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La empresa que le puso ruedas al barril del Chavo del 8

Immersion Games empezó en la capital del Valle. Se transformó en Efecto Studios y puso a Colombia en el mapamundi de los videojuegos.

María Alejandra Medina C.
05 de julio de 2014 - 03:15 a. m.
Julián Castillo, director creativo de Efecto Studios, con su hija.  /Gustavo Torrijos
Julián Castillo, director creativo de Efecto Studios, con su hija. /Gustavo Torrijos
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
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Con un ‘8’ pintado en el capó de su barril de cuatro ruedas, el Chavo arranca a recorrer el circuito, dispuesto a ganar el campeonato. Sus contendientes son el profesor Jirafales, que lleva rosas para doña Florinda en el platón de su camioneta; don Ramón, que se las arregla en su carrito destartalado; el señor Barriga, que va en el mismo campero en el que alguna vez viajó a Acapulco, y el resto de los inquilinos de la ‘bonita vecindad’. Pero no se trata de un capítulo del programa creado por Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, sino de un videojuego hecho por colombianos.

Efecto Studios, la compañía que desarrolló El Chavo Kart, está compuesta por cuatro cerebros: Eivar Rojas, el CEO; Julián Castillo, el director creativo; Miguel Posada, director técnico, y el más reciente en el equipo, William Ocampo, administrativo.

Lo que es hoy la única compañía en Colombia que desarrolla videojuegos para consolas como Xbox y PlayStation 3, probablemente no hubiera podido prosperar sin el trabajo en equipo que ha resultado de una amistad de 14 años.

El grupo de amigos se formó en Cali y, antes de empezar a recorrer los mundos en la industria de los videojuegos, se dedicó a hacer visualizaciones arquitectónicas. Pero, el gusto por los juegos electrónicos siempre estuvo latente.

Un año antes de graduarse de diseño gráfico, Julián Castillo empezó a trabajar en una idea que luego se materializó en un videojuego cuya trama sucede en un escenario posapocalíptico. Hoy se llama Cellfactor Psychokinetic Wars (2009) y está disponible en PlayStation Network y Xbox Live Arcade.

Cellfactor pasó por tres versiones y fue desarrollado por Immersion Games, la empresa fundada en 2002 por Julián, Eivar, Miguel y Ernesto Gálvez.

Immersion llegó al nivel de los proyectos para consolas en 2007, cuando surgió Monster Madness. Todo empezó por el contacto que hicieron con Artificial Studios, en el estado de Florida, para que les prestaran el motor de un videojuego (el sistema que genera el diseño y las gráficas). El primer mes era gratuito, pero luego el costo era de US$30.000. Immersion lo usó cerca de tres meses y le hizo modificaciones que los de Artificial pudieron ver.

Al final, en vez de recibir una cuenta de cobro, recibieron una invitación para trabajar en un juego en el que se construyen y modifican armas para hacerle frente a un ataque de monstruos, Monster Madness. El producto fue para Xbox 360 y PlayStation 3.

Immersion Games dejó de ser en 2010 y se transformó en Efecto Studios. Entonces, Slang, el publisher mexicano, buscó entre los pocos desarrolladores de videojuegos que hay en Latinoamérica y se decidió por Efecto para sacar adelante, en conjunto con Televisa, el juego El Chavo Kart, que se estrenó en febrero pasado, en el cumpleaños 85 de Chespirito.

En la producción se mantuvieron las voces originales de los personajes de la versión animada de El Chavo del 8. Roberto Gómez Bolaños fue curador del juego, que también está disponible para PlayStation 3 y Xbox 360.

A pesar de que se trabajó de la mano de Televisa, el proceso creativo fue enteramente colombiano.

Sin duda, productos como estos son un paso más para que la industria del país crezca. Actualmente hay entre 60 y 70 desarrolladores de videojuegos nacionales, formales y no formales, que en conjunto facturan cerca de US$4 millones.

Sin embargo, localmente aún no está consolidada toda la cadena de producción que permite que 100% del proceso sea colombiano y mucho menos que la cantidad de videojuegos que aquí se crean llegue a competir con la de países como Estados Unidos o Japón.

“Los videojuegos colombianos, en calidad están a la altura de los otros grandes de la región. Pero aquí se tiende a mirar lo que hay afuera, sin mirar primero qué se está haciendo en el país”, dice Eivar Rojas.

En el exterior, los productos colombianos han ganado reconocimientos. Write It Versus, un juego de escritura colaborativa, se llevó el Readers’ Choice 2013 de About.com, por mejor juego y mejor aplicación educativa. Súbete al SITP, un juego que enseña cómo usar el Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá, por su parte, ganó el premio de Games for Change.

Y, a pesar de que Immersion Games y Efecto Studios tienen sus raíces en el suroccidente del país, las cifras de la cantidad de producción por regiones son muy desiguales.

Según la Cámara de Comercio de Bogotá, 60% de las ideas de juegos electrónicos se desarrolla en Bogotá, 10% en Medellín, 5% en Cali y 1% en ciudades como Barranquilla, Bucaramanga, Manizales y Pasto.

 

mmedina@elespectador.com
@alejandra_mdn

Por María Alejandra Medina C.

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