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Reseña del iPhone 15: el valor de las pequeñas cosas

Un equipo que entrega todo lo que promete en un paquete compacto, con prestaciones que hasta el año pasado se reconocían como profesionales.

Santiago La Rotta
14 de noviembre de 2023 - 03:01 p. m.
iPhone 15.
iPhone 15.
Foto: Cortesía - Apple
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De cierta forma, las reseñas de teléfonos son un ejercicio de equilibrismo: parten de una experiencia particular para un público masivo que, a la vez, presenta tantas particularidades como usuarios.

Esta es una forma, algo más profusa en palabras, para decir algo medianamente obvio: en tecnología, como en muchas otras cosas, una talla no les sirve a todos.

Haciendo de lado este par de asuntos, que no por obvios son menos importantes, vale la pena entrar en materia.

Las pequeñas cosas

De un tiempo para acá pareciera que el ritmo de actualizaciones en los teléfonos sigue un modelo más incremental que radical: pequeñas novedades, que van sumando con el tiempo.

Esto quizá con la excepción del segmento de teléfonos plegables. Este renglón, a pesar de que no pueda ser interesante o acaso útil para muchos, ofrece asuntos novedosos para la industria.

Este modelo de funcionamiento no está mal, del todo. Pero sí abre preguntas más complicas de responder a la hora de saber si actualizo mi teléfono a un modelo nuevo, espero un poco más o definitivamente abandono X o Y marca.

Al mismo tiempo, hay que decir que la suma de las pequeñas cosas puede terminar dando un resultado grande.

Y siento que esto es un poco lo que sucede con el iPhone 15, el modelo de entrada de la nueva generación de teléfonos de Apple. Después de una prueba a fondo con casi un mes de uso, lo que se puede decir es que, sí, hay cosas nuevas que funcionan bien, otras que quizá no representen una diferencia vital para algunos, pero, sobre todo, hay pequeñas cosas que hacen que la experiencia en general del teléfono se sienta natural.

Lo primero en esta lista tendrían que ser aspectos de diseño exterior. Claro, a primera vista, lleva buena parte de la misma marca de los iPhone 14, 13… Pero, ya en la mano se agradece el regreso a los bordes más redondeados: la sensación al tacto y el agarre son agradables, por decir lo menos. Pero, sobre todo, se siente “seguro”.

Pongo la palabra entre comillas porque soy una persona con la motricidad de un elefante (con perdón de estos animales). Entre teléfonos propios y las pruebas que he realizado con los años, no recuerdo con mucha claridad una vez en la que haya querido utilizar un teléfono sin un forro o una carcasa por el solo gusto de la sensación en la mano. Quizá algo fetichista. Vale, puede ser. Pero me ayuda para explicar lo de la sensación de seguridad en el agarre.

Apple invirtió un tiempo de la presentación de estos teléfonos para contar las maravillas técnicas detrás de material que hoy recubre la parte de atrás y el proceso para lograr dos tipos de colores distintos en un panel que, por lo general, presenta un color y pare de contar.

¿Qué decir de esto? Que, como con un gran número de aspectos en este dispositivo (y en prácticamente todos los teléfonos), el veredicto está mediado enormemente por la subjetividad del usuario. En mi caso, es más un elemento adicional, que una característica que realmente destaque.

En diseño exterior, entonces, tenemos: bordes curvos y sensación general del equipo, genial; nuevos colores y técnica para tener dos tonos, pega en el palo.

El puerto de carga

Lo otro que resalta poderosamente en el diseño es el puerto USB-C que, desde ahora (y por fin), llega a los teléfonos de Apple.

Sí, esto implica un cable nuevo para quienes veníamos de otras generaciones de iPhone. Pero, al mismo tiempo, es un cable que prácticamente es el estándar de conectividad en la industria. Así que, a la larga, implica un cable menos o, si se quiere, muchos cables menos para cargar muchas cosas.

