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Final Fantasy es el ejemplo perfecto de que no siempre el primer trabajo es el mejor de todos. Hironobu Sakaguchi comenzó en la industria de los videojuegos en 1983, pero sus inicios estuvieron marcados por juegos poco exitosos. El dinero en la cuenta bajaba dramáticamente.
Con el poco presupuesto que le quedaba hizo un último intento. Lo llamó fantasía final en inglés (Final Fantasy), el resto es historia. La propuesta se convirtió en un éxito inmediato y la idea del retiro nunca más volvió a rondarle la cabeza a Sakaguchi. Hasta hoy sigue siendo una de las sagas más longevas y vendidas de la historia.
Esta serie de títulos son los responsables de popularizar el género de los juegos de rol, especialmente en Japón. A partir de ese momento muchos más proyectos siguieron la línea de Final Fantasy, algunos con más éxito que otros, pero todos bajo la misma inspiración, la de la fantasía final de Hironobu Sakaguchi.
Detrás de las ventas de Final Fantasy está su estudio desarrollador, Square Enix. Esta compañía, que es producto de la fusión entre dos empresas rivales, siempre creyó en la idea de Sakaguchi, y sin duda no se equivocaron. Una franquicia que hasta hoy se mantiene bajo propiedad de esta misma entidad.
En conclusión, Final Fantasy es uno de los clásicos del Gaming que trasciende el tiempo, el espacio y las fronteras físicas. Además, a pesar de no ser una IP (propiedad intelectual) completamente multiplataforma, provoca buenos y nostálgicos recuerdos entre jugadores de los tres fabricantes de consolas principales, Nintendo, Sony y Microsoft.