participación ciudadana.
“Lo que se busca es que el municipio entable una agenda de inteligencia colectiva permanente que conecte a la administración municipal con la ciudadanía, usando mecanismos digitales. Por ejemplo,los ciudadanos, a través de una herramienta de georreferenciación en esta página, van a poder decirnos dónde hay huecos en las vías, en dónde están los focos e inseguridad, vamos a poder hacer sondeos de opinión, encuestas, firmatones (como en Change.org)”, asegura también Álvarez.
¿Cuál es el beneficio de esta participación? Por un lado, que las medidas tomadas por la administración sean reales y teniendo en cuenta un enfoque diferencial se de importancia a la voz misma de los ciudadanos. Por otro, de acuerdo al número de veces que se participe se les entrega “obleas digitales” que pueden ser intercambiadas por servicios y bienes en subastas digitales. Adicional a esto, el municipio creó un espacio en la misma plataforma de rendición de cuentas.
El cruce entre política y tecnologías de la información y las comunicaciones le ha valido a Floridablanca el reconocimiento por parte del MinTic, y no es para menos. El modelo centralizado de la información de Facebook o Google ha mostrado el alcance de manipulación en la que podemos caer de manera sutil cuando los datos están en manos de unos pocos. Pero el modelo encriptado de la transferencia de datos, que propone ser esta plataforma en el municipio de Floridablanca, parece garantizar el anonimato de este intercambio informativo bajo el modelo Bitcoin, lo que corta la posibilidad de manipulación por parte de un tercero.
Las redes sociales y el activismo digital que allí nace y se traduce en verdaderos movimientos y exigencias ciudadanas parece poner sobre la mesa la cuestión sobre la soberanía digital, que ya no parece ser una opción para los gobiernos nacionales de era global, si quieren fortalecer las instituciones democráticas en sus fronteras y mejorar la cohesión social dentro de su territorios. Al tiempo, porque este modelo parece posibilitar, no solo la optimización de la economía, sino de la cooperación ciudadana e institucional en diversas esferas a nivel global.
Este tipo de iniciativas lucen bastantes prometedoras y representan un reto en una era donde, por múltiples factores, la democracia representativa está dejando atrás su protagonismo y legitimidad. Sin embargo, la voz de los ciudadanos, gracias a internet y las redes sociales, parece seguir exigiendo deliberación en la toma de decisiones de interés público. Le puede interesar: El fantasma de los datos personales ronda internet
Los gobiernos mundiales saben que deben abrir el espacio de lo público, que ya no puede estar en el Ágora pero que se fructifica en la red. Aún queda un camino largo por recorrer en este sendero de las democracias electrónicas, sin duda lo que debería interesar a los gobiernos es promover y fortalecer espacios de activismo digital en el que la ciudadanía pueda ella misma organizarse entorno a problemas específicos. Pero sobretodo que puedan ser escuchados y tenidos en cuenta por las instancias administrativas a la hora de la planeación y ejecución de las políticas públicas, para que estas se hagan con una base real empírica y dejen de estar sostenidas por ideales de distintos cortes o por las decisiones de los tecnócratas de turno.
Sin embargo, el ideal del ciudadano informado que participa de manera activa en las decisiones aun parece un problema por resolver. A esto se suma la calidad misma de la información que se produce y se consume, lo que implica un compromiso de instituciones oficiales y extraoficiales, como los medios de comunicación y las universidades. Es decir, sigue existiendo una exigencia de un compromiso interinstitucional, pues el peligro de la manipulación seguirá siendo un fantasma que recorra esta nueva fase de la democracia.
Colombia es una de las repúblicas latinoamericanas que, al menos en el papel, cuenta con un abanico de mecanismos de participación ciudadana que harían pensar que una democracia directa o semidirecta es cada vez más posible, sobre todo desde la Constitución de 1991, abierta a la realidad de una nación pluralista y multicultural.
Sin embargo, el mundo de hoy es uno distinto al que vio nacer a esta joven Carta Magna. Una de esas grandes diferencias es la manera como hoy nos comunicamos. La explosión digital de las telecomunicaciones, potencializada gracias a la internet, transformó nuestra cotidianidad y, con ello, la manera como opinamos, como vemos y nos relacionamos con los otros y nosotros mismos. Le puede interesar: SeamOS, el poder de la democracia digital
Sin duda alguna internet también ha modificado la manera cómo entendemos, percibimos y nos relacionamos con la política y la democracia. Pues si la democracia es el poder de la mayoría (por no decir de todos) de elegir, no solo quién nos gobierna sino decidir sobre todo asunto considerado de interés público, internet es un lugar propicio para este control que se ejerce directamente desde las voces de los muchos.
