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Ciertamente no es la primera vez que se dice: “No podrás idear algo original a menos que estés preparado para equivocarte”. Las palabras son de Ken Robinson, un experto británico en educación, y son parte de una conferencia en TED que tiene más de 45 millones de visitas (entre esta plataforma y Youtube). Su charla ha ganado una inmensa popularidad porque tiene como hipótesis que los sistemas educativos, por lo general, matan la creatividad de las personas, algo que logran de varias formas, entre ellas estigmatizar el error: equivocarse es lo peor que le puede pasar a un estudiante.
Uri Levine es un emprendedor israelí que ha participado, y participa, en la creación y el funcionamiento de por lo menos seis empresas. Su nombre suele estar asociado a Waze, la aplicación de manejo de tráfico que ayudó a cofundar en 2008 y que, para 2013, fue adquirida por Google en una transacción que superó los US$1.000 millones.
Estos dos personajes comparten el entusiasmo por el error. No se trata de fatalismo o predestinación a fallar. Se trata de intentar. Una y otra vez. “El camino del emprendedor está lleno de frustraciones, pero lo único que hay por hacer es seguir adelante. No dejarse abrumar por los problemas y continuar tantas veces como sea necesario”, dice Levine, quien hoy también es parte de la junta directiva de Moovit, otra aplicación en el sector de manejo y navegación del tráfico urbano, pero en este caso desde la perspectiva del transporte público.
Levine es una de las figuras seminales en la escena de las “startups” en Israel, uno de los sectores más dinámicos en el mundo para estas empresas. ¿Cómo abonar el terreno para el emprendimiento? “Creo que en Israel tenemos una aceptación cultural más grande hacia quien intenta y falla. Aceptamos más fácil el error en la medida en que detrás de él hay un intento por hacer algo nuevo. Y también tenemos una mirada más global porque somos un mercado muy pequeño para las compañías, lo que nos ha obligado a entender los negocios a mayor escala, y esto nos da ventajas en el mundo de las ‘startups’. Este fue uno de los factores de éxito de Waze, por ejemplo”.
Bajo la visión de Levine, el emprendimiento es una forma de heroísmo: el emprendedor es una suerte de héroe moderno, pues la invención es una forma de solucionar problemas. Ahora bien, algunos de los problemas que intenta solucionar la tecnología de hoy mediante el auge de los servicios por demanda están enfocados en los ricos y los jóvenes, no en el mundo en general, sino apenas un porcentaje en él.
“La escena de las ‘startups’ está centrada en un tema: ¿qué es lo que mi mamá ya no hace por mí?”. Esta frase, que no es de Levine, ha hecho carrera porque, hasta cierto punto pareciera decir algo muy cierto de Silicon Valley y su cultura de emprendimiento, que ha terminado por esparcirse por todo lado.
“El éxito de Waze tiene que ver mucho con que esta aplicación hace un aporte a la movilidad urbana, un problema presente en cualquier país, para cualquier persona. Lo que me interesa del emprendimiento y de la tecnología es poder llegar a estos temas, ayudar a solucionar aspectos de la vida diaria de las personas”, en palabras de Levine. Feex es una de las empresas en las que participa este emprendedor y su misión es ayudar a reducir las comisiones que paga el usuario de servicios financieros; sólo en Estados Unidos, los clientes pagan US$600.000 millones por este concepto, según Levine. Engie, por otro lado, intenta mejorar el diagnóstico de la falla de un carro mediante un teléfono inteligente para no pagar por algo que está en buen estado y poder encontrar el mecánico más adecuado (y barato) para cada daño.
A diferencia de buena parte del equipo de Waze, Levine prefirió no integrarse a Google después de la compra de la aplicación (según algunos medios israelíes, el emprendedor recibió cerca de US$40 millones por este negocio). “Me apasiona solucionar problemas. Y ceo que es una pasión que compartimos millones de personas, al menos a juzgar por el auge de las ‘startups’ en todo el planeta, una tendencia que también he visto en Colombia y en Latinoamérica”.
¿Cómo estimular el crecimiento y el mantenimiento de una cultura de emprendimiento? “Hay varias cosas que faltan por hacer a nivel global. Es bueno tener más historias de éxito, comunicar mejor que emprender es un camino que, aunque difícil, puede lograr grandes cosas. Y otra que me preocupa mucho tiene que ver con las facilidades que ofrece el sistema financiero para ayudar a quienes quiebran en este campo. Muchas veces un fracaso termina por arruinar el futuro de una persona y esto no es justo, pues las historias de startups exitosas generalmente incluyen varios de estos momentos. Si no permitimos que alguien logre recuperarse después de fallar estamos cortando los caminos para innovar”.