Esta especie de milagro en la multiplicación de las posibilidades que ofrece tener USB-C en un iPhone se le debe no tanto a Apple, sino a la Unión Europea, que determinó que para finales del próximo año todo teléfono nuevo que se venda en este mercado debe tener este puerto de carga.

Y esta novedad (obligada a punta de legislación) es una de esas pequeñas cosas que hacen de este teléfono una experiencia más agradable para el consumidor promedio. No es una novedad, pues en el ecosistema Android existe el USB-C desde tiempos que, para el ritmo de la industria, bordean la prehistoria.

El cambio se agradece y abre más posibilidades para conexiones con periféricos que lo que se podía hacer con el odiado conector lightning (que era un lucrativo nicho de mercado de Apple).

Las cosas buenas que no fueron

La existencia de USB-C podría llevar a pensar en velocidades altas de transferencia para archivos como video o fotografías que, a la larga, son buena parte de la carga de trabajo en un mundo obsesionado con vivir registrando o, quizá, sólo con registrar.

La respuesta a esta idea es un no rotundo: el puerto USB-C es tipo 2, no 3. Así que las velocidades de transferencia soñadas quedan ahí, en sueños.

Sin embargo, esto sí es posible en los modelos Pro de la nueva línea de teléfonos de Apple. Esto gracias a que la empresa levantó una especie de cerca entre ambas categorías en lo que tiene que ver con los procesadores: lo que no lleva la palabra Pro tiene un procesador (que ya existía desde el año pasado) llamado A-16 Bionic. Y los nuevos teléfonos Pro van con su propio silicio, el A-17 Pro.

Esta diferenciación de procesadores tiende a separar aún más las dos líneas de teléfonos que, típicamente, se diferenciaban principalmente por los sistemas de cámaras (los Pro tienen tres lentes, los no Pro, sólo dos). Pero de cámaras hablaremos más adelante.

Dicho esto, vale aclarar que el chip que lleva el iPhone 15 estaba presente en la generación Pro del iPhone 14. En otras palabras, hasta cierto punto, el iPhone 15 de hoy equivale (en términos de máquina) a la generación más poderosa de hace un año.

Esto puede ayudar a aclarar el panorama para algunos compradores a la hora de hacerse la pregunta cara y algo Shakesperiana: ¿actualizar o no actualizar? Esa es la cuestión.

Ahora bien, medir al iPhone 15 por lo que no tiene frente a los modelos Pro puede ser un ejercicio entre injusto y, para algunos, inútil. Principalmente, porque uno tiene números sustancialmente diferentes al otro en la factura de compra. Pero también porque son equipos pensados para necesidades y usuarios diferentes.

Sin embargo, en este rango de comparaciones tendríamos que hablar de la pantalla del iPhone 15, que recibió algunas actualizaciones que van en línea con el mantra de las pequeñas cosas, a la vez que dejó por fuera una que podría ser relevante para algunos: la posibilidad de tener una tasa de refresco de 120hz.

En últimas, este dato puede que no signifique mucho para la gran mayoría de personas que optan por un teléfono de entrada y que no ven este dispositivo como una plataforma de videojuegos. Sin embargo, es una pequeña cosa que, quizá por un costo marginal de fabricación, sí podría tener el dispositivo (pues cuenta con una pantalla de 60hz). ¿Por qué importa esto? Porque, al final, una mayor tasa de refresco implica una experiencia más fluida en el consumo de contenido de todo tipo y, en general, en un mejor despliegue de todo lo que se ve en el teléfono.

¿Importa esto, lo voy a notar? La verdad, la enorme mayoría de usuarios va a pasar por encima de las diferencias entre 60hz y 120hz. En otras palabras: es un detalle mucho más para consumidores de nicho, y eso. Pero no deja de ser llamativo que teléfonos mucho más básicos (en capacidades y precio) sí incorporan este detalle.

Batería y pantalla

Sin irnos muy lejos de la discusión anterior, tener una tasa de refresco tan baja también le pega menos al consumo de batería, si se quiere ver por ese lado.

