Julian Assange: “La guerra apenas comienza”

A pesar de que la justicia sueca archivó la investigación en su contra, el fundador de Wikileaks no abandona la embajada de Ecuador en Londres debido a una controversia legal con la policía local y los riesgos de un eventual pedido de extradición por parte de la justicia de EE. UU.

Santiago La Rotta.
20 de mayo de 2017 - 03:00 a. m.
 Julian Assange, fundador de Wikileaks, durante un pronunciamiento en la embajada ecuatoriana en Londres. / AFP
Julian Assange, fundador de Wikileaks, durante un pronunciamiento en la embajada ecuatoriana en Londres. / AFP
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La gran paradoja hasta ahora con Julian Assange, el fundador y editor de Wikileaks, es que es un hombre que prácticamente vive encarcelado, sólo que no en una prisión, y sin cargos formales en su contra.

Este viernes, la justicia sueca retiró una investigación contra Assange por el supuesto abuso sexual de una mujer, la cual estaba abierta desde 2010 y lo llevó a pedir asilo en la embajada de Ecuador en Inglaterra en 2012, para evitar ser extraditado a Suecia. En otras palabras, Assange es un hombre libre.

No tanto.

Y aquí se extiende la paradoja que ha gobernado la vida de Assange desde hace cinco años: aunque ya no tiene una investigación en su contra, sin una orden para su arresto en territorio de la Unión Europea, el editor de Wikileaks no puede salir de la embajada ecuatoriana porque aún puede ser capturado por la policía de Londres.

En mayo de 2012, la Corte Suprema del Reino Unido dijo que el pedido de extradición de Suecia contra Assange es legal y el procedimiento debía ejecutarse. Menos de un mes después de este fallo, el editor de Wikileaks ingresó en la embajada ecuatoriana como asilado político. Al hacerlo, Assange dejó de presentarse ante las autoridades británicas y por eso hay una orden para su arresto.

Hasta aquí el asunto parecería seguir cierta lógica: si Assange debía presentarse ante una corte para proceder con su extradición, que a su vez fue ordenada durante una investigación criminal, es normal que exista una orden para arrestarlo.

Por una suerte de ley transitiva, al ser retirada la investigación en Suecia contra Assange, el editor de Wikileaks quedaría libre. Pero la policía de Londres tiene otra perspectiva sobre el tema al decir que hay “una orden que fue expedida por no comparecer ante la corte en junio 29 de 2012. La Policía Metropolitana está obligada a ejecutar esta orden, en caso de que deje la embajada”.

Julian Knowles, un especialista inglés en extradición, le dijo a la BBC que la Policía sí tiene el poder de arrestarlo, pero también aclaró que hay un debate legal acerca de la conveniencia de hacerlo debido al retiro de la investigación en contra del editor de Wikileaks.

El argumento de Assange para no comparecer ante la justicia británica y ser extraditado a Suecia ha sido que, según él, este era apenas un paso previo para ser conducido a Estados Unidos para ser investigado por su conexión con la filtración de documentos clasificados.

Hasta el cierre de esta edición, no se conocía de un pedido de extradición formal de la justicia de EE. UU. contra Assange, pero no es un secreto que las autoridades de este país lo consideran un enemigo de su seguridad nacional y de sus servicios de inteligencia. Esta es una opinión que comparte el actual director de la CIA, Mike Pompeo, quien clasificó a Wikileaks como un “servicio de inteligencia hostil” durante su primera rueda de prensa en el cargo, el mes pasado. Y Jeff Sessions, fiscal estadounidense, aseguró que arrestar a Assange era una “prioridad”.

El propio Assange ha reconocido que un gran jurado en Estados Unidos los investiga a él y a otros colaboradores y simpatizantes de Wikileaks. Aunque no resulta claro cuáles serían los cargos contra el grupo y su editor, se sabe que la Fiscalía de este país incluso ha explorado la posibilidad de declararlos conspiradores en el robo de documentos.

Este es un camino azaroso, pues, bajo esta óptica, prácticamente cualquier periodista que se apoye en material confidencial filtrado por una fuente gubernamental podría ser considerado un conspirador en el robo de documentos.

Chelsea Manning, quien es la fuente de la principal publicación realizada por Wikileaks, los cables diplomáticos del Departamento de Estado, ha asegurado que nadie la obligó a filtrar los documentos y que actuó por voluntad propia. Manning fue liberada esta semana, después de que el expresidente Barack Obama le redujera 28 años a su condena de 35 años de prisión por estos hechos.

Assange sabe que sus opciones son limitadas, a pesar de haberse librado de la investigación por abuso sexual. Esto debido a la controversia legal con la policía londinense y la posible extradición que enfrentaría a EE. UU. No resulta sorpresivo que en su aparición de ayer en el balcón de la embajada ecuatoriana, el editor de Wikileaks haya dicho: “La guerra de verdad apenas comienza”.

El gobierno ecuatoriano confirmó que se encuentra trabajando para asegurarle un pasaje seguro a Assange hacia Ecuador para que disfrute del asilo político que le fue concedido desde 2012.

Por Santiago La Rotta.

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