Las redes sociales y su impacto en las relaciones de pareja
No hay duda que el internet y las redes sociales han traído cambios culturales en la forma de encontrar pareja y en la estabilidad emocional de las relaciones actuales.
Las ventajas o riesgos de las redes sociales dependen del uso adecuado que se les dé a estos recursos que, si no se manejan bien, en vez de acercar a las personas las pueden terminar alejando.
En el marco de la celebración del Día de San Valentín, Yully Alexandra Sánchez Parra, docente del programa de Psicología de la Fundación Universitaria del Areandina, seccional Pereira, realizó un análisis en el que revela el impacto que están generando algunas redes que, si bien facilitan la interacción y la comunicación entre las parejas, también pueden crear falsas expectativas, potenciar los celos y generar desconfianza.
De acuerdo a Sánchez, para que la tecnología se convierta en un aliado de las relaciones de pareja y no sea motivo de discusiones o de separación, es clave establecer los límites entre la privacidad y la libertad individual. Tarea difícil, pero no imposible.
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“Si bien estos recursos sirven para acercar a las personas cuando están lejos, en otras ciudades o países, permitiéndoles comunicarse en tiempo real, ya no solo por voz, sino también por video; lo cierto es que el uso indiscriminado y sin control de éstas se ha convertido en un riesgo para la estabilidad afectiva de las parejas”, señala.
Afirmaciones como: “no me suelo fijar en las redes sociales de mi pareja, pero cuando entras en modo sospecha ayuda a saber qué está pasando”. “Las redes sociales no son importantes, pero no puedo evitar darles importancia”. “Me parece tremendamente inmaduro estar pendiente del Instagram de otra persona, pero si es tu pareja mejor vale conocer a qué fotos les están dando like y si comparte imágenes solo (a) o conmigo”, están generando cada día más conflictos entre las parejas, causando además inseguridades y celos, todo por culpa, según los implicados, de Instagram, Facebook o Tictoc. Pero, ¿qué dicen las cifras?
Según un informe de la agencia We are social y de la plataforma Hootsuite, nueve de cada diez colombianos, con edades entre los 18 y 50 años, son usuarios activos de redes sociales y pasan en promedio dos horas revisando Instagram, WhatsApp y Facebook, entre otros. Estos indicadores explican la razón por la cual la tecnología, si no se maneja adecuadamente, puede convertirse en un intruso que lo único que reforzará son relaciones tóxicas.
En otras palabras, según explica Sánchez, si bien hoy poner una foto de perfil con la pareja en una red social o indicar que se tiene una relación se asocia con mayor felicidad y satisfacción; estas herramientas mal manejadas, pueden generar celos y miedo a la infidelidad. “Un Me gusta dado a una determinada foto puede ser una supuesta o aparente evidencia de atracción hacia otras personas, pero también puede ser el resultado de un gesto de admiración que no tiene un doble sentido”.
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La experta igualmente enfatiza en la importancia del contacto físico y en bajarle un poco o mucho a la comunicación por mensajes de chat que, según ella, con el paso del tiempo, vienen reemplazando las miradas, los besos y las caricias por emoticones y GIFs animados.
La importancia de aprender a poner límites
Es importante dejar claros cuáles son los límites que separan lo que se comparte en pareja con la privacidad y la libertad individual. Todo esto suele redundar positivamente en la confianza mutua y en el establecimiento de conductas adaptativas.
Si bien, no hay razón para no tener a la pareja en redes, tampoco se trata de cerrarlas o dejar de publicar apenas se inicie una relación emocional. Con responsabilidad y sobre todo respeto se pueden interactuar en ellas sin mayor problema, pues no se trata de estigmatizar su uso.
En conclusión, es importante anotar que la tecnología tiene el poder de iniciar, construir y mantener una relación, pero también el de dañarla. Depende del uso que le demos a esa herramienta. Y aquí, parafraseando al escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, quizás vale la pena recordar que “lo esencial es invisible a las redes sociales”.
Las ventajas o riesgos de las redes sociales dependen del uso adecuado que se les dé a estos recursos que, si no se manejan bien, en vez de acercar a las personas las pueden terminar alejando.
En el marco de la celebración del Día de San Valentín, Yully Alexandra Sánchez Parra, docente del programa de Psicología de la Fundación Universitaria del Areandina, seccional Pereira, realizó un análisis en el que revela el impacto que están generando algunas redes que, si bien facilitan la interacción y la comunicación entre las parejas, también pueden crear falsas expectativas, potenciar los celos y generar desconfianza.
De acuerdo a Sánchez, para que la tecnología se convierta en un aliado de las relaciones de pareja y no sea motivo de discusiones o de separación, es clave establecer los límites entre la privacidad y la libertad individual. Tarea difícil, pero no imposible.
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“Si bien estos recursos sirven para acercar a las personas cuando están lejos, en otras ciudades o países, permitiéndoles comunicarse en tiempo real, ya no solo por voz, sino también por video; lo cierto es que el uso indiscriminado y sin control de éstas se ha convertido en un riesgo para la estabilidad afectiva de las parejas”, señala.
Afirmaciones como: “no me suelo fijar en las redes sociales de mi pareja, pero cuando entras en modo sospecha ayuda a saber qué está pasando”. “Las redes sociales no son importantes, pero no puedo evitar darles importancia”. “Me parece tremendamente inmaduro estar pendiente del Instagram de otra persona, pero si es tu pareja mejor vale conocer a qué fotos les están dando like y si comparte imágenes solo (a) o conmigo”, están generando cada día más conflictos entre las parejas, causando además inseguridades y celos, todo por culpa, según los implicados, de Instagram, Facebook o Tictoc. Pero, ¿qué dicen las cifras?
Según un informe de la agencia We are social y de la plataforma Hootsuite, nueve de cada diez colombianos, con edades entre los 18 y 50 años, son usuarios activos de redes sociales y pasan en promedio dos horas revisando Instagram, WhatsApp y Facebook, entre otros. Estos indicadores explican la razón por la cual la tecnología, si no se maneja adecuadamente, puede convertirse en un intruso que lo único que reforzará son relaciones tóxicas.
En otras palabras, según explica Sánchez, si bien hoy poner una foto de perfil con la pareja en una red social o indicar que se tiene una relación se asocia con mayor felicidad y satisfacción; estas herramientas mal manejadas, pueden generar celos y miedo a la infidelidad. “Un Me gusta dado a una determinada foto puede ser una supuesta o aparente evidencia de atracción hacia otras personas, pero también puede ser el resultado de un gesto de admiración que no tiene un doble sentido”.
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La importancia de aprender a poner límites
Es importante dejar claros cuáles son los límites que separan lo que se comparte en pareja con la privacidad y la libertad individual. Todo esto suele redundar positivamente en la confianza mutua y en el establecimiento de conductas adaptativas.
Si bien, no hay razón para no tener a la pareja en redes, tampoco se trata de cerrarlas o dejar de publicar apenas se inicie una relación emocional. Con responsabilidad y sobre todo respeto se pueden interactuar en ellas sin mayor problema, pues no se trata de estigmatizar su uso.
En conclusión, es importante anotar que la tecnología tiene el poder de iniciar, construir y mantener una relación, pero también el de dañarla. Depende del uso que le demos a esa herramienta. Y aquí, parafraseando al escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, quizás vale la pena recordar que “lo esencial es invisible a las redes sociales”.