La importancia de que la inteligencia artificial esté al alcance de todos
Hacer que la población en general se apropie de la inteligencia artificial es relevante para el desarrollo. Expertos hablan de las oportunidades y retos que hay detrás de esto.
Diego Ojeda
Uno de los principales potenciales que tiene la inteligencia artificial, especialmente la generativa que es la que ha estado en boca de todos en los últimos años, es su democratización. Prácticamente cualquier persona con un smartphone en su bolsillo tiene la posibilidad de acceder a todos los beneficios que ofrece.
Mediciones de la firma Statista explican que, por ejemplo, mientras que a Netflix le tomó 3,5 años alcanzar su primer millón de usuarios, y a Facebook diez meses, Chat GPT lo logró en tan solo cinco días. La explicación detrás de este boom es que se cumple el sueño de tener en la palma de la mano un asistente que nos ayuda en las diversas tareas del día a día. Una realidad que, a su vez, abre un enorme abanico de posibilidades.
La anterior hace parte de las reflexiones que dejó el Foro de Inteligencia Artificial Para Todos, desarrollado por Foros El Espectador, Caracol Televisión y Samsung. Allí diversos expertos hablaron de la relevancia que tiene el que la sociedad en general pueda apropiarse de estas nuevas tecnologías.
Para esto, según lo explicado por el director de Google en Colombia, Centroamérica y el Caribe, Giovanni Stella, es importante que el Gobierno, la academia, el sector privado y la sociedad civil puedan trabajar de forma conjunta para elaborar estos desarrollos. Es decir, una tecnología que no solo esté al alcance de todos, sino de la que todos también puedan participar.
Tal es la penetración y el potencial que representa la inteligencia artificial, que incluso el Gobierno de Colombia la define como “la tecnología emergente más revolucionaria de la humanidad”. Así lo defendió el ministro de las TIC Mauricio Lizcano, al mencionar que a diferencia de otros desarrollos tecnológicos, este verdaderamente tiene el potencial de cambiar la estructura de la sociedad, ya que la máquina no solamente estará trabajando juntamente con el hombre en los procesos productivos, sino también creativos.
Expertos como el director de asuntos corporativos de Microsoft en Sudamérica, Andrés Rengifo, así como el decano de la facultad de Ingeniería de la Universidad Ean, Jeffrey León, se refirieron a la importancia que tiene el que las personas inviertan tiempo en estudiar estas nuevas tecnologías, así como en buscar formas de aplicarlas en sus entornos laborales.
Esto es relevante, pues la IA también está planteando un desafío en el mercado laboral. De hecho, recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó un reporte con una serie de recomendaciones para que los gobiernos implementen estrategias que mitiguen los riesgos que tiene esta tecnología en el mercado laboral, mediante la implementación de planes de reconversión, así como subsidios de desempleo. En suma, lo que plantea el panorama en el corto y mediano plazo es que adquirir conocimientos y habilidades relacionadas a la inteligencia artificial marcará la diferencia, pues hacia allá cada vez más irá la demanda de trabajo.
En su conferencia, el vicepresidente de asuntos corporativos de Samsung para América Latina, Mario Laffitte, también se refirió a todos esos avances que se han logrado en los últimos años en materia de electrodomésticos, ya que la inteligencia artificial hoy permite que una lavadora baje su consumo de agua y energía, que las neveras avisen cuándo un producto está próximo a vencer o recomiende una receta con base en los ingredientes que hay en la misma.
Pero la inteligencia artificial generativa también permite que un teléfono pueda realizar una traducción simultánea (incluso si no está conectado a internet), que convierta un audio a texto, que haga el resumen de unas notas o que simplemente, dibujando un círculo a su alrededor, podamos tener cualquier tipo de información de los objetos que aparezcan en nuestras pantallas.
“Cuando desarrollamos una tecnología pensamos que siempre la persona debe estar en el centro”, comenta Laffitte.
Sin embargo, todo esto también plantea una serie de desafíos que se deben abordar. Hace poco denunciamos en El Espectador, por ejemplo, cómo los ciberdelincuentes están empleando la inteligencia artificial para suplantar la identidad de famosos, para enredar a la gente con supuestos planes de inversión y cometer estafas.
Está todo el tema de la información imprecisa o falsa que puedan producir estas tecnologías, así como los grises legales en materia de autoría, pues aún no se ha resuelto de forma clara la pregunta de a quién corresponden los créditos de algo (un libro, una canción, una ilustración) que produzca una inteligencia artificial. Es por esto que la regulación continúa siendo un aspecto importante para mitigar los eventuales riesgos asociados a esta tecnología, guardando un equilibrio, pues un exceso de leyes también podría asfixiar la innovación y el desarrollo.
En suma, la inteligencia artificial desde hace años es una realidad y la gran pregunta es cómo garantizar que su acceso pueda ser para todos, que el desarrollo que propone esté al alcance de todos y, claro, que la protección ante sus eventuales riesgos también cobije a todos.
