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Uber anunció este viernes que los servicios tomados a través de la plataforma en Colombia podrán ser pagados con efectivo a partir del 5 de agosto.
La empresa aclaró que el pago en efectivo es parte de un plan piloto en el cual sólo algunos usuarios en Colombia, seleccionados aleatoriamente, podrán acceder a esa posibilidad.
“Queremos analizar cómo responden los usuarios y los conductores a esta nueva posibilidad. La idea es darle más opciones de pago a la gente para que más personas puedan acceder al servicio”, dijo Adriana Garzón, portavoz de la compañía en Colombia.
En otras palabras, lo que Uber quiere, evidentemente, es expandir su base de usuarios más allá del umbral de la tarjeta de crédito, un producto al que accede menos del 30 % de los colombianos, según cifras de la misma empresa. Para 2013, por ejemplo, Asobancaria reportó que apenas 6,6 millones de ciudadanos poseían tarjetas de crédito.
La tarjeta de crédito es el requisito indispensable para acceder a la plataforma, al menos hasta ahora. Y este era un asunto que, en el lenguaje de la compañía, diferenciaba su servicio del resto de la oferta de transporte individual acá y en cualquier lado. El efectivo era casi un sinónimo de taxis, algo a lo que Uber no aspira, así compita en el mismo mercado y en algunas ocasiones bajo condiciones desiguales.
Pero Uber comenzó a cruzar este umbral en mayo del año pasado, cuando arrancó a probar los pagos en efectivo en la ciudad india de Hyderabad bajo la forma de un piloto muy similar al que comenzará a implementar en Colombia la próxima semana.
Esa ciudad presentaba condiciones ideales para analizar el nuevo método de pago, pues tiene un sistema robusto de usuarios y conductores asociados, así como una baja penetración de tarjetas de crédito, que en ese momento era de poco más de 2 %. Prontamente, el experimento se extendió a más lugares en India y a varios otros.
Hoy, el pago en efectivo es una funcionalidad de la aplicación que está disponible en más de 60 ciudades en 24 países de Asia, Europa, Oriente Medio, África y Latinoamérica (Chile, Perú, Brasil y México).
Al menos desde 2014, la compañía ha admitido públicamente que debe flexibilizar sus métodos de pago para seguir siendo una opción competitiva de cara a los usuarios y especialmente en mercados en los que las tasas de bancarización siguen estando lejos, aunque sea considerada ilegal en varios territorios, entre ellos Colombia.
Esta flexibilización también incluye la aceptación de tarjetas débito, otro método que podrá ser usado en Colombia, al menos para los usuarios que cuenten con este producto, pero en el Banco Falabella. Según Garzón, Uber está explorando la posibilidad de ampliar la lista de tarjetas débito que aceptará la plataforma.
La portavoz explicó que el programa piloto podría tomar un mes y, después de analizar los datos del experimento (que podría incluir a la mitad de los usuarios en Colombia), decidirán si los pagos en efectivo se quedan como una función permanente en el país. A juzgar por el resultado de la iniciativa en otros lugares, pareciera ser una posibilidad casi segura.
Como también lo puede ser esto: para ser usuario de Uber no sería necesario contar con una tarjeta de crédito. Así sucede ya en algunos de los lugares en donde se implementó por primera vez el pago con efectivo. Según Garzón, esto también podría suceder a futuro en Colombia, al menos hipotéticamente, y aclara que la tarjeta de crédito siempre seguirá siendo una opción de pago.
Todo esto puede tener profundas implicaciones en el enfrentamiento entre los taxis y Uber, dos servicios que compiten con cargas e imposiciones desiguales.
Hasta hoy, la condición de tener una tarjeta de crédito seguía separando hasta cierto punto ambos servicios, que competían en el mismo mercado, pero no necesariamente por los mismos usuarios. La eliminación de este requisito prácticamente termina de nivelar el campo de juego para los dos sectores y podría cerrar notablemente esa competencia.
Para Hugo Ospina, uno de los voceros de los taxistas, el anuncio de Uber es “un desafío abierto a la institucionalidad y lo rechazamos absolutamente. El gremio está indignado y desde el 5 de agosto los taxis con pico y placa vamos a manifestarnos contra esta violación de la ley ante el Ministerio de Transporte y el Ministerio TIC”.
Ospina también pidió sanciones en todo el país para los usuarios de Uber por “patrocinar un ilícito en Colombia”. En Barranquilla ya existen este tipo de castigos.
Los cambios propuestos por Uber ponen en aprietos al gremio de los taxistas, pero también tienen el potencial de afectar la nueva categoría de servicio de lujo que fue creada este año por el Ministerio de Transporte.
Más allá de las críticas que se le han hecho a la medida (que incluyen su aparente inhabilidad para solucionar el caos en los cupos de los taxis), el nuevo servicio de lujo está atado a la existencia de plataformas tecnológicas y al pago en tarjeta de crédito.
Y esto, de entrada, podría ponerlo en desventaja frente a su competidor más natural, que en este caso vendría siendo Uber.
De cara a los usuarios, el cambio propuesto por Uber pareciera igualar más los dos servicios, el de la plataforma y el de los taxis amarillos. “Qué torpeza la de Uber Colombia de empezar a aceptar efectivo. Al final parece que sí son taxis”, escribió un usuario de Twitter.
La comparación, que tuvo un eco amplio en redes sociales, no cae en gracia en ninguno de los dos sectores. Uber se sigue definiendo como una opción distinta de transporte, independientemente de los métodos de pago. Y los taxis continúan identificándose como la parte que tiene más desventajas en un sistema que, casi por diseño, pareciera privilegiar la desigualdad.