¡Histórico! Por primera vez Colombia le gana a Japón en un torneo de robótica
En video quedó registrado el momento en el que los colombianos celebraron la victoria contra su competidor asiático. Para los ganadores esto es una muestra de que Colombia también puede y tiene la capacidad de destacarse en estos escenarios.
Diego Ojeda / @diegoojeda95.
No es algo sencillo, superar a un rival que ha consolidado un serio protagonismo en robótica de competencia, como Japón, es mucho qué decir. Sin embargo, Colombia celebra su primer triunfo al consolidarse como campeón, en la categoría Robot Sumo de 3 kilogramos, durante la sexta edición del evento de robótica, Runibot.
Nunca antes el país había derrotado a este rival en esta o cualquier otra categoría.
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Según el presidente de este evento de robótica, Ricardo Alfonso Cervantes, dentro de los máximos logros que había alcanzado Colombia fue quedar subcampeón en el torneo internacional que se adelantó el año pasado en Japón. Es decir, el país desde hace tiempo venía ganando terreno para cosechar esta victoria.
En video quedó registrado cuando el equipo, que está conformado por estudiantes de la Universidad El Bosque, derrotaron al competidor que había viajado desde Japón para participar del evento de robótica que tuvo lugar en la Universidad Uniagraria de Bogotá.
El talante colombiano permitió que aún con todo y fallas, porque se ve un error en el robot colombiano al momento de iniciar el combate, la máquina tricolor lograra salir a la delantera y sacar de manera violenta el artefacto asiático.
Todo cambió en cuestión de segundos. La cara de preocupación del profesor de la Universidad El Bosque, Holman Ariza (de camisa blanca) al ver la falla del artefacto se transformó en gozo cuando cuando la máquina barrió a su contrincante japonés.
Le puede interesar: La robótica del futuro en Colombia
“La reacción del equipo fue muy gratificante. Fueron muchos sentimientos encontrados: sorpresa, alegría”, dijo a El Espectador Ariza, quien durante los últimos años ha trabajado duro, junto con el apoyo de actores de diversas universidades, para posicionar a Runibot como uno de los eventos de robótica más importantes del mundo.
El Espectador, antes de que ocurriera la victoria, pudo conocer el robot que derrotó a los japoneses. En su parte delantera tiene el nombre de Colombia pegado en letras que muestran el tricolor nacional. Como es autónomo, sus ‘ojos’ en la arena de combate está integrado por una batería de cuatro sensores que detectan la presencia del enemigo.
Lea también: Robot sumo, los otros colombianos mundialistas
Según lo dicho por Ariza, esta máquina se ha desarrollado por años gracias a las mejoras que se le han hecho para competir en los diferentes torneos en los que ha participado. La inversión de dinero que ha recibido se estima entre los siete y ocho millones de pesos.
Con esta victoria que reciben los colombianos, además de ganar un trofeo y $3.000.000, logran un cupo para participar en el campeonato mundial de robótica que se adelantará, durante el próximo mes de diciembre, en Japón.
"Esto es un gran ejemplo para toda la comunidad educativa de que también podemos y tenemos las capacidades para hacer buenos desarrollos a nivel de robótica y tecnología", concluyó Ariza.
Un talento que necesita inversión económica
En la versión 2017 de Runibot El Espectador consiguió las siguientes declaraciones de uno de sus organizadores: ““Nosotros nos hemos acercado al Ministerio de las TIC, también a la Alcaldía de Bogotá, a las gobernaciones, y no ha sido posible concretar nada porque, básicamente, ese tema está muy politizado, entonces a ellos no les interesa”.
Hacer robótica de competencia no es algo económico, según estimaciones de los concursantes, la realización de uno de estos robots puede costar entre $300.000 y $20.000.000.
Hay quienes consiguen financiación de sus familiares, como es el caso de Ángel Plazas, un talentoso adolescente, apasionado por la mecatrónica, en quien sus papás invirtieron casi un millón de pesos para que él pudiera desarrollar los robots con los que participó en el torneo de Robot Fútbol y Velocista.
A otros los apoyan las universidades, como a Sergio Ángel, quien en su entrevista con El Espectador aseguró que la Universidad Cooperativa lo apoyó con ciertos materiales para que pudiera competir con su robot en la categoría Mini Sumo. Este estudiante destinó $300.000 para la realización de su máquina.
También está el caso de estudiantes de escasos recursos, quienes se autofinancian con diferentes eventos para competir en estos torneos. Como un colegio rural Yopal que participó en esta versión de Runibot y resultó victorioso en uno de los torneos. Incluso hay ingeniosos que emplean materiales económicos como cartón y llantas recicladas de juguetes para la construcción de sus máquinas.
“No es simplemente decir: yo, Mintic, les proveo computadores. La tecnología no son los computadores, el desarrollo del país no está ahí, sino en el crecimiento integral de tecnologías, software, hardware, educación y seguridad, parámetros que lamentablemente el sector público no tiene y carece de la intención para apoyar este tipo de actividades”, concluye Ariza, quien se muestra orgulloso de afirmar que, a pesar de los obstáculos, los jóvenes colombianos han logrado ser galardonados en diferentes competencias internacionales a punta de pasión por la robótica.