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Uno de los principales potenciales que tiene la inteligencia artificial, especialmente la generativa que es la que ha estado en boca de todos en los últimos años, es su democratización. Prácticamente cualquier persona con un smartphone en su bolsillo tiene la posibilidad de acceder a todos los beneficios que ofrece.
Mediciones de la firma Statista explican que, por ejemplo, mientras que a Netflix le tomó 3,5 años alcanzar su primer millón de usuarios, y a Facebook diez meses, Chat GPT lo logró en tan solo cinco días. La explicación detrás de este boom es que se cumple el sueño de tener en la palma de la mano un asistente que nos ayuda en las diversas tareas del día a día. Una realidad que, a su vez, abre un enorme abanico de posibilidades.
La anterior hace parte de las reflexiones que dejó el Foro de Inteligencia Artificial Para Todos, desarrollado por Foros El Espectador, Caracol Televisión y Samsung. Allí diversos expertos hablaron de la relevancia que tiene el que la sociedad en general pueda apropiarse de estas nuevas tecnologías.
Para esto, según lo explicado por el director de Google en Colombia, Centroamérica y el Caribe, Giovanni Stella, es importante que el Gobierno, la academia, el sector privado y la sociedad civil puedan trabajar de forma conjunta para elaborar estos desarrollos. Es decir, una tecnología que no solo esté al alcance de todos, sino de la que todos también puedan participar.
Tal es la penetración y el potencial que representa la inteligencia artificial, que incluso el Gobierno de Colombia la define como “la tecnología emergente más revolucionaria de la humanidad”. Así lo defendió el ministro de las TIC Mauricio Lizcano, al mencionar que a diferencia de otros desarrollos tecnológicos, este verdaderamente tiene el potencial de cambiar la estructura de la sociedad, ya que la máquina no solamente estará trabajando juntamente con el hombre en los procesos productivos, sino también creativos.
Expertos como el director de asuntos corporativos de Microsoft en Sudamérica, Andrés Rengifo, así como el decano de la facultad de Ingeniería de la Universidad Ean, Jeffrey León, se refirieron a la importancia que tiene el que las personas inviertan tiempo en estudiar estas nuevas tecnologías, así como en buscar formas de aplicarlas en sus entornos laborales.
Esto es relevante, pues la IA también está planteando un desafío en el mercado laboral. De hecho, recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó un reporte con una serie de recomendaciones para que los gobiernos implementen estrategias que mitiguen los riesgos que tiene esta tecnología en el mercado laboral, mediante la implementación de planes de reconversión, así como subsidios de desempleo. En suma, lo que plantea el panorama en el corto y mediano plazo es que adquirir conocimientos y habilidades relacionadas a la inteligencia artificial marcará la diferencia, pues hacia allá cada vez más irá la demanda de trabajo.
En su conferencia, el vicepresidente de asuntos corporativos de Samsung para América Latina, Mario Laffitte, también se refirió a todos esos avances que se han logrado en los últimos años en materia de electrodomésticos, ya que la inteligencia artificial hoy permite que una lavadora baje su consumo de agua y energía, que las neveras avisen cuándo un producto está próximo a vencer o recomiende una receta con base en los ingredientes que hay en la misma.
Pero la inteligencia artificial generativa también permite que un teléfono pueda realizar una traducción simultánea (incluso si no está conectado a internet), que convierta un audio a texto, que haga el resumen de unas notas o que simplemente, dibujando un círculo a su alrededor, podamos tener cualquier tipo de información de los objetos que aparezcan en nuestras pantallas.
“Cuando desarrollamos una tecnología pensamos que siempre la persona debe estar en el centro”, comenta Laffitte.
Sin embargo, todo esto también plantea una serie de desafíos que se deben abordar. Hace poco denunciamos en El Espectador, por ejemplo, cómo los ciberdelincuentes están empleando la inteligencia artificial para suplantar la identidad de famosos, para enredar a la gente con supuestos planes de inversión y cometer estafas.
Está todo el tema de la información imprecisa o falsa que puedan producir estas tecnologías, así como los grises legales en materia de autoría, pues aún no se ha resuelto de forma clara la pregunta de a quién corresponden los créditos de algo (un libro, una canción, una ilustración) que produzca una inteligencia artificial. Es por esto que la regulación continúa siendo un aspecto importante para mitigar los eventuales riesgos asociados a esta tecnología, guardando un equilibrio, pues un exceso de leyes también podría asfixiar la innovación y el desarrollo.
En suma, la inteligencia artificial desde hace años es una realidad y la gran pregunta es cómo garantizar que su acceso pueda ser para todos, que el desarrollo que propone esté al alcance de todos y, claro, que la protección ante sus eventuales riesgos también cobije a todos.
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