Ahora, hablar de batería no es una cosa pequeña, en lo absoluto. Y en este campo hay que decir que, si se compara con la generación inmediatamente anterior, el desempeño es prácticamente el mismo. Pero, a la hora de hablar de iPhone 13 o anteriores, la diferencia se siente. Y se siente bastante.

Claro, antes de que lluevan tomates y piedras, sé que estamos hablando de una batería nueva, por lo que su desempeño tiene que ser óptimo. Pero haciendo una comparación ajustada para tener en cuenta estos factores, el teléfono alcanzó a entregar más de un día de carga.

De nuevo, antes de recibir botellazos desde las gradas, aclaro que en los días en los que utilicé juegos o vi películas, el nivel de carga llegó al día y ya. Pero llegó. Y esta es una experiencia que no estaba teniendo en modelos como el iPhone 13 u 11, por ejemplo.

En pruebas de estrés y desempeño de baterías (publicadas en foros en línea), los resultados de éstas van en esta línea: el nuevo teléfono de entrada de Apple tiene todo lo suyo en desempeño de batería con versiones más antiguas de estos dispositivos,. Frente al 14, bueno, es un poco más de lo mismo, en general.

Volviendo a la idea de las pequeñas cosas, vale la pena hablar de la pantalla. Aunque sigue siendo de 60hz, ahora tiene un pico de luminosidad que se aprecia realmente en exteriores y que, en interiores, entrega una experiencia de consumo de contenido más que óptima. De nuevo, la diferencia es notable cuando se llega al 15 de generaciones anteriores. Por ejemplo (y con el perdón de Ridley Scott), ver “The Martian” en el teléfono es un acto que se puede realizar con algo menos de culpa cinematográfica gracias al buen desempeño de esta pantalla.

La inclusión de la isla dinámica en esta versión de los equipos (una característica que sólo estaba en los Pro) se agradece, aunque su uso y aprovechamiento va a depender del tipo de aplicaciones que utilice cada usuario; no todas aprovechan esta característica, que puede verse reducida a unas pocas funciones esenciales del teléfono.

Por último, hay que hablar de la cámara, que en esta versión recibió algunas actualizaciones interesantes: un nuevo sensor, más resolución en el lente principal y una mayor apertura.

De fondo, ahora existe la posibilidad (de hecho, es la configuración por defecto) de obtener imágenes en 24 megapixeles, frente a los 12 que se obtenían anteriormente. Más detalle e información para las imágenes, pero, a la vez, más consumo de almacenamiento.

Una vez más, como una talla no le sirve a todos los usuarios, quizá para muchos sea suficiente archivos de 12 megapixeles para compartir en redes, principalmente. Para impresiones, fotos con más peso vienen más que bien.

La apertura mejorada permite tener mejores resultados de noche, aunque en ciertas condiciones se puede experimentar lo que se conoce como luces parásitas. No es un problema recurrente, pero pues una mayor entrada de luz puede acarrear esos riesgos.

¿Actualizar o no actualizar?

Después de un mes de uso, el iPhone 15 se siente como una pieza natural en el flujo de trabajo y de la vida diaria. Y ese creo que es uno de los mayores cumplidos que puede tener una pieza de tecnología en general: que encaje, no que toque amoldarse a ella.

La decisión de actualizar o no hacerlo es, claro, un asunto individual. Pero el asunto acá se decanta a través de algunos factores obvios: qué tan bien está funcionando su teléfono actual y qué tanto espacio financiero puede liberar para hacer una compra de este tipo. Más allá de esto, la diferencia en la actualización realmente se sentirá del iPhone 13 para atrás.

No es un equipo que se clasificaría como barato, pero, a la vez, entrega todo lo que promete en un paquete compacto, con prestaciones que hasta el año pasado se reconocían como profesionales, pero que este año cuestan menos que las que se encuentran en los modelos Pro. Un teléfono que, a pesar de ser de entrada, se siente mucho más allá en la recta.

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