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Actualmente está pasando algo extraño, aterrador y sublime que aumentará la complejidad de todo lo que sabías sobre las imágenes: ahora las cámaras tendrán cerebros.
Hasta hace algunos años, casi todas las cámaras —ya fueran de teléfonos inteligentes, tradicionales o de vigilancia de circuito cerrado— eran como ojos desconectados de cualquier tipo de inteligencia.
Captaban cualquier cosa que les pusieran enfrente, pero no entendían nada de lo que veían. No comprendían ni siquiera los hechos básicos del mundo.
Por ejemplo, es una locura que en pleno 2018 tu teléfono inteligente no detecte automáticamente cuando te hayas tomado fotos sin ropa, ni te ofrezca almacenarlas bajo un nivel especial de seguridad.
Sin embargo, todo eso está cambiando. Hay una nueva generación de cámaras que entienden lo que ven. Son ojos conectados a cerebros, máquinas que ya no sólo captan lo que les ponen enfrente, sino que pueden hacer algo al respecto —lo que le abre la puerta a posibilidades fascinantes y, a veces, aterradoras—.
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Al principio, estas cámaras prometerán ayudarnos a tomar mejores fotografías, preservar momentos que no habrían sido posibles con las cámaras sencillas que las antecedieron. Ese es el discurso de venta con el que Google está presentando Clips, una nueva cámara que salió a la venta el 27 de febrero. Utiliza el aprendizaje automático para tomar fotos de personas, mascotas y otras cosas que le parezcan interesantes.
Algunas compañías están usando la inteligencia artificial para lograr que las cámaras sean más útiles. Hemos escuchado cómo el iPhone más reciente de Apple aprovecha el reconocimiento facial para desbloquear tu celular. Una empresa llamada Lighthouse AI quiere hacer algo similar con tu hogar, al utilizar una cámara de seguridad que añade una capa de inteligencia visual a las imágenes que capta. Cuando montas su dispositivo en tu entrada, puede analizar constantemente el entorno y te alerta si la persona que pasea a tu perro no llega o si tus hijos no están en casa después de que ha pasado cierto tiempo de su salida de la escuela.
No tomará mucho tiempo imaginar posibilidades útiles y muy perturbadoras de cámaras que puedan descifrar al mundo. Las cámaras digitales aportaron una revolución a la fotografía, pero hasta ahora solo se basaba en la escala: gracias a los microprocesadores, las cámaras se hicieron más pequeñas y más baratas, por lo que comenzamos a llevarlas con nosotros a todas partes.
Ahora, la inteligencia artificial (IA) también creará una revolución en el funcionamiento de las cámaras porque las inteligentes permitirán analizar fotografías con precisión procesal y crearán el espectro de un nuevo tipo de vigilancia —no solo por parte del gobierno, sino de todos a tu alrededor, incluidos tus seres queridos en casa—.
Las compañías que están fabricando estos dispositivos están conscientes de los peligros relacionados con la privacidad. Muchas están incursionando con precaución en ese sector y le agregan protecciones a sus dispositivos que, según ellos, reducen el aspecto perturbador.
Tomemos como ejemplo Clips de Google, que he utilizado durante la última semana y media. Es uno de los dispositivos más inusuales con los que me he topado. La cámara es del tamaño de una lata de mentas y no tiene pantalla. En la parte frontal, hay una lente y un botón. El botón toma una foto, pero solo está ahí por si de verdad lo necesitas.
En cambio, la mayor parte del tiempo, dependes de la intuición de la cámara, que está programada para reconocer expresiones faciales, iluminación, encuadre y otros rasgos de las buenas fotos. También reconoce rostros familiares —las personas con las que estás más a menudo son las que considera más interesantes a la hora de tomar fotografías—.
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Clips, que tiene un precio de US$249, hace que tomar fotos sea una actividad inconsciente y casi invisible. Llévala adonde vayas; la cámara tiene una práctica funda con un gran clip flexible, así que puede montarse en tu chaqueta, sobre una mesa, en tu palma o cualquier otro lugar desde donde pueda verse algo.
Desde ahí, Clips observa la escena con su inteligencia artificial y, cuando ve algo que le parece una toma atractiva, capta una imagen de 15 segundos (algo parecido a un breve gif o una foto animada o live photo en tu iPhone).
Salí de viaje con mi familia a Disneylandia la semana pasada y, a lo largo de dos días muy fotografiables, casi no tomé fotos. En cambio, este pequeño dispositivo hizo el trabajo automáticamente y capturó cerca de doscientos videos breves de nuestras vacaciones.