Por otro lado, es creciente la apatía, desconfianza e indignación ciudadana hacia la forma como los políticos manejan la esfera pública hoy. Todo ello traducido en abstencionismo a la hora de elegir representantes en cargos públicos, el debilitamiento y deslegitimación de los partidos políticos, una creciente masa de jóvenes desinteresados en la política y la desconfianza generalizada en el poder de las instituciones para defender los derechos de todos.
Internet, al permitir el libre acceso a la información, parece ofrecer más herramientas a los ciudadanos para hablar y exigir con criterio sobre todo aquello de interés público. También permite que las instituciones democráticas puedan ser más transparentes en su gestión y abrirse a la comunicación horizontal con el ciudadano y a su control constante.
Pero pese a lo prometeico que puede resultar la red para las democracias de esta era global, el escándalo reciente de Facebook y Cambridge Analitica, en el que se vieron involucrados los datos personales (que se suponen confidenciales) de millones (87, para ser exactos) de usuarios de esta red social, puso al descubierto lo que ya muchos académicos, expertos y unos cuantos usuarios sabían que ocurría con las hordas de información que suministramos y consumimos en línea: la manipulación de estos datos en la web.
Internet ha acortado distancias y optimizado los tiempos de comunicación, todo esto ha ayudado a potencializar las posibilidades de la economía, la educación, los medios de comunicación,etc, pero no queda claro si con a la democracia trae los mismos beneficios. Lea también: ¿Cómo la privacidad se convirtió en la gran crisis de internet?
Internet y la transición hacia la Democracia 3.0
El joven Ministerio de Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones de Colombia (MinTic) sabe del potencial de la era digital y por ello parece enfocar sus esfuerzos en el acceso creciente de los ciudadanos colombianos a las TIC y a sus beneficios ¿Pero cómo puede esto servir para fortalecer la democracia y la participación ciudadana?
Así como la economía y las telecomunicaciones han empezado un camino hacia una nueva era, la política parece seguirles. Así también lo cree Felipe Álvarez, asesor TIC del municipio de Floridablanca y director de Redmocracia: “Fenómenos como la ola verde, la marcha por la familia, el plebiscito, el Brexit, Uber, la elección de Donald Trump, Obama, la Primavera Árabe, etc, tienen algo en común: en todos hubo participación de mecanismo digitales, en todos se interpretaron datos. Cambridge Analitica era una empresa dedicada al analisis de datos a gran escala para interpretar situaciones de la cotidianidad”.
“El monopolio de los datos está en manos de unos cuantas empresas, a medida que aucmulan datos, acumulan poder”, asegura Álvarez. Y es que según el mismo analista, los últimos 25 años hemos estados atravesando, gracias a internet, por lo que él denomina el paso hacia la “Democracia 3.0”, precedida por la democracia representativa, o 2.0 e impulsada gracias al imprenta; y la democracia 1.0, o la que sigue el modelo ateniense del Ágora en las polis griegas.
La tecnología parece estar presente en todos aquellos estadios en los que muchos esferas humanas se han transformado a lo largo de la historia, y sin duda la política no escapa a estas mutaciones. Lea también: Activismo digital: el uso positivo de las redes en política
“En la medida que avanza el crecimiento de internet, puede que sea necesario que los gobiernos se preocupen cada vez más por su soberanía en la red”, asegura el también director de Redmocracia. Y esto gracias a que empresas como Facebook están permeando la soberanía ciudadana, debido al gran alcance, acceso y poder sobre los datos de millones de personas en el mundo que, aunque generan conocidos beneficios, también han desatado perjuicios preocupantes, como los descubiertos por el escándalo de Cambridge Analitica.
Es decir, la centralización y concentración de la información y los datos parecen ser el talón de aquiles de este modelo de administración propiciado por Facebook y Google.
“El viejo poder está controlado por divisas, está en pocas manos, se consume, se dirige, es cerrado y liderado por uno. El nuevo poder está controlado por cuentas, lo construyen muchos, se colabora, se comparte, es abierto y coordinado por pares”, afirma también Álvarez.
#MiFloridablanca, un modelo de “Democracia 3.0”
Para la generación del Plan de Desarrollo del municipio de Floridablanca, Santander, de la reciente administración de Héctor Mantilla, se hizo un ejercicio de “inteligencia colectiva”, es decir, un muestreo que pudiera ser representativo para tomar decisiones de interés público. Para que esto sea efectivo se necesita que al menos el 1% del total de la población participe.
Se abrió, entre enero y amrzo de 2016, una urna física y se organizaron mesas de manera presencial en el que participaron 1.203 personas en las Juntas de Acción Comunal del municipio. Pero al abrir la posibilidad de participación en un espacio digital la cifra de personas participando fue más del doble, 3.021, rastreadas en las ciudades de Bucaramanga (1753), Floridablanca (923), Bogotá (487) y Cúcuta (83); esto equivale a más del 1.2% del total de pobladores de Floridablanca, cuya población asciende a los 263.095, según datos a 2012 del mismo municipio..
