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Entre las muchas cosas que se han trastocado con la pandemia tendríamos que contar también el consumo de tecnología. No sólo la subida, y casi desaforo, en compras de computadores personales (especialmente portátiles), sino la subida en el escalafón de importancia de dispositivos que habían salido de millones de hogares.
Hablamos, entre otros, de las impresoras, que de cierta forma vivían confinadas en el entorno corporativo antes de la llegada del COVID-19. Estas son máquinas que cayeron drásticamente en una especie de olvido doméstico por varias razones, especialmente por el advenimiento de los dispositivos móviles.
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La entrada masiva de teléfonos y tabletas replanteó la supremacía del PC como el principal dispositivo de computación en una casa. Y este desplazamiento también impactó duramente a las impresoras, que típicamente eran máquinas que hacen combo con los computadores, no tanto con los teléfonos inteligentes.
Este escenario ha sufrido varias transformaciones, no sólo en sus posibilidades tecnológicas (temas como conectividad inalámbrica), sino en las necesidades de los propios usuarios: para muchos, montar una oficina en casa probablemente pase por comprar una impresora para suplir una multitud de usos corporativos, principalmente.
Antes de entrar en materia, como con todos los temas de tecnología, es muy importante preguntarse qué tipo de usuario es usted y para qué requiere una impresora: qué tanto necesita imprimir, precisa de documentos a todo color y con gran definición, algunos en color y con calidad aceptable, pero no excelente, o, por el contrario, requiere imprimir cosas en blanco y negro y ya.
Hay más cuestionamientos por hacerse, pero estas preguntas básicas pueden ayudar para dilucidar si necesita una impresora de cartuchos o láser. Y por esas dos grandes categorías es que empezamos esta guía.
Las dos divisiones
A grandes rasgos, la mayoría de impresoras para usuarios no especializados (negocios de impresión en masa o impresiones para fines específicos, de gran tamaño, altísima definición etc.) se dividen entre las que utilizan cartuchos o las de impresión láser. A muy (muy) grandes rasgos, las diferencias técnicas radican en que en unas la tinta viene en forma líquida y en las otras se trata de un polvo.
Sin tecnificar la discusión (pues la idea es tener información para una mejor compra, no para repararlas), estas diferencias separan a las impresoras en temas como rapidez de la impresión, calidad a la hora de impresiones en color y costo de las tintas.
Y podemos comenzar por este último punto. Por lo general, las impresoras de cartuchos son más baratas al momento de comprar, pero la tinta es bastante costosa, por lo que un uso continuo termina convirtiéndose en una renta nada despreciable
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Las impresoras láser, por el otro lado, son más caras de adquirir, pero el toner (la tinta en forma de polvo) tiende a durar más y su precio suele ser más bajo que el de los cartuchos. Esto es clave, por ejemplo, para un usuario que requiere imprimir constantemente, pues mantener operando la impresora termina por ser menor en el largo plazo.
Ahora bien, no sólo es una cuestión de cantidad de impresión, sino de tipo: ¿requiero imprimir documentos en color o sólo blanco y negro? ¿Imprimo mayoritariamente texto o también documentos con imágenes? Estas preguntas también pueden guiarlo hacia un tipo de impresora o el otro.
Por ejemplo, los dispositivos que utilizan cartuchos de impresión (o sea, la tinta líquida) tienden a tener una calidad de impresión para imágenes notablemente mejor que las impresoras láser, especialmente en lo que tiene que ver con la fijación y nitidez de los colores.
En el bando de las impresoras de cartucho hay una variedad que se conoce como impresoras de tanque, que, como su nombre lo indica, tienen tanques de almacenamiento para las tintas. Son más escasas en el mercado y más caras pero, a la larga, representan un mejor precio, página a página, que una de cartucho (en dado caso que requiera o prefiera esta tecnología y no la láser).
El costo de mantenimiento de una impresora puede ser uno de los principales puntos de toma de decisión a la hora de comprar un dispositivo de un bando o del otro. Los fabricantes suelen publicar cuál es la expectativa de impresión de un cartucho o toner; entonces puede dividir el precio de compra de cada uno entre el número de páginas que se supone debe rendir y por esta vía ver, desde el costo de impresión de cada página, cuál opción le conviene más.
¿Sólo impresora o multifuncional?
La otra gran pregunta, más allá de la impresión, es si necesita imprimir y ya o, quizá, escanear documentos, sacar fotocopias o (algo más remoto) mandar un fax. Si la respuesta es positiva, principalmente para la primera de estas opciones, lo que necesita es una impresora multifuncional.
En toda justicia, esta era una pregunta y respuesta fácil. Lo que puede ir complejizando la discusión es su conectividad. En otros momentos, las impresoras funcionaban exclusivamente en conjunto con un computador (bien sea mediante un puerto paralelo o, más recientemente, con un conector USB). Pero hoy existen una multitud de opciones de conectividad que, a su vez, permiten más usos.
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Hay modelos con conexión Bluetooth o NFC, ambos estándares de comunicación muy pensados para poder imprimir documentos desde dispositivos móviles, lo que soluciona el problema de imprimir desde un PC exclusivamente.
Así mismo, también hay otras que permiten imprimir vía internet: el documento se manda a una dirección de correo, la impresora recibe el correo e imprime desde ahí. Esta es una función supremamente útil para imprimir en remoto. Y esto puede ser útil, por ejemplo, si quien necesita las impresiones no sabe cómo operar una impresora o un PC, pero aún así precisa de documentos en papel con cierta regularidad (pensar en un adulto mayor que vive solo, quizá).
Vale la pena aclarar que todas estas opciones, sin sorpresa, elevan el precio de una impresora. La opción más barata es la conexión con cable, pero, de nuevo, eso trae algunos limitantes que para algunos usuarios pueden ser insuperables y, bueno, para otros no tanto.
Volviendo a la pregunta inicial de este apartado, vale la pena contrapreguntar: ¿si necesito escanear no puedo hacerlo con mi celular y ya está? La respuesta rápida es que sí. Pero, más a fondo, esto va a depende de la calidad de escaneo que necesite. Son mayor espacio para error: un escáner dedicado entrega resultados muy superiores a los logrados con un teléfono móvil.
Más y más opciones
Además de conectividad e impresión, ciertos usuarios algo más especializados quizá necesiten características más específicas.
Algunas de estas son la posibilidad de tener varias bandejas de alimentación, lo que permite tener cargadas varias opciones de papel (bien sea en tamaños o calidad). Esto es muy útil, por ejemplo, para personas que trabajan con documentos legales con formatos especiales para contrataciones o contabilidad.
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También hay opciones para que las bandejas de alimentación sean más grandes o estén ubicadas en la parte de atrás de las impresoras, lo que funciona mejor para papeles más pesados y evitar dobleces.
Así mismo, para usuarios que necesitan imprimir vastas cantidades de documentos, algunas impresoras vienen con la opción de usar las dos caras de un papel, lo que representa un ahorro significativo en esta materia prima.