¿Es seguro conectarse a una red WiFi pública? Ojo con las estrategias de estafa
Los ciberdelincuentes aprovechan que los usuarios están menos alerta durante fechas especiales como vacaciones, navidad o fin de año para cometer acciones maliciosas y ejecutar ataques cada vez más sofisticados, aunque también pueden optar por los más sencillos y frecuentes.
Los ataques aparentemente más inofensivos siguen siendo el anzuelo perfecto para sumar nuevas víctimas en el ámbito digital y precisamente lo son porque parecen demasiado obvios como para caer en ellos, pero en realidad son los más rápidos y efectivos.
Uno de ellos es el hecho de conectarse a redes WiFi públicas y abiertas, una tentación para los que esperan en la estación de autobús o el aeropuerto antes de viajar por el puente de noviembre en el caso de que su tarifa de datos móviles sea limitada.
Este tipo de redes, en realidad, funcionan como “calabazas vacías”, tal y como sugiere Kaspersky, que indica que “por fuera parecen inofensivas”, pero que en realidad se utilizan para hacerse con datos personales e información sensible de los usuarios. Entre ellos, contraseñas y credenciales de acceso a cuentas bancarias.
Asimismo, estas redes se pueden utilizar para crear ‘hotspots’ o puntos de acceso inalámbricos -un fomato que permite a los dispositivos conectarse a internet- falsos “disfrazados” de conexiones seguras.
El fraude ‘online’ es otro de los más populares debido a que las compras por internet están ganando terreno y se han convertido en un hábito para muchas personas. Es aquí donde los ciberdelincuentes aprovechan los despistes para ejecutar sus campañas maliciosas.
Realizar transacciones en webs no verificadas se puede convertir precisamente en la pesadilla de los más confiados, debido a que estas plataformas pueden ser trampas de ‘phishing’ y estar diseñadas con enlaces fraudulentos o infectados con ‘malware’.
Otra técnica más habitual de lo que se cree es el uso de mensajes fraudulentos con ofertas y promociones tentadoras, que acaban convenciendo a las víctimas a través de diferentes vías (SMS, WhatsApp, correo electrónico, etc.), con comunicaciones que incluyen diferentes enlaces fraudulentos. Además, para pasar desapercibidos, utilizan números de teléfono locales, lo que atrae a un mayor número de víctimas.
Por último, se debe tener cuidado con los cada vez mas habituales códigos QR, presentes en establecimientos comerciales . Si bien pueden parecer una forma novedosa de ofrecer información -por ejemplo, el menú de un restaurante o el catálogo de una tienda de ropa-, es necesario constatar que pertenece a una fuente fiable.
En caso contrario, estos códigos pueden redirigir a las víctimas potenciales a sitios web fraudulentos, donde los datos personales y financieros queden expuestos. De ese modo, antes de escanearlos, es recomendable revisar con cuidado la url en la barra de direcciones del navegador y comprobar su legitimidad.
Para evitar estas situaciones y neutralizar posibles ataques fraudulentos, conviene utilizar soluciones de seguridad que protejan la información sensible, como antivirus, los cuales también garantizan mantener a salvo de los datos de los usuarios a salvo de los agentes maliciosos.
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Los ataques aparentemente más inofensivos siguen siendo el anzuelo perfecto para sumar nuevas víctimas en el ámbito digital y precisamente lo son porque parecen demasiado obvios como para caer en ellos, pero en realidad son los más rápidos y efectivos.
Uno de ellos es el hecho de conectarse a redes WiFi públicas y abiertas, una tentación para los que esperan en la estación de autobús o el aeropuerto antes de viajar por el puente de noviembre en el caso de que su tarifa de datos móviles sea limitada.
Este tipo de redes, en realidad, funcionan como “calabazas vacías”, tal y como sugiere Kaspersky, que indica que “por fuera parecen inofensivas”, pero que en realidad se utilizan para hacerse con datos personales e información sensible de los usuarios. Entre ellos, contraseñas y credenciales de acceso a cuentas bancarias.
Asimismo, estas redes se pueden utilizar para crear ‘hotspots’ o puntos de acceso inalámbricos -un fomato que permite a los dispositivos conectarse a internet- falsos “disfrazados” de conexiones seguras.
El fraude ‘online’ es otro de los más populares debido a que las compras por internet están ganando terreno y se han convertido en un hábito para muchas personas. Es aquí donde los ciberdelincuentes aprovechan los despistes para ejecutar sus campañas maliciosas.
Realizar transacciones en webs no verificadas se puede convertir precisamente en la pesadilla de los más confiados, debido a que estas plataformas pueden ser trampas de ‘phishing’ y estar diseñadas con enlaces fraudulentos o infectados con ‘malware’.
Otra técnica más habitual de lo que se cree es el uso de mensajes fraudulentos con ofertas y promociones tentadoras, que acaban convenciendo a las víctimas a través de diferentes vías (SMS, WhatsApp, correo electrónico, etc.), con comunicaciones que incluyen diferentes enlaces fraudulentos. Además, para pasar desapercibidos, utilizan números de teléfono locales, lo que atrae a un mayor número de víctimas.
Por último, se debe tener cuidado con los cada vez mas habituales códigos QR, presentes en establecimientos comerciales . Si bien pueden parecer una forma novedosa de ofrecer información -por ejemplo, el menú de un restaurante o el catálogo de una tienda de ropa-, es necesario constatar que pertenece a una fuente fiable.
En caso contrario, estos códigos pueden redirigir a las víctimas potenciales a sitios web fraudulentos, donde los datos personales y financieros queden expuestos. De ese modo, antes de escanearlos, es recomendable revisar con cuidado la url en la barra de direcciones del navegador y comprobar su legitimidad.
Para evitar estas situaciones y neutralizar posibles ataques fraudulentos, conviene utilizar soluciones de seguridad que protejan la información sensible, como antivirus, los cuales también garantizan mantener a salvo de los datos de los usuarios a salvo de los agentes maliciosos.
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