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El secreto que descubrí espiando a mi novio en Facebook

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Lectora anónima
14 de diciembre de 2015 - 03:24 p. m.
iStock / iStock
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En 2012 empecé una relación con una persona que había llegado a mi vida, a quien conocí en un grupo de Facebook de la iglesia cristiana a la que asistía en Bucaramanga. En las iglesias cristianas nos han enfatizado que debemos esperar a esa persona, guardarnos hasta el matrimonio y ser pacientes en el amor de Cristo, según lo dice la Biblia en el libro de Corintios. En el pasado tuve malas relaciones pero esta fue la peor.

La verdad nunca me imaginé que él fuera así: durante los dos años que estuvimos yo me enamoré, aunque en ocasiones nos tomáramos un tiempo para los dos; en ese entonces no entendía el porqué.

¿Un tiempo para qué? ¿Otra mujer? Él no era un hombre con muchas amigas. Un hombre de rutina simple y de poco tiempo para otra persona: de la casa a la universidad, de la universidad a la iglesia y de la iglesia a la casa. Siempre fui muy “stalker” con su Facebook, pues, aunque no encontrara nada, es una buena manera de buscar información de lo que se hace y las relaciones que mantiene con otras personas. La gente lo suele usar a la ligera y así, mediante las redes sociales, se puede descubrir la información que cuidamos celosamente.

En una de mis búsquedas exhaustivas, encontré un perfil bajo el nombre de Andrés Rojas con una fotografía igualita a la que yo había tomado unas semanas atrás (desde ese año, decidí ser una fotógrafa empírica). Escudriñé el perfil de ese tal Rojas y me llevé una sorpresa: publicaciones en las que él se ofrecía para tríos y mantener relaciones con otros hombres, fotografías vestido de mujer, entre otras cosas.

Nunca tuvimos relaciones y ahora se lo agradezco. Su discurso siempre fue “conservémonos hasta al matrimonio”. No quiero que suene a burla, pues la abstención sexual es uno de los fundamentos del cristianismo y las personas que lo logran son de admirar, pero acá reconozco que es una ironía.

El  choque emocional fue muy fuerte  y recuerdo muy bien que lloré todo un día. Igual, exigí una explicación. Él sólo lloró y me dijo: salgo en las noches vestido de mujer y tengo relaciones con muchos hombres, pero no me considero gay. ¿Es posible eso? Sé que no y no lo culpo de llevar una doble vida y de no considerarse en esa condición porque tenía muchos prejuicios en su mente, ya que no quería ser culpado ni juzgado por la iglesia, que era parte importante de su vida. En mi mente, surgían muchas dudas: ¿tendrá alguna enfermedad?, ¿desde cuándo lo hacía?, ¿tan poca mujer soy?, ¿fue mi culpa?

Mi autoestima ya no existía. El dolor fue tan intenso que decidí dejar la ciudad y cambiar mi vida en todos los aspectos.

Dejé la ciudad de Bucaramanga y comencé desde cero en Bogotá. Me encuentro sanando las heridas profundas del pasado. Quiero aclarar que mi idea no es dañar la imagen de los hombres cristianos pues si bien esta historia es cierta, hay muchos que practican y siguen con fervor lo dicho en la Biblia. Pero como dice un dicho popular: de todo hay en la viña del Señor y las iglesias no son la excepción. Son un lugar en donde puedes encontrar muchos hombres que no son lo que aparentan ser y no son santos, como muchas se imaginan.

Por Lectora anónima

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