El 5G no será suficiente y desde ya hablamos de 5.5G y 6G
Antes de que finalice esta década, la demanda de 5G en el mundo superará las 5.000 millones de conexiones, lo que lleva a que desde ya muchos hablen de la necesidad del 5.5G y hasta de 6G. Aquí le explicamos el futuro que se tiene planeado para Colombia en esta materia.
Diego Ojeda
Esta semana he visitado los stand que se encuentran en el Mobile World Congress 2023 (MWC), el congreso de tecnología móvil y conectividad más importante del mundo. Lo que se ve entre sus pasillos es un vistazo al futuro, con carros autónomos, vehículos voladores y dispositivos inteligentes para el hogar, entre otros aparatos que prometen una disrupción en lo que será nuestro día a día en unos cuantos años.
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Esta semana he visitado los stand que se encuentran en el Mobile World Congress 2023 (MWC), el congreso de tecnología móvil y conectividad más importante del mundo. Lo que se ve entre sus pasillos es un vistazo al futuro, con carros autónomos, vehículos voladores y dispositivos inteligentes para el hogar, entre otros aparatos que prometen una disrupción en lo que será nuestro día a día en unos cuantos años.
Sin embargo, hay una tecnología que se ha convertido casi que en el ADN de todas estas máquinas; una especie de columna vertebral que los reúne a todas y sin la cual muy probablemente no podríamos hablar del futuro tal y como lo tenemos concebido: el 5G.
Un breve repaso de lo que es el 5G
Aunque es un tema que suena bastante técnico (y de hecho, lo es), la comprensión y adopción del mismo es importante para entender el revuelo tecnológico que nos depara en los próximos años, pues no hay que perder de vista todas esas transformaciones que en su momento nos dejaron otras tecnologías de conectividad como el 4G y el 3G.
Para no redundar en las transformaciones que ha traído cada una de estas generaciones de telecomunicaciones (pues de eso ya hemos hablado en artículos anteriores), tomemos solo como ejemplo el impacto que ha acompañado al 4G. Podemos decir que gracias a esta es que pudimos soportar la creciente demanda de consumo de contenido de video on demand (como el que disfrutamos a través de plataformas como Netflix), al igual que las videollamadas y demás usos pesados de consumo de datos que nos han acompañado en los últimos años, especialmente después de la pandemia.
El aumento en la demanda ha sido tal, que desde hace unos años se comenzó a hablar de la necesidad de adoptar una nueva generación de telecomunicaciones, y es allí cuando nació el 5G, tecnología de conectividad que ya es una realidad en diversos países del mundo.
Básicamente, cada generación de tecnologías de comunicación es como una autopista que tiene la capacidad de soportar tráficos más y más pesados. Es por esto que la una no necesariamente termina anulando a la otra, pues podemos estar demandando un consumo en nuestros teléfonos con el que perfectamente podemos estar en la red 3G, pero luego pasar a temas más pesados, por lo que cambiamos entonces de carril y migramos a la red 4G.
El 5G es pues un carril que tiene la capacidad de soportar grandes intercambios de datos. En la ciudad donde me encuentro al momento de escribir este artículo (Barcelona, España) hay red 5G, y un breve test de velocidad hecho desde mi teléfono arroja 481,19 Mbps de descarga, lo que se traduce en visualizaciones de videos y bajadas de archivos pesados más rápidas a que si estuviera colgado en la red 4G.
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Este atributo también le da al 5G el potencial de soportar mayores conexiones simultáneas en un hogar, o en una empresa. Esta tecnología tiene la capacidad de estar desarrollada no solo para la comunicación entre humanos, sino también entre máquinas. Con la presencia cada vez más protagónica de dispositivos IoT para el hogar y para la industria (aparatos conectados a internet que constantemente demandan consumo de datos), se hace necesaria una red que permita su permanente comunicación, sino que la red se vea afectada por una sobredemanda.
Pero esta es tan solo la punta del iceberg de lo que es el 5G, pues otra de sus mayores características (por no decir que la principal) es la considerable reducción en los tiempos de latencia (el tiempo que tarda una señal en ir y volver entre un dispositivo y otro).
