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Un minuto y 40 segundos se demora el robot chef, creado por la compañía Aisei, en preparar unos espaguetis. Y si el restaurante está muy lleno, en un solo día podría además servir 80 platos. No es la primera vez que los japoneses sorprenden con sus fascinantes creaciones en el mundo de la robótica. Perros, recepcionistas, profesores, músicos y cirujanos de cables y acero irrumpen en las noticias y redes sociales a cada rato para demostrar que la inteligencia artificial hace tiempo dejó de ser ciencia ficción.
Y áreas como la logística no son la excepción. Cada vez es mayor el número de empresas que recurren a las llamadas tecnologías emergentes como herramientas para optimizar los procesos, disminuir el desperdicio de materias primas y reducir costos. Amazon ha sido una de las compañías que con mayor determinación le ha apostado a la robótica.
Desde hace unos años, el gigante de las ventas por internet realiza sus operaciones con robots. Son cientos de máquinas que se desplazan por los almacenes movilizando cajas y estantes que pueden pesar hasta 340 kilos. Las plantas más modernas son las de Seattle y California, en donde se utilizan softwares y robots de última generación.
En un día de mucho trabajo máquinas como Kiva, que pesan 145 kilos, pueden mover hasta 700 mil productos. Sus creadores, sin embargo, aseguran que están programadas para cargar hasta 1,5 millones si fuera necesario. Y como si todo este engranaje no resultara sorprendente, Amazon anunció el lanzamiento del innovador servicio Prime Air, para transportar paquetes de menos de 2,3 kilos con drones.
Aunque el uso comercial de estos vehículos aéreos no tripulados todavía está en discusión en Estados Unidos, en países como Australia, Japón y Reino Unido las empresas cinematográficas, de minas y energías están aprovechando sus bondades para agilizar las operaciones diarias.
Además de los drones y los robots diseñados para cargar, en la industria se han vuelto populares las máquinas con dos ejes, ideales para clasificar elementos; los brazos robóticos que, según la Revista de Logística, de Legis, gracias a su libertad de movimiento resultan perfectos para labores de soldadura, pintura, inspección, paletizado y ensamblado; y los robots de logística, programados para trasladar estanterías y cajones repletos de productos.
En Colombia la irrupción de estos desarrollos aún es incipiente. Algunas investigaciones de EY (antes Ernst & Young) evidencian que todavía reina el escepticismo por cuenta de los costos y el acceso a pesar de las enormes bondades no sólo en términos de ahorro de recursos e incremento de la eficiencia en las operaciones, sino en cuanto a la protección de los empleados, que pueden dejar de encargarse de labores peligrosas y del medio ambiente, debido a que los procesos de automatización contribuyen a reducir la huella de carbono, las emisiones de gases contaminantes y el volumen de desperdicios.
Adicionalmente, las máquinas pueden mantenerse funcionando los siete días de la semana, las 24 horas, y a un costo menor que el de pagarles a los empleados horas adicionales. Esto no necesariamente significa que por cuenta de los robots se sacrifiquen empleos humanos. Amazon, por ejemplo, ha dejado claro que aunque las máquinas les permiten ser más rápidos y eficientes, la mano de obra sigue siendo irreemplazable. De hecho, para la pasada temporada navideña tuvieron que contratar cerca de 80 mil trabajadores, un 14% más que en 2013.
Los hospitales también han descubierto las potencialidades de la robótica para agilizar labores logísticas como el transporte interno de suministros, comida, medicamentos, archivos y lencería. En clínicas como Doctor Negrín, en España, se han implementado con éxito vehículos guiados automáticamente que le han ahorrado al personal esfuerzo y tiempo, y mejorado la puntualidad y programación de los servicios.
Gracias a su versatilidad para adoptar todo tipo de formas y asumir distintas tareas, los robots han probado su utilidad para hacer más eficaces los procesos logísticos, transformando la manera de operar de las compañías y desafiando a las industrias que todavía no se atreven a comprobar sus beneficios.