No es algo sencillo, superar a un rival que ha consolidado un serio protagonismo en robótica de competencia, como Japón, es mucho qué decir. Sin embargo, Colombia celebra su primer triunfo al consolidarse como campeón, en la categoría Robot Sumo de 3 kilogramos, durante la sexta edición del evento de robótica, Runibot.
Nunca antes el país había derrotado a este rival en esta o cualquier otra categoría.
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Según el presidente de este evento de robótica, Ricardo Alfonso Cervantes, dentro de los máximos logros que había alcanzado Colombia fue quedar subcampeón en el torneo internacional que se adelantó el año pasado en Japón. Es decir, el país desde hace tiempo venía ganando terreno para cosechar esta victoria.
En video quedó registrado cuando el equipo, que está conformado por estudiantes de la Universidad El Bosque, derrotaron al competidor que había viajado desde Japón para participar del evento de robótica que tuvo lugar en la Universidad Uniagraria de Bogotá.
El talante colombiano permitió que aún con todo y fallas, porque se ve un error en el robot colombiano al momento de iniciar el combate, la máquina tricolor lograra salir a la delantera y sacar de manera violenta el artefacto asiático.
Todo cambió en cuestión de segundos. La cara de preocupación del profesor de la Universidad El Bosque, Holman Ariza (de camisa blanca) al ver la falla del artefacto se transformó en gozo cuando cuando la máquina barrió a su contrincante japonés.
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“La reacción del equipo fue muy gratificante. Fueron muchos sentimientos encontrados: sorpresa, alegría”, dijo a El Espectador Ariza, quien durante los últimos años ha trabajado duro, junto con el apoyo de actores de diversas universidades, para posicionar a Runibot como uno de los eventos de robótica más importantes del mundo.
El Espectador, antes de que ocurriera la victoria, pudo conocer el robot que derrotó a los japoneses. En su parte delantera tiene el nombre de Colombia pegado en letras que muestran el tricolor nacional. Como es autónomo, sus ‘ojos’ en la arena de combate está integrado por una batería de cuatro sensores que detectan la presencia del enemigo.
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Según lo dicho por Ariza, esta máquina se ha desarrollado por años gracias a las mejoras que se le han hecho para competir en los diferentes torneos en los que ha participado. La inversión de dinero que ha recibido se estima entre los siete y ocho millones de pesos.
Con esta victoria que reciben los colombianos, además de ganar un trofeo y $3.000.000, logran un cupo para participar en el campeonato mundial de robótica que se adelantará, durante el próximo mes de diciembre, en Japón.
"Esto es un gran ejemplo para toda la comunidad educativa de que también podemos y tenemos las capacidades para hacer buenos desarrollos a nivel de robótica y tecnología", concluyó Ariza.
Un talento que necesita inversión económica
En la versión 2017 de Runibot El Espectador consiguió las siguientes declaraciones de uno de sus organizadores: ““Nosotros nos hemos acercado al Ministerio de las TIC, también a la Alcaldía de Bogotá, a las gobernaciones, y no ha sido posible concretar nada porque, básicamente, ese tema está muy politizado, entonces a ellos no les interesa”.
Hacer robótica de competencia no es algo económico, según estimaciones de los concursantes, la realización de uno de estos robots puede costar entre $300.000 y $20.000.000.
Hay quienes consiguen financiación de sus familiares, como es el caso de Ángel Plazas, un talentoso adolescente, apasionado por la mecatrónica, en quien sus papás invirtieron casi un millón de pesos para que él pudiera desarrollar los robots con los que participó en el torneo de Robot Fútbol y Velocista.
A otros los apoyan las universidades, como a Sergio Ángel, quien en su entrevista con El Espectador aseguró que la Universidad Cooperativa lo apoyó con ciertos materiales para que pudiera competir con su robot en la categoría Mini Sumo. Este estudiante destinó $300.000 para la realización de su máquina.
También está el caso de estudiantes de escasos recursos, quienes se autofinancian con diferentes eventos para competir en estos torneos. Como un colegio rural Yopal que participó en esta versión de Runibot y resultó victorioso en uno de los torneos. Incluso hay ingeniosos que emplean materiales económicos como cartón y llantas recicladas de juguetes para la construcción de sus máquinas.
“No es simplemente decir: yo, Mintic, les proveo computadores. La tecnología no son los computadores, el desarrollo del país no está ahí, sino en el crecimiento integral de tecnologías, software, hardware, educación y seguridad, parámetros que lamentablemente el sector público no tiene y carece de la intención para apoyar este tipo de actividades”, concluye Ariza, quien se muestra orgulloso de afirmar que, a pesar de los obstáculos, los jóvenes colombianos han logrado ser galardonados en diferentes competencias internacionales a punta de pasión por la robótica.