Una vez recopilada la información se agruparon las opiniones y necesidades con un enfoque diferencial (mujeres, étnias, comunidad LGBT, discapacitados, etc) y al tiempo se ubicaron los problema de manera georeferenciada, esto es, ubicando los lugares del municipio en donde la ciudadanía misma había identificado algunos problemas y necesidades.
“Una vez hecho esto, cruzamos esta información con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para que cada una de las metas del Plan de Desarrollo de municipio le atinara a la gran agenda mundial de esto objetivos”, explica Álvarez.
El municipio creó el sitio web MiFloridablabca.com con el fin de “abrir el gobierno municipal a la comunicación de muchos a muchos, usando mecanismos digitales”, asegura uno de los asesores TIC del municipio. Esto gracias a que las redes sociales permiten la comunicación no de pocos a algunos o muchos, sino de muchos a muchos, es decir, volvió la comunicación horizontal. Esto parece fortalecer las bases mismas de la democracia: la participación de la mayoría (o de todos).
MiFloridablanca.com no es un espcio de preguntas, quejas y reclamos, con el que cuentan la mayoría de las páginas web de los municipios en Colombia, sino para proponer y hacer visibles necesidades e iniciativas de los habitantes de la región, que ayuden a la economía del municipio pero también a la participación ciudadana.
“Lo que se busca es que el municipio entable una agenda de inteligencia colectiva permanente que conecte a la administración municipal con la ciudadanía, usando mecanismos digitales. Por ejemplo,los ciudadanos, a través de una herramienta de georreferenciación en esta página, van a poder decirnos dónde hay huecos en las vías, en dónde están los focos e inseguridad, vamos a poder hacer sondeos de opinión, encuestas, firmatones (como en Change.org)”, asegura también Álvarez.
¿Cuál es el beneficio de esta participación? Por un lado, que las medidas tomadas por la administración sean reales y teniendo en cuenta un enfoque diferencial se de importancia a la voz misma de los ciudadanos. Por otro, de acuerdo al número de veces que se participe se les entrega “obleas digitales” que pueden ser intercambiadas por servicios y bienes en subastas digitales. Adicional a esto, el municipio creó un espacio en la misma plataforma de rendición de cuentas.
El cruce entre política y tecnologías de la información y las comunicaciones le ha valido a Floridablanca el reconocimiento por parte del MinTic, y no es para menos. El modelo centralizado de la información de Facebook o Google ha mostrado el alcance de manipulación en la que podemos caer de manera sutil cuando los datos están en manos de unos pocos. Pero el modelo encriptado de la transferencia de datos, que propone ser esta plataforma en el municipio de Floridablanca, parece garantizar el anonimato de este intercambio informativo bajo el modelo Bitcoin, lo que corta la posibilidad de manipulación por parte de un tercero.
Las redes sociales y el activismo digital que allí nace y se traduce en verdaderos movimientos y exigencias ciudadanas parece poner sobre la mesa la cuestión sobre la soberanía digital, que ya no parece ser una opción para los gobiernos nacionales de era global, si quieren fortalecer las instituciones democráticas en sus fronteras y mejorar la cohesión social dentro de su territorios. Al tiempo, porque este modelo parece posibilitar, no solo la optimización de la economía, sino de la cooperación ciudadana e institucional en diversas esferas a nivel global.
Este tipo de iniciativas lucen bastantes prometedoras y representan un reto en una era donde, por múltiples factores, la democracia representativa está dejando atrás su protagonismo y legitimidad. Sin embargo, la voz de los ciudadanos, gracias a internet y las redes sociales, parece seguir exigiendo deliberación en la toma de decisiones de interés público. Le puede interesar: El fantasma de los datos personales ronda internet
Los gobiernos mundiales saben que deben abrir el espacio de lo público, que ya no puede estar en el Ágora pero que se fructifica en la red. Aún queda un camino largo por recorrer en este sendero de las democracias electrónicas, sin duda lo que debería interesar a los gobiernos es promover y fortalecer espacios de activismo digital en el que la ciudadanía pueda ella misma organizarse entorno a problemas específicos. Pero sobretodo que puedan ser escuchados y tenidos en cuenta por las instancias administrativas a la hora de la planeación y ejecución de las políticas públicas, para que estas se hagan con una base real empírica y dejen de estar sostenidas por ideales de distintos cortes o por las decisiones de los tecnócratas de turno.
Sin embargo, el ideal del ciudadano informado que participa de manera activa en las decisiones aun parece un problema por resolver. A esto se suma la calidad misma de la información que se produce y se consume, lo que implica un compromiso de instituciones oficiales y extraoficiales, como los medios de comunicación y las universidades. Es decir, sigue existiendo una exigencia de un compromiso interinstitucional, pues el peligro de la manipulación seguirá siendo un fantasma que recorra esta nueva fase de la democracia.