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Los videojuegos no siempre fueron y significaron lo que son hoy en día. Hace más de 40 años el privilegio de tener una consola en casa era una posesión material que pocos se podían dar. Ahora es un mercado de 3.000 millones de personas que ha democratizado el acceso a videojuegos, plataformas y comunidades en línea. Por ello, es importante que se cuide y vigile la actividad de los menores de edad en estos espacios que son tan recurrentes para este sector de la población. No importa si se trata de jugadores en PC, celular o consola, proteger los derechos de los niños, niñas y jóvenes se convierte en un objetivo común no solo de las empresas, los gobiernos, sino también de los entes internacionales.
De ahí que Unicef -la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que se dedica desde hace 78 años a ayudar y proteger a los niños, niñas, adolescentes y madres en países en vía de desarrollo- publicara hace unos días una guía sobre cómo hacer un uso responsable de los videojuegos . La información está dirigida hacia los padres, madres y cuidadores de menores de edad que hoy deben preocuparse de las horas en pantalla que gastan los niños y niñas. Todo esto en una época en la que la generación Alpha, como llaman algunos a los nacidos desde 2012, son los primeros en nacer en medio de un mundo hiperglobalizado.
La guía se construyó alrededor de una serie de respuestas que Daniel Johnson, experto en videojuegos del Centro de Excelencia para la Infancia en la Era Digital del Consejo Australiano de Investigación, le dio a Unicef sobre temas clave como el acompañamiento de un adulto, el tiempo de juego, los beneficios, los riesgos de los videojuegos y la mejor edad para incursionar en este mundo. Estas son las recomendaciones:
¿Deben los padres jugar videojuegos junto a sus hijos?
Esta es una pregunta que genera discusión entre adolescentes y progenitores. Hay quienes sostienen que los menores de edad deben vivir con libertad y plenitud su experiencia como gamers y el acompañamiento debe venir de la mano de cierta distancia. Sin embargo, hay otros que consideran fundamental que un padre pueda conocer de primera mano con el tipo de contenido que interactúa su hijo o hija. Por ejemplo, la American Academy of Pediatrics recomienda que durante los días entre semana las horas de juego no sobrepasen los 60 minutos y durante el fin de semana no sean más de dos horas jugando.
Por su lado, Daniel Johnson manifiesta que jugar junto a los hijos fortalece la relación y le da una posición a los menores de expertos en su afición que pueden compartir con su mamá o papá y estos puedan entenderla desde adentro y casi como el niño o niña la entiende. “Una vez que tu hijo o hija comprenda que sí le entiendes, cuando le digas: “‘Mira, hoy ya has jugado un par de horas, probablemente sea suficiente’, estarás partiendo de una posición mucho más sólida que si simplemente llegas y le dices algo que podría sonarle como: ‘¿Por qué haces esa estupidez? Es una pérdida de tiempo’”, dice Johnson.
¿Hay beneficios en los videojuegos?
Este ha sido un debate que nació casi con la industria de los videojuegos. Han pasado casi 50 años desde que existió el primer juego comercial y todavía hay personas que sostienen que es nada más una entretención sin un aporte significativo. No obstante, evidencia científica ha demostrado que el gaming mejoran los reflejos físicos, la motricidad, estimulan la memoria visual y fortalece las habilidades sociales sea jugando solo, con amigos o en línea.
El experto en videojuegos expuso que durante un estudio hecho a adultos se le hicieron pruebas cognitivas de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, y se evidenció que completar estos formularios estaba directamente relacionado con completar la historia de una juego. “En resumen, jugar a un videojuego requiere un alto nivel de implicación y actividad cognitiva”, afirmó.
Johnson señala que los videojuegos son muy buenos planteando retos a los niños y esa experiencia de superar o fracasar en este tipo de pruebas estimula la creatividad y ayuda a lidiar con la derrota, tal vez uno de los aspectos que más cuesta aprender, incluso en avanzadas etapas de la vida.
¿Y los riesgos?
Este es uno de los puntos que más cierra la puerta a que algunos padres accedan a que sus hijos sean gamers, entendiendo este termino como cualquiera que juega o jugó videojuegos, sea recurrente o casual. No hay que omitir que jugar en línea aumenta los riesgos, ya que conectar con un completo extraño está a la distancia de un botón. Esto se relaciona también con la conciencia o no que tengan los pequeños de cuanta información de sí mismos deben proporcionar y cuál es el significado del contenido que ven en pantalla.
“Para subrayar la importancia que tiene generar confianza en torno a los videojuegos, es imprescindible que tu hijo o hija sienta que puede recurrir a ti si hay algo que le preocupa o se encuentra en una situación incómoda. Queremos evitar que no digan nada por miedo a ‘meterse en líos’ o a que les prohíbas jugar si te plantean un problema”, señala Johnson.
En la industria de ahora, otro de los riesgos son los llamados por el experto como “patrones oscuros” que conducen a comportamiento poco saludable. Estos son el gasto excesivo de dinero o la presión de “aprovechar” las ofertas por videojuegos en tiendas virtuales. Él recomienda enseñarles a los niños a identificar estos patrones oscuros y a entender que no son sanos para su experiencia dentro del mundo del gaming.
En 2020, un informe resumió que 28 estudios llegaron a la conclusión de que los casos de videojuegos que conducen a actos violentos a largo plazo son casi nulos. Sin embargo, Daniel Johnson argumentó que las clasificaciones por edades de estos productos y los comentarios de otros padres pueden ser de gran ayuda para elegir y persuadir al niño de qué jugar y que no.
¿Cuál es la mejor edad para comenzar a jugar?
Es posible que nunca exista un consenso de cuando es prudente que los hijos e hijas interactúen por primera vez con un juego. Lo cierto es que las entregas dedicadas a este grupo de la población deben contar con herramientas de protección y filtración para los padres. Desactivar o activar los controles parentales puede entregar opciones para que los progenitores se sientan más tranquilos con respecto a lo que juegan y ven los niños.
Finalmente, el experto en videojuegos tuvo palabras para los desarrolladores y diseñadores de títulos. “Creo que hay que llamar la atención sobre los elementos de diseño oscuros o engañosos y reflexionar sobre ellos. ¿Son apropiados alguna vez? Si lo son, ¿para qué grupo de edad? Creo que estamos de acuerdo en que no es apropiado que un niño o una niña de cinco años participe en un juego en el que un personaje le sugiere que pida dinero a sus progenitores para comprar algo dentro del propio juego”, concluyó.