Algunos de ellos eran muy buenos y capturaron los mejores momentos de nuestro viaje de la misma manera en que lo habría hecho con mi celular. Sin embargo, lo que de verdad me resultó interesante fueron las cosas que no habría capturado conscientemente.
Estéticamente, esas fotos no son obras maestras. Emocionalmente, están en un plano más elevado. Los breves videos capturaron momentos demasiado espontáneos o sutiles como para haberlos tomado con mi cámara, pero quizá darán una idea más precisa y una imagen más completa de nuestras vidas en treinta años.
Es posible que tengas el miedo de que tus hijos o tus mascotas hagan cosas que después querrás recordar, pero de los que a menudo te pierdes con los celulares. Una cámara inteligente captura esos momentos porque no te pide que los interrumpas para hacerlo. Sin embargo, obviamente, configurar una cámara que no necesita el uso de un botón específico para tomar fotos también es algo problemático. Plantea la preocupación del espionaje —que Google pueda espiarte o que tú puedas usarla para espiar a los demás—.
Google aborda ese aspecto perturbador de dos maneras. El dispositivo está desconectado la mayor parte del tiempo del internet. Puede tomar fotos sin conexión y necesitas usar tu celular para ver o guardar los clips. Pero, incluso así, toda su inteligencia artificial ocurre en el dispositivo y ni siquiera se requiere que tengas una cuenta de Google, señaló la empresa.
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“Pasamos mucho tiempo pensando en la privacidad y asegurándonos de que este fuera un dispositivo que la gente quisiera”, dijo Eva Snee, quien dirige la investigación de Google acerca de cómo la gente interactúa con Clips. “Lo que aprendimos fue que las cámaras no resultan perturbadoras cuando se usan deliberadamente y el usuario es parte del proceso”.
Clips está diseñada para lucir como una cámara. Cuando está encendida, hay una luz led blanca que parpadea como señal de que podría estar grabando. Tampoco graba audio, porque eso podría haberse percibido como espionaje.
Lighthouse, que también he usado durante algunas semanas, tiene como meta ser un modelo mejorado de las cámaras para el hogar conectadas a internet. Esos dispositivos pueden ser molestos porque enloquecen cada vez que detectan cualquier movimiento.
El truco especial de Lighthouse es un sistema de cámara que puede percibir el espacio 3D, identificar y reconocer rostros —inteligencia que tiene el objetivo de evitar falsas alarmas—. También tiene una ingeniosa interfaz de lenguaje natural para que puedas hacer preguntas directas: la frase “¿Qué hicieron los niños mientras no estuve?” te permitirá ver videos de tus hijos cuando saliste de la casa.
Lighthouse, que tiene un precio de US$299 y requiere una suscripción mensual de US$10, parece un proyecto inconcluso. Fue preciso al diferenciar a las personas que viven en mi casa, pero también pudimos engañarla para que pensara que había un intruso cuando pusimos un globo en la sala.
La empresa es joven y espero que mejore su software. Supongo que será de gran ayuda para la gente que se pregunta qué pasa en su casa cuando no está. ¿Quieres saber si tu perro está saltando en el sillón? Pregúntale a Lighthouse; puede reconocer a perros que saltan en los sillones y de inmediato te mostrará el video.
Sin embargo, ¿qué pasa si te preocupa tu pareja y no tu mascota? Confío en mi esposa, pero para tener un ejemplo para este artículo, le pedí al dispositivo que me mostrara videos de ella en la casa con una persona desconocida. Ahí estaba una tarde, con la niñera, a quien Lighthouse no había visto antes. Fue un caso de espionaje descarado a mi familia. No obstante, es una posibilidad evidente con una cámara que entiende el mundo tan bien.
Alex Teichman, el director ejecutivo de Lighthouse, dijo que podría añadir protecciones en contra de espionaje intrafamiliar, por ejemplo, al restringir la identificación de rostros solo para los desconocidos. También señaló que el sistema tiene muchos controles minuciosos de privacidad que te permiten detener cualquier grabación cuando ciertos familiares están presentes.
Me pareció que su respuesta es creíble. Tanto Lighthouse como Clips están bien diseñados para evitar el abuso. Debe señalarse que ninguno de los aparatos permite más espionaje del que ya podemos lograr con los celulares; la vigilancia social constante es la norma en 2018.
Sin embargo, son los modelos del futuro. Mañana, todas las cámaras tendrán sus funciones. No solo te observarán, también entenderán.
2018 New York Times News Service