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Una jueza australiana admitió un mensaje de texto, sin enviar y con emoji, como un testamento válido ante la ley en una decisión que se conoció esta semana y que enfrentaba al hermano y la exesposa de la persona fallecida.
El fallecido se suicidó en octubre del año pasado y desde entonces las partes se enfrentaban por la repartición de su casa y de una cuenta bancaria.
El mensaje en cuestión fue descubierto por las autoridades al día siguiente del suicidio de la persona, un hombre de 55 años que no es nombrado en el fallo emitido por la jueza Susan Brown, de la Corte Suprema de Queensland, estado del nororiente de Australia.
“Mi hermano y mi sobrino deben quedarse con todo lo que tengo, la casa y la cuenta. Pongan mis cenizas en el jardín trasero. Mi esposa debe quedarse sólo con sus cosas”, se lee en el mensaje que finaliza con “mi testamento”, un emoji de cara feliz y sus datos bancarios.
Parte de la argumentación de la exesposa giraba alrededor de que el mensaje nunca fue enviado, por lo que “es claro que el fallecido no tenía nada claro sobre el tema”, se lee en el fallo.
La jueza Brown argumenta en su decisión que el mensaje sí cuenta como un testamento válido, pues cumple con varios criterios legales: quien redacta el testamento debe saber, en términos generales, la naturaleza y extensión de los bienes que va a entregar; debe estar consciente de quiénes van a presentar una reclamación sobre esos bienes; debe tener la habilidad para evaluar y discriminar la validez de estas reclamaciones.
En la decisión, la jueza asegura que la exesposa no convivía con el hombre hace un tiempo, aunque estuvieron casados durante un año, y la naturaleza de su relación era sólo una amistad, a pesar de reconocer que la mujer ayudó al fallecido con sus terapias psiquiátricas, por ejemplo.
La justicia australiana ya ha reconocido otros formatos inusuales, y acaso poco ortodoxos, como testamentos. De hecho, el fallo de la magistrada invoca como precedente judicial un caso de 2013 en el que un DVD marcado “mi testamento” fue reconocido como un documento válido para disponer de los bienes de una persona fallecida.
“La naturaleza informal del mensaje” no lo excluye de ser un documento que, en efecto, contiene la última voluntad legal de una persona, opinó Brown en su decisión.
En 2015, la Corte Suprema del estado australiano de Nueva Gales del Sur reconoció un video como un documento que terminó por invalidar un testamento escrito, en papel, que había sido redactado apenas dos días antes.