Este fin de semana Elon Musk decidió “quitarle” la letra W al letrero de Twitter en su sede central en San Francisco, California (Estados Unidos) dejando a Twitter como “Titter”, todo por cuenta, al parecer, de una disputa con el dueño del edificio.
“Nuestro arrendador en SF HQ dice que estamos legalmente obligados a mantener el letrero como Twitter y no podemos eliminar la ‘w’, por lo que lo pintamos de color de fondo. ¡Problema resuelto!”, afirmó Musk en Twitter con una foto en la que se ve el letrero de la empresa con un espacio en blanco entre la T y la i de “Twitter”.
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Our landlord at SF HQ says we’re legally required to keep sign as Twitter & cannot remove “w”, so we painted it background color. Problem solved! pic.twitter.com/1iFjccTbUq
— Elon Musk (@elonmusk) April 10, 2023
La medida tomada por Musk generó una ola de críticas y burlas en la misma red social, algunos usuarios advirtieron que ya existe un dominio con el nombre Titter, una página dedicada a juegos online para niños, lo que podría generarle otro problema al también dueño de Tesla.
El dueño del edificio mostró su descontento por lo hecho e indicó que era una obligación legal que la compañía mostrara su nombre completo. Musk, por su parte, aunque admitió en el trino que tapó con pintura la w del nombre, sostuvo que no se modificó en esencia el nombre como lo exigió el arrendatario. “Intentaron silenciar nuestra risita” (traducción de titter al español), escribió Musk en otro trino.
La modificación del letrero no afectó a la red social, que sigue teniendo el mismo dominio, además de que su logo volvió a ser el representativo pájaro azul, luego de que hace una semana lo reemplazo con el ícono que identifica la criptomoneda dogecoin.
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¿Qué pasa con el edificio de Twitter?
Según un artículo de El Mundo, el pasado 4 de diciembre el propietario de uno de los edificios de San Francisco donde funciona Twitter demandó a Musk por el no pago del arriendode las oficinas. Según la empresa propietaria del inmueble, situado en el número 650 de California Street, Musk debe 130.000 dólares, correspondientes al mes de noviembre, que no se han abonado.
El edificio ubicado en el barrio de Chinatown de San Francisco fue tomado en arriendo por la empresa en 2017 como un espacio adicional para parte de sus trabajadores ya que la sede central, se encuentra ubicada a unos 15 minutos, pero la pandemia del coronavirus, reforzó las decisiones que desde 2019, Jack Dorsey, el fundador y entonces presidente de la empresa, había tomado para convertir la compañía en una empresa 100% remota, pero que mantenía las oficinas abiertas para aquellos trabajadores que necesitaran un lugar físico de trabajo o de reunión.
Cuando Musk se hizo con el control de Twitter, una de sus primeras decisiones fue acabar con esta política y forzar la vuelta al trabajo presencial de la mayor parte del personal. La consecuencia es que las oficinas de Twitter no han recuperado ni de lejos el nivel de actividad previo a la pandemia. Varios analistas apuntan a que Musk no descarta declarar la empresa en bancarrota y podría estar retrasando los pagos para tratar de forzar una renegociación.
El aumento de los tipos de interés y la caída estrepitosa de la valoración de Tesla, han complicado la viabilidad del proyecto. Twitter facturaba casi 5.000 millones al año antes de la llegada de Musk, ingresos que provenían en mayor parte por publicidad, pero la actitud polémica y las nuevas políticas de moderación que ha impuesto el nuevo CEO están alejando a los principales anunciantes.
El panorama para Twitter es incierto, Musk ha aumentado el número de anuncios que el usuario ve cuando consulta Twitter y va a volver a permitir propaganda política y otros tipos de anuncios que habían sido prohibidos durante la época de Dorsey por fomentar la polarización y desinformación.