Una vez más, aunque esto suena bastante técnico, tiene un impacto supremamente considerable en la concepción actual de futuro que tenemos. Solo para poner un ejemplo, para un vehículo autónomo es importantísimo tener una latencia baja, pues al no tener un chofer su conducción depende exclusivamente de los sensores, los cuales constantemente están enviando información, en milésimas de segundo, a su “cerebro” para que este tome decisiones como avanzar, girar, cambiar de carril o detenerse.
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Imagine lo peligroso que sería que un vehículo autónomo que viaja a 80 kilómetros por hora se encuentre con un obstáculo en el camino y que la latencia de la comunicación entre sus sensores lo lleve a tomar la decisión de frenar en segundos, y no en milésimas de segundos. La colisión sería inminente.
Ya con estos conceptos básicos claros, podemos ahondar en por qué se considera necesario que se trabaje en el desarrollo de la red 5.5G y 6G.
Cuando el 5G no es suficiente
A pesar de que hay países, como Colombia, en donde el 5G comercial aún no es una realidad (de eso hablaremos más adelante), empresas como Huawei ya están trabajando en el desarrollo de infraestructuras que posibiliten un nuevo salto en esta materia, con conceptos como el 5.5G y el 6G.
Básicamente lo que se busca es crear nuevos carriles capaces de soportar mayores demandas de datos, pues se vaticinan diversos escenarios en donde esto será una realidad, llegando al punto de que cada conexión demandará hasta 10GB.
Estamos viendo una especie de Ley de Moore aplicada al consumo de datos, en donde el crecimiento de la demanda es tan exponencial, que cada vez los saltos entre una generación de conectividad y otra se están haciendo más acelerados (haciendo la salvedad de que hay un recurso físico, que es el espectro, que eventualmente puede marcar un tope a esta carrera).
Cifras manejadas por GSMA (organización de operadores móviles y compañías relacionadas) muestran que, para el año 2029, el 5G será la tecnología dominante en el mercado, superando el número de conexiones que tendrá el 4G.
Se estima que para antes de que finalice la década las conexiones a 5G superarán las 5.000 millones, mientras que la industria va camino a cerrar este año con las 1,5 mil millones de conexiones.
Evidentemente esto también se traduce en un negocio de grueso calibre. Las estimaciones indican que el 5G aportará a la economía global más de US$1 billón en 2030, beneficiando especialmente a los sectores de servicios y manufactura.
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“La mayoría de los operadores esperan que las redes inalámbricas privadas representan hasta el 20 % de sus ingresos empresariales totales, impulsadas por las mejoras en las capacidades 5G. El impulso del metaverso continúa creciendo, junto con los avances en tecnologías habilitadoras como 5G, IA y dispositivos portátiles”, precisó GSMA.
Tal y como está pasando con el 4G, llegará el momento en donde el 5G será una tecnología superada por el 6G, y en esa fecha conoceremos más detalles sobre todo su potencial. De momento, y es lo que hemos visto en esta versión del MWC, las industrias de las telecomunicaciones trabajan para sentar las bases de lo que será dicha revolución.
¿Qué ha pasado con el 5G en Colombia?
El despliegue comercial del 5G en el país ha ido a su propio ritmo. Desde hace unos años, Colombia ha avanzado en la realización de pilotos en los que se ha demostrado el potencial que tiene esta tecnología no solo en el uso cotidiano que le damos a los planes de datos móviles en nuestros teléfonos, sino también para industrias como la de la telemedicina.
El pasado 21 de diciembre el Ministerio de las TIC publicó un documento en donde mostró al país cómo está el espectro y las bandas que se deben asignar para comenzar a desplegar la red 5G. Es por eso que desde el 2 de febrero se tomó la decisión de renovar el 40 % del espectro móvil hasta los próximos 20 años.
