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El 29 de agosto de cada año se celebra el Día Internacional del Gamer, una fecha para que desarrolladores, diseñadores y compañías dedicadas a hacer los videojuegos favoritos de millones se sientan orgullosos de hacer parte de esta industria. Los jugadores, tanto profesionales como aficionados, también tienen su espacio para reafirmar su lugar como consumidores y deportistas, en el caso de aquellos que participan en los torneos de deportes electrónicos.
La fecha fue instaurada de manera no oficial en 2008 por parte de tres medios de comunicación especializados en este tema: PlayManía, Hobby Consolas y PC Manía. Para ese entonces el negocio de las consolas domésticas vivía su séptima generación, la que muchos consideran la mejor de todas por lo reñida que estuvieron las ventas, y que estuvo protagonizadas por la PlayStation 3 de Sony (87 millones de unidades), la Xbox 360 de Microsoft (86 millones de unidades) y la Nintendo Wii (101 millones de unidades vendidas).
Cada vez es más notorio el trabajo de las personas que ponen su tiempo y esfuerzo en escribir, diseñar, dibujar, animar y programar historias que se quedan en el corazón de los gamers. Cada videojuego es una aventura nueva, sea un simulador deportivo, una carrera de carros o un mundo abierto con infinidad de actividades por hacer. Sin importar que tipo de gamer sea, cada uno de los más de 3.000 millones que hoy existen en el mundo hacen parte de la misma pasión por el gaming.
Es por eso, que a pesar de que solo son 10 entregas las más vendidas de la historia, y algunas son un fenómeno que ni el paso del tiempo ha podido borrar, no hay que perder de vista que cada título que sale al mercado es especial para una parte de la comunidad. Nunca es tarde para aficionarse por este mundo lleno de joysticks, mandos, consolas y, por supuesto, juegos. Elementos que componen un mercado que con el paso de las décadas lo único que hará será expandirse a limites que solo los usuarios podrán definir. Un cuento con más de 50 años, pero que aún le quedan una o dos vidas más antes de decir “game over”.