“El objetivo es poner a disposición 10 MHz en la banda de 700 MHz, 10 MHz en la de 1.9 GHz, 30 MHz en la de 2.5 GHz, 400 MHz en la de 3.5 GHz y 2.8 GHz en las bandas milimétricas de 26 GHz. Esta oferta incluiría frecuencias remanentes en bandas que han servido para el despliegue de las redes 4G y las bandas que se han identificado como prioritarias para el desarrollo de 5G, especialmente las de 3.5 y 26 GHz”, explicó la ministra de las TIC, Sandra Milena Urrutia, en entrevista con El Espectador.
“El 29 de diciembre del año pasado el Ministerio TIC recibió nueve manifestaciones de interés para operar y prestar servicios móviles en las bandas y frecuencias que van desde los 10 MHz de espectro radioeléctrico en la banda de 700 MHz hasta los 2.8 GHz en la banda de 26 GHz, lo que permitirá que, eventualmente, adecúen su infraestructura para la llegada del 5G al país. De esas nueve, ocho manifestaron interés en la banda de 3500 MHz y seis en la banda de 26 GHz”, agregó Urrutia.
Las apuestas se concentran en que para antes de que finalice el primer trimestre del presente año se estructure el proceso de selección objetiva de las firmas que recibirán el permiso para desplegar esta red en el país.
Para el segundo trimestre se publicará el borrador del proyecto de resolución que marcará el inicio del proceso de asignación del espectro, un proceso que contará con el acompañamiento de la Superintendencia de Industria y Comercio, entre otros organismos de control.
Finalmente, durante el tercer trimestre se realizará el proceso de selección objetiva, en donde se le brindará el derecho al uso del espectro no al operador que ofrezca más dinero por el mismo, sino al que demuestre que puede beneficiar a más personas, pues el Mintic también ha dicho que ese será el principio rector en los criterios de selección.
“El 5G beneficiará a todos los sectores del país: ciudadanía, empresas, consumidores, los sectores de la economía y el sector público. A través del Plan 5G se estableció una hoja de ruta y estrategias para el despliegue de esta nueva tecnología en el país, y promover la adopción de servicios y el acceso adecuado a aplicaciones que requieren grandes anchos de banda, baja latencia y comunicaciones masivas de tipo máquina, así como descubrimientos de nuevos modelos de negocio que requieran de las características técnicas ofrecidas por esta tecnología”, concluyó la ministra Urrutia.
Lo cierto es que aunque este año conoceremos los primeros jugadores que recibirán el derecho para usar el espectro y distribuir comercialmente el 5G, el despliegue lo comenzaremos a ver en uno o varios años, pues para eso se requiere la instalación o adecuación de las antenas que serán las que llevarán la señal a los dispositivos, amén de que no todo teléfono o artefacto podrá conectarse a esa red, pues para eso tiene que ser compatible y, de momento, son los dispositivos más costosos los que ya integran esa característica.
Además, y como nos ha pasado con el 3G, el 5G no entrará a ser la red dominante en el país, sino que el 4G continuará llegando a los millones de colombianos que actualmente se benefician de la misma.
De hecho, es muy probable que los esfuerzos se concentren en masificar aún más el 4G, pues parte de los objetivos que tiene este gobierno es el de reducir la brecha digital en el país. En otras palabras, aunque el 5G será una realidad en Colombia, muy pocos se beneficiarán del mismo en los primeros años.
Y esto tampoco se convierte en un motivo para rasgarse las vestiduras, pues aún en los países más desarrollados el 5G es una tecnología que sólo está en las principales ciudades (incluso hay sectores dentro de las mismas que no tienen cobertura).
Aunque la promesa de poder navegar a mayores velocidades resulta atractiva, lo cierto es que el verdadero potencial benéfico que tiene el 5G en Colombia (por lo menos en el corto plazo) es en el sector industrial, gracias a la transformación que está experimentando las empresas que migran a lo que se conoce como las industrias 4.0.
En suma, no veremos grandes transformaciones en el corto tiempo, pero la industria ya nos muestra que en el futuro no solo disfrutaremos de las velocidades del 5G, sino de mayores con el 5.5G y el 6G, y mucho de esto será por los dispositivos que comenzarán a llegar a nuestros hogares, empresas y ciudades.
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